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Mensaje en el fondo de la botella

Mensaje en el fondo de la botellafoto: david de haro

No tenemos otro mundo al que ir, así que hemos de resistir el sangriento y devastador baile de San Vito que ha sumergido Haití en el horror absoluto, llevándose de aquellas tierras el kompa, el mal llamado a veces merengue haitiano. Ningún lugar en la vida es más triste que una cama vacía y a medio hacer: ése es el aspecto que presenta hoy este pueblo caribe, atormentado por los temblores de la tierra y por las más bajas miserias de la condición humana, que siempre florecen al calor de las catástrofes. Saqueadores, violadores y traficantes de niños convierten Haití, después del duro castigo de la madre Naturaleza, en un campo minado. Habrá que decir que Haití ya era el infierno en la tierra antes de que ésta abriese sus entrañas para mayor tormento de sus habitantes. No por nada, podía considerarse el único país caribe sin paraíso: sólo miseria y un hambre feroz. Tanta, que en algunas crónicas no muy lejanas en el tiempo se referían casos de canibalismo. Era el dolor concentrándose en la herida...

¿Hay esperanza que consuele tanto dolor...? Quiero pensar que sí. Y conmigo la gente de Café Garo, con Gorka Garai al frente, e Intermón Oxfam. Ayer decidieron descorchar miles de botellas para llenarlas de mensajes de aliento y, vamos a decirlo ya, de dinero, una materia prima universal. Quiere decirse que todo lo recaudado desde las ocho de la tarde hasta la madrugada fue destinado a taponar la herida. Cervezas, gintonics y cubalibres intercambiables por pan, agua y leche. Se sumaron a esa caravana gente dispuesta, desde Xabier Lapitz a Asier Barrieta, pasando por la modelo Aida Agirre, Go-tzon Lobera, la concejal Beatriz Marcos, Endika Uriarte, Javier Epalza, Elena Cantero, Merea Maleta, Aitziber Díez, Laura Fernández, Iñaki Dobaran, Nagore Sacristán, Aitziber Barrios, Jon Ander Madariaga, Jon Uria, Maite Garmendia, Cristina Zelaieta, Mikel Mancisidor, Verónica Sánchez, Juan Carlos Ugalde, Ane Idigoras, Salva Martínez, Iñaki Elorriaga, Begoña Bilbao y un incesante torrente de parroquianos que quisieron cruzar el océano para arrimar el hombro.

La escena recordaba al legendario funeral irlandés: la gente bebía para llorar. No se puede uno ir a la cama con tanto pesar al hombro: es preciso un desahogo. Lo encontraron José Luis Zorrilla, Natxo Aranguren, Ixai Bengoa, Julen Begiristain, Nekane Odriozola, Estibaliz Muñoz, Marisa Uribe, Nuria Sarabia, Nekane Gordillo, Ander Bibanko y así todo un goteo de gente que no cesó de llegar al local para apagar su pena y enviar un abrazo sólido a un pueblo que por no tener no tiene ni fuerzas para llorar.