Gran parte de las tarjetas rojas que el pasado 1 de noviembre colonizaron cientos de nichos y panteones del Cementerio de Bilbao siguen sin retirarse. Con esa campaña de apercibimiento, Bilbao Zerbitzuak pretendía instar a los titulares de las unidades de enterramiento a que abonaran las tasas de mantenimiento de su concesión. Sin embargo, meses después, solo el 20% de las cerca de 5.000 licencias requeridas han sido puestas al día. Con la sospecha, y casi certeza, de que muchos de esos titulares no han atendido al requerimiento porque ya han fallecido, desde la entidad municipal van a otorgar una segunda oportunidad a las familias, a través de otra notificación, para impedir que pierdan las concesiones.

“A pesar del tiempo transcurrido, todavía no hemos cerrado la campaña porque vamos a mandar otra notificación postal más”, revela José Antonio Fernández, director de Bilbao Zerbitzuak, entidad responsable de los mercados y cementerios municipales. “Queremos tener la satisfacción de que hemos agotado todos los recursos posibles para ponernos en contacto con los titulares”, expone. En ese sentido, indica que, desde el punto de vista legal, aunque cuentan con la legitimidad para dar por concluidos los sumarios, su objetivo final no es provocar un prejuicio, sino clarificar la situación. “Cerrar este expediente mañana o dentro de cinco meses no nos aporta nada, pero podemos conseguir que alguna persona despistada aparezca”, asegura, abogando por la “laxitud” al considerar que se trata de una cuestión sensible.

Según indica Fernández, la anterior campaña de similares características se llevó a cabo en 2013, poco después de la creación de Bilbao Zerbitzuak. Una década después, en 2023, aprovechando el Día de Todos los Santos –la fecha más concurrida en los cementerios–, se colocaron miles de tarjetas rojas con el siguiente mensaje: “Les rogamos acudan a nuestras oficinas para regular la situación de esta concesión”. Paralelamente, se mandó un correo ordinario a 7.200 personas titulares de 5.000 unidades de enterramiento. “Puede haber panteones que tengan como titulares a tres hermanos, la notificación se envía a todos ellos”, aclara al respecto el responsable del servicio.

Este ha sido el último recurso que le quedaba a la entidad municipal tras perder la “trazabilidad” de los titulares. “Mandamos las cartas al último domicilio postal que conocemos y nos devuelven con un titular desconocido, giramos la tasa de conservación a la última cuenta que disponíamos y nos vuelve cancelada. Eso nos da información de que la persona titular ha fallecido”, indica el director de Bilbao Zerbitzuak, que apunta que, a menudo, las familias se olvidan de que uno de sus ascendientes contaba con una concesión. En algún caso, incluso, un familiar que vivía en Guadalajara se ha puesto en contacto para informar de que quería mantener la adjudicación.

Con la primera barrida han conseguido que alrededor de un 20% de los familiares hayan realizado un cambio de titularidad, justificando a través de la declaración de herederos la descendencia. “En esos casos volvemos a tener a una persona de contacto con la que comunicarnos”, expone Fernández. Con la segunda vuelta de las notificaciones pretenden dar un paso más, por pequeño que sea. “Si consiguiéramos llegar a un 5% más, no estaría mal”, se conforma el director de Bilbao Zerbitzuak.

RENOVACIÓN DE LA CONCESIÓN

Cuando una concesión está por caducar, el titular tiene tres meses a partir del momento en el que recibe la notificación para renovarla. “Hay un 30% de titulares que después de que se les termine la concesión optan por no renovar”, indica. Si no comunica nada a Bilbao Zerbitzuak, se entiende que renuncia a la adjudicación. La no renovación de la concesión supone, entre otras cuestiones, que el titular deberá abonar los costes de su vaciado. A partir de ahí los restos se pueden enterrar en otra ubicación del cementerio, se pueden incinerar o trasladar a otros cementerios. Y cuando no se reclaman, Bilbao Zerbitzuak actúa de oficio, incinerando los restos y trasladándolos al osario general, que no es de visita pública. 

José Antonio Fernández expone que cuando una concesión queda libre, el nicho o el panteón en cuestión vuelve a pertenecer al Ayuntamiento de Bilbao. “Eso supone que nosotros podamos sacarlos a gente interesada. No tiene sentido hacer unidades de enterramiento nuevas cuando se pueden reutilizar las que están después de ser acondicionadas”, indica la cabeza visible de Bilbao Zerbitzuak, quien cuenta con que este año podrán habilitar unas 400 unidades. “Contamos con cuatro personas que trabajan los 365 días del año y tienen que atender las gestiones del día a día”, apunta Fernández antes de explicar que actúan “a remolque”: los recursos humanos limitados que disponen provocan que las tumbas no se acondicionen hasta que una persona manifiesta su interés por la misma

Desde la entidad municipal cuentan con que la situación de impago en la que se encuentran las casi 5.000 concesiones –entre las 20.659 que cuentan sumando los cementerios municipales ubicados en Zamudio y Deusto, según los datos del 2023– se vaya resolviendo. Paralelamente, indican que desde hace años realizan una campaña de información a los titulares cuya licencia se ha vencido el año anterior. “Vamos con un decalaje de un año. Ahora en 2024 vamos a informar a todas las familias cuya concesión ha finalizado entre el 1 de enero y el 31 de diciembre de 2023”, releva Fernández, quien apunta que las adjudicaciones, actualmente, se otorgan por un mínimo de 25 años y un máximo de 50 años.