Voces negras en homenaje al rey
Aquel día en que una dosis errónea de medicamentos paró el corazón de Michael Jackson, el hombre que mejor lo movió en el último medio siglo, los zapatos de baile de medio mundo se detuvieron al compás. Un océano de lagrimas bañó su dolorosa y súbita despedida en todos los confines de la tierra, los mismos que había conquistado con un juego de piernas superior al de Mohamed Alí y un sentido del ritmo semejante al de Fred Astaire.
¿Puede olvidarse a alguien así...? La historia nos recuerda una y otra vez que no. Los muertos célebres son recordados de una u otra manera a lo largo y ancho de los años. Ayer, sin ir más lejos, Bilbao, una ciudad a la que no le unía vínculo alguno más allá de una legión de partidarios, fue escenario de un curioso recuerdo: una suerte de concierto-réquiem en tributo al rey del pop. El espectáculo tuvo lugar en el Palacio Euskalduna, donde Jon Ortuzar mide cada paso dado. Trajo consigo los grandes éxitos de la música negra, desde las canciones de Steve Wonder hasta la música de Diana Ross & The Supremes, pasando por Marvin Gaye, The Temptations, Four Tops, Lionel Richie o J. R. Walker. Todo un recreo para los sentidos...
La Motown es una discográfica estadounidense especializada en música negra que recogió lo mejor del momento y aunó a artistas como los ya citados o The Jackson Five. Creada en 1959 en Detroit, fue inicialmente conocida como Motor City, la ciudad del motor. De ahí se extrajo el nombre -Mot- (motor) y -town (ciudad)...- y desde sus inicios ha representado un papel fundamental en la difusión de la música popular en Estados Unidos, por lo que su repercusión es aún vigente en los estilos actuales.
Cuentan las crónicas que los sesenta fue su época dorada, en la que consolidó su propio sonido "Motown Sound" que la diferenciaría del resto y le proporcionaría un sello de identidad único. El sonido urbano y de color de Detroit sigue hoy, cincuenta años después de la creación del sello discográfico que lo engrandeció, más vivo que nunca, así que su presencia entre nosotros atrajo a los amantes de soul y a los nostálgicos.
No fue una cita al uso, uno de esos conciertos que arrastran tras de sí autoridades y compromisos. Al fin y al cabo, ¿qué se le debía a Michael o a la casa que lo descubrió...? Apenas un buen puñado de ratos inolvidables. Quizás por eso, desde Juan Carlos de Miguel hasta Iñaki Martín, pasando por Gorka Angulo, Bidatz Askasibar, Aitor Sánchez, Iñaki Carera, Nuria Cepeda o Luis Estrada entre otros, todos los asistentes al concierto lo hicieron de corazón. Tampoco faltaron a esta cita con el trepidante universo del ritmo Javier Alonso, Estelle Viard, Felipe Hernández, Ana Gil, Óscar Barkala, Marta Casas, María Bañales, Jokin Murua, Aitor Andrade, Mikel Orbegozo, Joseba Marín, Gonzalo Garamendi, Roberto Fidalgo, Mari Carmen Estébanez,Jorge Zamora y su hija Leyre, Iñaki Estonba, Agustín Moyano, Begoña Correa, Kike Ortega, entrado ya en años y nostálgico perdido al recordar sus viajes al viejo Detroit de los setenta, Eukene Baz, Jon Ander Peña, María Alonso, Pelaio Idigoras, Jennifer Salgado, Aimar Landeta, Nuria Fuente o la troupe formada por Nieves, Iñigo, Beatriz, Ana y María Sobradillo.
Arriba y abajo, el meneo de las cabezas sobre el patio de butacas recordaba los vaivenes de las caderas que comenzaron a cimbrearse quien sabe si no en los algodonales del sur. Son testigos de lo que cuento Miguel Trullás, Izaskun Grijalbo, Ander Makazaga, Aitor Santamaría, la directora de comunicación de la Diputación Foral de Álava, Cristina Ortiz de Latierro, Mónica Kortajarena e Idoia Cuadrado, quienes guardaron luto un día tras la muerte de Michael como homenaje al rey, Carlos Villaverde, Miren Murgoitio, Isabel Urretxe, Inmaculada Cortázar, Esther Ardanza, Eduardo Salcedo, María Isabel Urretxe, Jon Armendia, María Jesús Úrculo, Ignacio Urzelai, Ana Salbatierra o Rosa Castaños entre otros, gente, toda ella, a la que un día se les inoculó (a través de la radio o mediante la aguja que surcaba las hendiduras de los discos de vinilo; merced al moderno Mp3 o gracias a un Cd grabado por el arte de la piratería...) el veneno de la música negra. Y eso, amigos, no tiene otra solución que escuchar y bailar, escuchar y bailar...
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