Restauran la histórica locomotora ‘Izarra’ expuesta en Abando
La Asociación de Amigos del Ferrocarril de Bilbao solicita a Adif que sea reubicada en el vestíbulo de la nueva estación subterránea de alta velocidad
La Asociación de Amigos del Ferrocarril de Bilbao (AAFB) tiene previsto terminar en próximos días los últimos trabajos de repintado de la locomotora ‘Izarra’, una auténtica pieza de museo -data de 1863- que lleva décadas ‘aparcada’ en el exterior de la estación de Abando. Durante tres semanas, un equipo de voluntarios de esta agrupación se ha afanado en la aplicación de los correspondientes tratamientos, la imprimación y la protección con resinas de los efectos devastadores del óxido en las zonas más deterioradas.
El resultado se asemeja muy mucho al estado en que llegó a este emplazamiento en 1974, después de que una delegación de la AAFB logrará su cesión. La parte frontal de color negro, el cuerpo en su verde ferroviario original “y detalles en rojo, y unas líneas de decoración en amarillo que vamos a tratar de reproducir”, ha descrito Joan Manuel Estrade, presidente de esta asociación, en declaraciones a DEIA. En el año 2013 hicieron una intervención similar con motivo del 150º aniversario de la puesta en servicio de la línea Bilbao-Tudela en la que prestó servicio esta locomotora.
Sólo hay otra unidad igual a esta -con otro nombre y otro número de serie- y está en el Museo del Ferrocarril de Londres. “Es una reliquia histórica patrimonial”, ha remarcado, satisfecho con las labores ejecutadas en este tiempo. Y está en el botxo. Cierto es que su localización no es la más apropiada para ser contemplada, pero tampoco había espacio para acomodar esta pieza en el vestíbulo o en la zona de toperas. “Igual ahora que está más bonita los viajeros se fijan más en la locomotora”, ha apostillado Estrade.
Que no caiga en el olvido
Además, con esta restauración han conseguido llamar la atención sobre el valor histórico y patrimonial de esta locomotora y que no cayera en el olvido. “Teníamos miedo de que con el retraso de las obras para la nueva estación subterránea de alta velocidad de Bilbao, si se seguía deteriorando, alguien pudiera olvidarse de ella…”, ha declarado el presidente de esta agrupación. En el lugar donde ahora está emplazada, en el andén 1, está previsto que vayan bloques de viviendas cuando esa operación urbanística sea finalmente una realidad. Y mientras todo eso ocurra habrá que moverla a otro lugar y ponerla a resguardo.
Lo que ocurra después habrá que agradecérselo a la Asociación de Amigos del Ferrocarril de Bilbao y a sus gestiones con ADIF. Quieren que sea reubicada en el vestíbulo de esa futura estación de la alta velocidad ferroviaria dado su altísimo valor patrimonial. Ya han contactado con ellos para que incluya un nuevo emplazamiento para la locomotora en el proyecto que está redactando de la nueva estación y que lo haga en un lugar preferente. "Nos han dicho que sí, que la van a recolocar bajo cubierta y protegida de las inclemencias del tiempo", ha anunciado Estrade.
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De este modo se cumplirá uno de los sueños de estos apasionados del ferrocarril: la convivencia en el espacio y en el tiempo de aquella primera locomotora que llegó a Bilbao en 1863 y de la más moderna unidad tractora del tren de alta velocidad. “Será un contraste tecnológico brutal”, ha apuntado al tiempo que recordaba que “en 1863 era tecnología punta” y no un artilugio viejo y simple como puedan pensar en la actualidad las generaciones más jóvenes.
Salvada del desguace
Gracias también a las gestiones de la Asociación de Amigos del Ferrocarril de Bilbao esta locomotora no acabó achatarrada cuando en 1965 fue retirada de la circulación. Primero lo hizo en esa línea a Tudela y luego, desde 1927, en la Basconia de Basauri haciendo los servicios internos de maniobras de las plataformas de las piezas metálicas que luego sacaban por ferrocarril. En 1969 fue trasladada al depósito de Ollargan, de donde fue rescatada para la historia por esta ‘familia’ de amigos del ferrocarril.
No está para funcionar. El deterioro de la mecánica de la locomotora, la caldera y las inclemencias del tiempo han hecho su trabajo. “Habría que reconstruirla. Con elementos nuevos… No sé si merecería la pena porque no sería la locomotora original sino una réplica”, ha ilustrado Estrade. Ya lo hizo durante cien años y ahora es una pieza de arqueología industrial digna de ser contemplada como una joya del patrimonio industrial de Bizkaia.