Bilbao. Una joven de 31 años falleció a primera hora de la noche de ayer como consecuencia del impacto que le produjo un cascote desprendido de una cornisa del edificio número 56 de la calle Gran Vía de Bilbao. Al parecer, la mujer salía de la farmacia que se encuentra junto al portal del inmueble cuando recibió el golpe mortal. Algunos empleados de los establecimientos comerciales y hosteleros de la calle donde se produjo el trágico suceso pensaron en un primer momento que se trataba de un suicidio.
"No hemos visto ni hemos oído ningún ruido extraño", comentaba minutos después del accidente, todavía consternado, uno de los camareros de la Cafetería Toledo, ubicado en el mismo edificio y a escasos metros de donde yacía el cuerpo de la joven. "Hemos salido del bar cuando hemos visto que habían llegado los bomberos y la Policía, pero ya no había nada que hacer", comentaba emocionado. Y concluía: "Eso es el destino, que te mueras porque te cae un cascote en la cabeza". En parecidos términos se expresaba la empleada del Restaurante Fresc Co, situado justo enfrente del número 56. "Qué mala suerte", se lamentaba la joven camarera. "Yo estaba preparando unas cosas; serían sobre las nueve menos cuarto cuando me han deslumbrado las luces de la Policía, a continuación he mirado y he visto un cuerpo tendido. Lo primero que he pensado es que era un suicidio porque he visto un cuerpo y sangre alrededor, pero cuando me han dicho que se había caído un trozo de cornisa no me lo podía creer".
edificio Tampoco se lo podían creer los pocos curiosos que se detenían, en una fría noche, frente al edificio y se enteraban de lo sucedido. "Que raro que pase eso en ese edificio porque no parece viejo", comentaba un viandante mientras los bomberos continuaban con la inspección completa del inmueble.
Algunas fuentes apuntan a que el cascote que provocó la muerte de la joven se desprendió del quinto piso, aunque muchas de las personas que se detenían a ver lo que sucedía pensaban que el cascote se había desprendido de una cornisa de un balcón del último piso. El edificio, aparentemente en buen estado, tiene entrada tanto por la Gran Vía como por el parque de Doña Casilda. En los bajos se encuentran la farmacia de donde salió supuestamente la joven, la cafetería Toledo y una tienda de moda.
El cuerpo de la joven permaneció tapado durante algo más de una hora hasta que se produjo el levantamiento del cadáver. Posteriormente fue trasladado al Servicio de Patología Forense donde se realizará la autopsia para conocer las causas de su muerte. Al lugar de los hechos, que permaneció acordonada, acudieron miembros de la Er-tzaintza, Policía Municipal y bomberos tras recibir la llamada de un testigo. Los bomberos permanecieron hasta pasadas las diez y media de la noche reconociendo meticulosamente la fachada del edificio para ver si podía haber alguna otra cornisa en peligro de desprendimiento. El Ayuntamiento realizará hoy por la mañana un estudio in situ más exhaustivo del estado del inmueble, "por si hubiera que tomar algún tipo de medida".
Mismo accidente Desgraciadamente, ésta no es la primera muerte que se produce en la capital vizcaina por el desprendimiento de un cascote. El 26 de enero de 1999, un suceso de característica similares se produjo en Bilbao cuando un peatón falleció al caerle sobre la cabeza uno de los ornamentos de piedra de la fachada del edificio de la Delegación de Hacienda, ubicado en la Plaza de Moyúa. Un operario se sujetó a dicho ornamento, cayendo el trabajador y la cornisa y golpeando mortalmente al viandante.