El obispo de Bilbao, Joseba Segura, lamentó ayer la polémica generada por sus manifestaciones en relación a la autodeterminación de género, que adquirió “unos tintes que no tienen nada que ver” con su forma de ser ni con lo que él defiende.
En una entrevista a Herri Irratia-Radio Popular, recogida por Europa Press, Segura se refirió al debate surgido tras su reflexión sobre la identidad de género que realizó en la homilía del pasado 15 de agosto en la basílica de Begoña, con motivo de la celebración de Día de la Asunción de la Virgen María, en la que afirmó que uno no puede “construir su identidad, ser hombre o ser mujer, o cualquier cosa intermedia o ninguna de ellas, a voluntad, sin referencia al cuerpo con el que hemos nacido”.
El obispo de Bilbao dijo que, “quizá los titulares que se produjeron al día siguiente de alguna forma dificultaron el hecho de que se recogiera y entendiera” lo que él había dicho. En ese sentido, aseguró que lo que dijo está “claro” y “el que ha querido conocerlo lo ha podido conocer”, porque está “grabado en un vídeo” y hay “un texto”.
Segura cree que la dificultad está en “cómo se entendió”, porque, según dijo, “algunos consideraron que yo estaba en contra de la experiencia de los chavales que sienten que, efectivamente, tienen una identidad de género que es distinta a la de su cuerpo, o de los padres que están, inevitablemente, en una situación muy complicada, intentando de alguna forma gestionar y aceptar algo que es muy difícil de aceptar y gestionar para ellos”, aunque “poco a poco lo van haciendo”.
Tras asegurar que no está “lejos de esa experiencia” porque tiene “gente cercana, amigos y también algún familiar que tiene esa situación”, por lo que la conoce “de cerca”, explicó que, tal y como dicho en la homilía, “una cosa es el sufrimiento de los chavales y de las familias que tienen que vivir en este tema y tienen que aprender a gestionar este asunto y a asumirlo” y otra cosa “muy distinta es el hecho de que hay gente que viene a hablar conmigo y me dice mira lo que han dicho en la escuela, que resulta que les dicen a los chavales, en algunos sitios y no creo que esté generalizado, que no tienen que sentirse limitados por el hecho de que tú tienes este cuerpo, sino que puedes elegir cuál es tu identidad”.
A su entender “el problema es creer que eso se puede elegir”. “Los mismos chavales que tienen esa transición realmente no tienen ninguna idea o ninguna impresión de que puedan elegir, sino que realmente es algo que se les impone”, afirmó.
En ese sentido, remarcó que la idea que a él le parece que “es falsa es creer que, efectivamente, el cuerpo no tiene nada que decir y que uno puede elegir lo que le parezca con toda libertad”, porque “el cuerpo sabemos que tiene mucho que decir, otra cosa es que el cuerpo no determine realmente lo que es el género”. Lo que hizo en la homilía, reiteró, es “una alusión un poco crítica a esta idea de que, efectivamente, toda la identidad de género se puede construir y lo mismo da una cosa que otra porque tenemos una libertad radical para decidir lo que somos a lo margen de nuestro cuerpo”.
El obispo ha cuestionado que, porque eso suceda, se tenga que “sacar la conclusión de que el cuerpo no tiene nada que decir”. “A mí me parece que es un absurdo y hay mucha gente que piensa que nos estamos pasando en determinadas expresiones y planteamientos y que, en ese sentido, es necesario abrir un debate público con libertad”, ha defendido, para lamentar que “el problema es que también aquí hay dogmas y hay determinadas cosas a las que ni se puede aludir, por lo visto, porque inevitablemente te cuelgan etiquetas y se intenta cortocircuitar la comunicación”.
Respecto a las críticas de Naizen (la Asociación de Familias de Menores Transexuales de Nafarroa y Euskadi) afirmó que ha tenido la oportunidad de hablar con ellos y ha asegurado que en la conversación que tuvieron descubrieron que “hay muchos puntos en común”.