Eran los felices años de patio de colegio, días en los que el fútbol reinaba en los corazones de miles de niños. Allí estaba él, con fama de hombre severo, con el marchamo de los técnicos que hacen imponer su ley. Su dominio era el baloncesto, deporte para el que gastaba ojo de lince. Era capaz de ver cualidades para el deporte de la canasta, más allá de la la estatura -¡coño, ésa era evidente!-; era capaz de sobrevolar el nido de las ágilas y ver, en los gigantes, el alma de baloncestista.

Les hablo, hay que decirlo ya, de Michel Ureta, un manodehierro que ha dedicado su vida a entrenar a jóvenes promesas del baloncesto. Entre los centímetros que les dio la genética y las corazonadas de este hombre, Juanma López Iturriaga, Juanan Morales, Kike Hermosilla y Edu Pascual hicieron del baloncesto una forma de vida y tocaron el techo de la ACB. Ellos son, sólo, la cumbre del iceberg. Bajo el agua, una legión de jugadores del Loyola Indautxu le recuerdan con afecto.

Tal es así que pese a la leyenda que le atribuye el uso del látigo en los entrenamientos -no hay quorum: los más veteranos no lo recuerdan, los más jóvenes sí...-, acaban de rendirle un homenaje cálido, que es la temperatura que mide la talla de los grandes hombres.

Se escenificó ayer, en el salón de actos del Colegio de los Jesuitas de Indautxu, con una caricatura recordándole en faena y el propio Juanma López Iturriaga ejerciendo de maestro de ceremonias mientras las pantallas proyectaban su vida deportiva en imágenes. Michel no lloró porque los hombres rudos no lloran pero la emoción podía leerse en su rostro.

A la cita acudieron, además de los citados, Juanón Martínez Ordorika, quien asegura que aún mantiene la costumbre de jugar un par de días por semana, el viejo cronista, Rafa Bacigalupe, Patxo Navea, Juan Carlos Grijelmo, José Solar, Ángel Alonso, Juan Garteiz, Tato Andia, Iñaki Ullibarri, Patxi Zabala, Rafa Matínez, los hermanos Juan y Tomás Torres, Jon Saracho, Javier Telleria, Quico Lakabeg y Javier Lakabeg, Adolfo Ron, Borja Puyol, Alex Simó; el presidente de Bizkaia Bilbao Basket, Xabier Jon Davalillo, Jon Ortega, Jon Etchebarry, Gorka Reino, Piru Azua, Óscar Sevillanos, Víctor Alonso, Gorka Montero y un buen número de hombres (lo de las mujeres, en el Colegio, vino después...) que primero fueron jugadores a sus órdenes y más tarde amigos. A Michel, el hombre que luchó contra el imperio del fútbol y venció, no se le borró la sonrisa a lo largo de toda la tarde. Eran sus hijos.