En apenas cuatro horas transcurridas en la mañana de ayer lunes la popularmente conocida como Casa de La Palmera ha pasado a mejor vida después de que el centenario inmueble fuera sido pasto de la piqueta en la zona del barrio tradicional de la isla de Zorrotzaurre. 

Tal y como informó DEIA el pasado mes de septiembre, la familia Etxebarria, propietaria del emblemático bloque desde que se construyó hace más de un siglo y conocido desde hace décadas en el barrio por la gran palmera que se enseñorea en su fachada principal, había decidido deshacerse del inmueble después de intentar durante varios años venderlo.

“Estamos muy tristes porque ha sido un edificio que ha estado siempre en manos de la familia, desde que se construyó, pero no se ha encontrado a nadie que hubiera querido recuperar el edificio para viviendas”, concretaba ayer a DEIA Koldo Etxebarria, portavoz de la familia dueña del palacete y el solar donde se levantaba.

El derribo llevado a cabo ayer es producto de un acuerdo entre los propietarios y Biurban, la gestora de cooperativas que tiene previsto construir en el solar colindante 33 viviendas de precio libre con el nombre de Zorrotzaurre Atea.

Para el proceso de derribo han confluido los intereses de ambas partes. Por una parte, Biurban, que ya tiene todo listo para levantar sus dos bloques residenciales, no quería problemas con la cimentación que iba a ejecutar, la cual podría afectar a la Casa de la Palmera en forma de mayor deterioro de la ya frágil estructura o que incluso generara su caída involuntaria.

Por otra parte, la familia propietaria, que tenía puesto a la venta el inmueble y el terreno, no ha recibido ofertas viables y la única solución que quedaba era su derribo ya que tampoco había podido pasar la Inspección Técnica de Edificios a la que le obliga la legislación actual.

De esta forma, la cooperativa ha llevado a cabo la demolición del histórico edificio asumiendo el coste económico directamente, el cual en un futuro le será abonado por la familia una vez que consiga vender el solar número 8 de la desaparecida Travesía de los Espinos donde se levantaba el edificio residencial. El acuerdo determina también que mientras se produce esa transacción, la gestora de la cooperativa utilizará el solar, que ya ha quedado expedito a falta de retirar parte de los escombros generados, para acumular el material de la obra que necesitará a partir de ahora para levantar su promoción.

Deterioro en los últimos años

Desde que los últimos vecinos dejaron de vivir en el bloque residencial hace ya muchos años, el mismo ha sufrido todo tipo de penurias. Ha sido pasto de varios incendios, espacio utilizado por okupas, su tejado se ha ido hundiendo año tras año e incluso su estructura presentaba desde fuera grietas que podían ir a más teniendo en cuenta que al lado ya se está levantado un nuevo edificio residencial, aparte del que Biurban empezará a construir en breve.

De esta forma el palacete con miradores de madera y medallones en su fachada, con toques modernistas en el portal, que sumaba más de 120 años ya ha pasando a la pequeña historia de Bilbao y Zorrotzaurre.

Ahora solo resta saber si la emblemática palmera va a permanecer incólume en el lugar tal y como la hecho desde que fue plantada a finales de los años 70 del siglo pasado. De momento, una vez demolido el edificio, ayer a la tarde el gran vegetal seguía de pie.

“Estamos muy tristes porque el edificio ha estado siempre en manos de la familia”

Koldo Etxebarria - Portavoz de la familia propietaria