Era otoño de 1936, un tiempo sangriento. Eran los primeros días de una guerra cruenta y nada hacía pensar que, como en la vieja iconografía, pudiese florecer una rosa en el cuenco de un casco de batalla. Y, sin embargo, así fue. El 1 de diciembre de 1936 vio la luz la Universidad Vasca/Euzko Irakastola Nagusia, fruto de la pugna de un puñado de idealistas que veían la necesidad de crear una "universidad para el pueblo", tal y como aseguró ayer Iñaki Goirizelaia, rector de la UPV/EHU, en los actos conmemorativos del 75 aniversario de la primera universidad pública vasca.
Una exposición itinerante, titulada Heredamos un sueño-Universidad Vasca/Euzko Irakastola Nagusia, y un ciclo de conferencias escoltan al acto solemne con el que ayer se conmemoró aquella fecha en el Bizkaia Aretoa de Abandoibarra. Fue un sueño corto que solo germinó tras la aprobación del Estatuto de Autonomía en el otoño de 1936 y que gozó de una vida intensa pero breve. Las bombas acallaron sus voces. Ayer sonaron las de sus herederos. Las escucharon los diputados generales de Bizkaia, José Luis Bilbao, y Araba, Javier de Andrés; la consejera Isabel Celaá (el lehendakari, Patxi López y el diputado general de Gipuzkoa, Martín Garitano declinaron la invitación, váyase a saber por qué...); Carmelo Garitaonandia, Pruden García, en nombre de Euskaltzaindia; anteriores rectores de la UPV/EHU, que solo pudo renacer a partir de 1980, como Pello Salaburu y Juan Ignacio Pérez, Agustín Martínez Ibargüen, Enrique Amezua, Maite del Hierro, Josu Rekalde; el director general de Tecnalia, Joseba Jauregizar, Juan María Otaegui, Pedro Miguel Etxenike, Zuriñe Gainza y un sinfín de agentes sociales que han escrito la historia de este pueblo.
A la cita también acudieron Ibon Areso, Antonio Basagoiti, Beatriz Marcos, Cristina Ruiz; diputados como Josune Ariztondo, Juan Mari Aburto, Imanol Pradales o Irene Pardo entre otros; Iñigo Iturrate, Belén Greaves, Carmen Muñoz, José Luis de la Granja, el artista Ángel Garraza, Iñaki Anasagasti, Iosu Bergara, Javier Andrés en nombre de DEIA, Miren Azkarate, Tontxu Campos, Julen Zubia, Jesús Mari Makazaga y una legión de gente que, de uno u otro modo, rozan con las yemas de los dedos de su trabajo (y de su corazón, en muchos casos...) el euskera.
Habló, ya dije, Iñaki Goirizelaia. Y dijo aquello de que "hoy somos una universidad pública, plurilingüe, donde el euskera ha alcanzado todos los niveles, una universidad para todos y todas, que trabaja desde la responsabilidad social, investigando con presencia internacional". Y en aquellas palabras se vio, ¡por fin!, el sueño del 36 hecho carne. Tarde, muy tarde, para aquel puñado de pioneros.