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Nadie puede decir a ciencia cierta de dónde pudo venir el árbol petrificado que el pasado año 2009 apareció en las laderas de la zona de Las Canteras en Sestao, tras un desprendimiento fortuito de la roca.
Tal vez llegara a las marismas de Galindo, procedente de la cercana cordillera de Sasiburu que corona el valle de Somorrostro, o cayera del rocoso mirador de Sestao; incluso pudo ser arrastrado por el germen de la ría del Nervión en una avenida que superó la muna del río Galindo depositándolo en los terrenos que luego derivarían en marismas. Sea como fuera, el árbol apareció en Sestao, y poco a poco la ciencia va arrojando luz sobre su más que posible origen vegetal y su pertenencia a un bosque del Cretácico de hace unos 120 millones de años.
Esta es al menos la tesis que mantiene Santiago R.A., un paleontólogo aficionado que ha recopilado más de 7.000 fósiles en todo el territorio histórico de Bizkaia, tras recibir los análisis a los que los laboratorios de la empresa Petronor han sometido a una muestra de varios gramos "rayados" de la piedra que apareció en una zona plagada de vestigios marinos fosilizados.
"Apenas han sido 4 gramos de ralladura de la zona central del fósil los que han permitido detectar cantidades significativas de minerales y compuestos químicos y orgánicos relacionados con los seres vivos y con la materia vegetal. Parámetros que nos permiten aventurar o al menos arrojar luz sobre el hecho de que estemos ante un árbol fósil del Cretácico", apunta Santi quien, no obstante, se muestra cauto a la hora otorgar el calificativo de "árbol" a su descubrimiento, ya que todavía no cuenta con los resultados de los análisis microscópicos del fósil que se enviaron a un laboratorio de Madrid. "A falta de estos análisis que nos den a conocer las texturas del fósil, aún hay que ser cautos. Aunque todo me hace pensar de que estamos ante un árbol petrificado", explica.
No en vano, el análisis de los laboratorios de Petronor hablan de un importante resto de carbono en la muestra que fue triturada y pulverizada para su tratamiento, así como de restos de sílice, hidrógeno y nitrógeno "presentes en troncos de árboles fosilizados ya reconocidos", añade Santi, quien destaca que "si la sonda Oportunity hubiera encontrado carbono en Marte sería la leche, ya que el carbono es el elemento químico que se encuentra en todos los seres vivos".
Junto al carbono, la muestra analizada presenta trazas importantes de presencia de sílice "que forma parte del proceso de fosilización del carbón hasta su transformación en cuarzo, casi mármol como se da en otros árboles petrificados".
en casa Una vez que encontró el árbol, Santi se puso en contacto con diferentes especialistas e instituciones que "desgraciadamente" no han sabido ver el potencial que tiene este hallazgo, con un gran potencial como elemento tractor para una actividad museística dedicada al pasado remoto de Bizkaia. Así que decidió rescatar el fósil y llevarlo a su propio domicilio donde reposa envuelto en plástico para evitar su deterioro. "Yo no puedo hacer más", reseña este hostelero de profesión y paleontólogo vocacional que reconoce que él no tiene una colección de fósiles, sino un "registro paleontológico" para el día de mañana, "para que se pueda conocer mejor como era la Bizkaia cretácica, la que ocupa el 80% del territorio".
Una zona que en aquella época contaba con mares tropicales no muy profundos en uno de cuyos fondos quedó enterrado el singular árbol de Las Canteras, hallado por casualidad por este joven enamorado de los restos fósiles de corales, crustáceos, moluscos y peces que ha ido recogiendo por todo el territorio.
"Yo estoy atento a cualquier obra de infraestructura pública que suponga remover no tanto la primera capa del terreno, donde aparecen los huesos o los restos de actividad humana, sino más profundo, donde se encuentran los fósiles", reseña Santi quien, como los seteros, esconde siempre que puede el lugar de sus hallazgos más interesantes en la geografía vizcaina. "Las setas pueden tardar pero vuelven a salir, pero un fósil si lo arrancas de la tierra ya no hay posibilidad de recuperarlo", sostiene.
Su búsqueda le ha llevado a colarse en grandes tajos como la Supersur, la obra de la feria de muestras de Barakaldo, los túneles de Artxanda o más recientemente en las obras de derribo de la antigua feria de muestras donde se está construyendo el nuevo San Mamés Berria.
"Hay auténticos diamantes en bruto bajo nuestro pies, incluso con especies que puede que aún no estén ni catalogadas y que sin duda podrán cumplir un gran papel divulgativo sobre la historia de nuestra tierra" asegura Santi. De momento, este sestaoarra cuenta con dos canales para la difusión de sus descubrimientos. El canal Paleosan de YouTube, con más de 700 vídeos y la web www.sestaoregistrofosil.com.