Kateryna Kaminksa llegó en 2014 a Bilbao huyendo de la guerra de Ucrania. Graduada en Economía y Filosofía, estuvo repartiendo currículums por la capital vizcaina y, al no conseguir trabajo, se vio obligada a emprender para sobrevivir. Fue entonces cuando montó Katusha Ramos y Fantasías, un negocio de ramos comestibles donde casi cualquier alimento tiene cabida. Recientemente y con el objetivo de hacer de los eventos un espacio más sostenible, Keteryna ha creado un photocall hecho a base de frutas y verduras naturales que las personas asistentes pueden llevarse a casa.

"Voy a muchos eventos y he observado que la cartelería se utiliza únicamente para un día. Para reciclar esto hace falta llevar a cabo procesos que contaminan mucho, entonces se me ocurrió crear algo que fuese sostenible y responsable con el medio ambiente", explica Kateryna. El photocall comestible esta compuesto por una pared de dos por dos metros y una estructura de acero inoxidable en la que se pueden colocar los alimentos sin riesgo de que estos se contaminen. Para hacerlos más vistosos los cubren con una capa de aceite de oliva que, además de embellecerlos, actúa como protección por sus propiedades antibacterianas.

Una alternativa sostenible que, además, cumple una doble labor social. "Intentamos colaborar con productores de la zona para visibilizar su trabajo y que los productos sean de kilómetro cero. También empleamos a personas con discapacidad para el montaje del photocall", apunta esta emprendedora ucraniana. Más allá de la mera exposición de las frutas y verduras, las personas que asisten a los eventos pueden llevarse una a casa y al instante se reponen. "En vez de llevar merchandising como bolis o un abridor, tú te llevas una fruta y es más práctico. Yo soy de Ucrania y allí valoramos mucho las cosas prácticas. Cuando un país está en crisis, cuidas mejor las cosas como la comida", afirma.

Una iniciativa con la que Kateryna lleva trabajando dos años y que tiene mucho éxito. "La última vez que utilizamos el photocall fue en un evento al que acudieron familias ucranianas refugiadas que se llevaron a casa frutas y verduras. Después me mandaban mensajes diciéndome qué comidas habían hecho con esas frutas y verduras. Fue muy emocionante no solo desmontarlo en familia, con niños y conocer a gente, sino cocinar un plato también. Hay que compartir las cosas buenas", comenta.

Labor social y comunitaria

Kateryna Kaminska es graduada en Economía y Filosofía, pero el mundo de la alimentación no le era desconocido cuando decidió emprender en su legada a Bilbao. Ya lo había hecho antes con su madre en Ucrania, precisamente en el sector alimentario, y en la capital vizcaina reforzó su formación en este ámbito. "Aquí conocí la Asociación de Hosteleros de Bizkaia e hice un curso con la Escuela Superior de Hostelería Bilbao (ESHBI) . Además me encanta la cultura gastronómica que hay en Bilbao y en Bizkaia porque no es cultura, es religión. También hablo euskera gastronómico: txakoli, txuleta, txipirones...", cuenta entre risas.

Hace más de diez años que Kateryna es una bilbaina más, pero no olvida sus raíces. Además del negocio de ramos comestibles que regenta, su labor principal es la de coordinadora de empleo en la asociación Ukrania SOS en la que ayuda a refugiados ucranianos afincados en la capital vizcaina a buscar empleo. "En 2022 pusimos en marcha esta asociación para poder ayudar a la gente y desde entonces han pasado más de 4.000 personas por la oficina. Acompañamos a gente en la búsqueda de empleo y emprendimiento donde yo cuento mi experiencia emprendiendo en el País Vasco", apunta. "También ayudamos a dinamizar la comunidad y evitar que se creen ghettos", añade.

Kateryna Kaminska echa la vista atrás y sonríe al pensar en todo lo que ha conseguido. Desde sus negocios da oportunidades a quienes más las necesitan y aporta mucho valor a la sociedad, pero su cabeza no para. "Todos los días pienso en qué cosas nuevas puedo hacer".