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Los okupas "okupados"

La Policía Municipal de Arrigorriaga ha desalojado esta semana el edificio de la calle Aixarte que permanecía ocupado. Hasta tres grupos de jóvenes se han ido sucediendo como inquilinos del bloque.

ALARMAS, ventanas y puertas tapiadas y hasta personal de seguridad tratan de evitar desde esta semana que el edificio de la calle Aixarte en Arrigorriaga vuelva a ser ocupado tras su desalojo el pasado lunes por parte de la Policía Municipal. Ese día, la Guardia Urbana recibió la orden de expulsar de este bloque de viviendas a las personas que se encontraban viviendo en él de forma ilegal desde hace casi dos años.

Cuando los agentes entraron, descubrieron lo que la familia propietaria del inmueble ya se temía de antemano: que los destrozos y la suciedad campaban a sus anchas por este edificio antes deshabitado. "La casa está para tirar, indecente y destrozada", asegura Helena, la dueña del edificio.

Afectada, contesta a DEIA que ni siquiera le apetece hablar del asunto. No es para menos. Lleva dos años tratando entre juzgados de recuperar su edificio.

Ahora lo ha conseguido pero lo que le han devuelto no se parece mucho a lo que ella tenía. Tanto los vecinos de la zona como la Policía Municipal coinciden en que de la casa han salido heces de perro y mucha basura. "Parece que tenían el síndrome de Diógenes", explican los que han podido entrar a un inmueble que ahora permanece tapiado a la espera de que sus propietarios decidan qué hacer con él.

De los protagonistas de esta historia, las personas que vivían en su interior, nada se sabe ya. "Se fueron y no han vuelto por aquí", afirman los comerciantes de la zona, que tampoco conocían mucho de estos inesperados habitantes. Y es que, desde que la casa fuera ocupada, en ella han residido diferentes grupos.

En un principio, fueron varios jóvenes del municipio los que se alojaron en la vivienda. Salvo algunos enseres propios de la casa que utilizaron, al parecer, estos chavales respetaron el edificio al que entraron a vivir.

De hecho, durante los primeros meses sólo se apropiaron de la primera planta de este edificio, a pesar de que está compuesto por tres pisos y un bajo.

El problema llegó más adelante cuando estos jóvenes fueron desplazados por "profesionales" llegados algunos desde Madrid y Barcelona, según la Guardia Urbana.

Con la llegada de más habitantes, fueron ocupándose el resto de plantas del edificio haciendo que los primeros en adueñarse del inmueble fueron abandonando las viviendas.

"Creemos incluso que el segundo grupo de okupas tampoco aguantó la llegada de un tercero...", confiesa Emiliano Blázquez, jefe de la Policía Municipal de Arrigorriaga.

El martes, cuando fueron desalojados, la Policía Municipal fichó a una decena de personas.

No obstante, resulta muy difícil contabilizar cuántos habitantes han pasado por esta vivienda desde que fuera ocupada. "Contamos una decena de personas pero igual había más que no se encontraban en casa en esos momentos", aclara Emiliano Blázquez.

Los vecinos, sin problemas "Entran, salen, traen amigos... A veces cuentas quince y otras cinco", explican los vecinos para quienes la convivencia con ellos no ha sido muy difícil. "Algún día sí que ha habido juerga hasta altas horas, también hemos escuchados ladridos, pero problemas graves no nos han causado", explican.

Lo que sí han denunciado en repetidas ocasiones ha sido la utilización ilegal de la electricidad por parte de los habitantes de esta vivienda. "Cogían la luz de la red eléctrica de la comunidad. Menos mal que no ha pasado nada porque podíamos haber sufrido alguna desgracia", explican comerciantes de la zona.

Por lo demás, la situación que se ha vivido en el municipio hasta esta semana era de lo más pintoresca. "Lavaban sus cosas en las fuentes de los parques. Iban y venían con sus ropas coloridas, sus instrumentos y sus animales, pero no se metían con nadie", señalan los residentes de la zona poco habituados a estas situaciones.

No en vano, esta es la primera vez que ocurre un suceso de este tipo en Arrigorriaga. "Hace años una cuadrilla de chavales del pueblo ocupó el cuartel de la Guardia Civil pero se marcharon después de hablar con ellos y la casa fue tapiada", recuerda el jefe de la Policía Municipal. Desde entonces, los vecinos no se habían visto en otra igual hasta la llegada de los nuevos residentes de la calle Aixarte.