La evolución del tráfico rodado en la red viaria es un buen barómetro de la actividad social y de las incidencias y afecciones de diferente origen que sufre. Y tienen que ser leídas a largo plazo para contemplar cómo el tránsito de vehículos realmente se ve concernido.

Un buen ejemplo es lo ocurrido en los movimientos de coches, camiones, furgonetas y motos que entran y salen a Bilbao por los once accesos viarios de los que dispone. En las dos últimas décadas el tráfico ha caído un 12% pasando de los 342.888 vehículos que de media diaria (IMD) usaron los acceso en el año 2002 a los 304.234 que se registraron el pasado ejercicio. Son los datos recogidos en el último informe de aforos, el de 2022, que cada año elabora el departamento de Infraestructuras y Desarrollo Territorial de la Diputación Foral, en uno de cuyos apartados analiza las razones de esta disminución que, sin duda, agradece el medio ambiente de la metrópoli.

La verdad es que las circunstancias que han llevado a esta reducción son múltiples. Van desde la creación de nuevas infraestructuras y modos de transportes, pasando por crisis económicas y sanitarias hasta llegar al surgimiento de nuevos barrios en Bilbao.

Como se observa en el gráfico adjunto, la evolución presenta altos y bajos continuos. Haciendo un análisis cronológico, los técnicos forales que han redactado el informe destacan cómo ya desde principios de siglo las políticas llevadas a cabo por la Diputación y el Ayuntamiento al mejorar los transportes públicos y disuadir a los conductores de que entraran a la ciudad dificultando cada vez más los aparcamientos, supusieron un estancamiento en la movilidad hacia y desde la capital vizcaina entre los años 2003 y 2007.

De hecho, entre esos años la media diaria de vehículos oscila entre los algo más de 349.000 del primero y los 351.870 del segundo, apenas 3.000 de diferencia al alza.

Un periodo que tuvo como hito la inauguración en 2003 de los túneles de Artxanda que, aunque con peaje, empezaron a atraer nuevos tráficos. Destaca también que los vehículos que circularon por los accesos de Bilbao en 2007 han sido la cifra más alta de la historia porque a partir de ese año la tendencia ha sido casi siempre a la baja y más tras lo ocurrido en 2008.

Fue el inicio de la profunda crisis económica que afectó al transporte de mercancías, pero sobre todo al privado, ya que con la combinación de sueldos más bajos con aumento del precio de combustible se tradujo en dejar cada vez más el coche en casa. Desde 2009 a 2013 todo fueron tasas negativas que se hacían más profundas con cada ejercicio. Así se paso del -1,5% de caída en 2009 con respecto a 2008 a un descenso del 3,4% en 2013. Los siguientes dos ejercicios, con la crisis en retroceso, los tráficos se estabilizaron con ligeras pérdidas para dar paso en el siguiente quinquenio de nuevo a más vehículos en los accesos de Bilbao. Eso sí, fueron pocos, apenas aumentos anuales de medio punto teniendo el año 2018 como el de mayor registro con casi 323.000 vehículos de IMD.

Luego, en 2020, vino la pandemia y el mayor descenso en el tráfico desde que la Diputación tiene registros. Se paso de 318.170 vehículos en 2019 a 253.577 al año siguiente, más de un 20%. Es el bache más profundo en las estadísticas forales. En 2021, los efectos del coronavirus se mantuvieron a pesar de que la movilidad ya creció casi un 12% con respecto al año anterior alcanzando casi los 284.000 vehículos de IMD.

El pasado ejercicio, el último contabilizado, el tráfico en las entradas y salidas a la villa han superado de nuevo los 300.000 tránsitos, lo que supone un ascenso de un 7,2%. De todas formas, aún siendo una tendencia a la alza, todavía no se ha llegado a la circulación de 2019, antes de la llegada del coronavirus, cuando se registraron 318.170 vehículos diarios de media, lo que supone quedarse en un 4,4% menos.

Además de perder clientela en las carreteras en torno a Bilbao durante estas dos décadas pasadas, la red viaria también ha sido testimonio de una reordenación del tráfico tendiendo al equilibrio entre las entradas por la margen derecha de la ría, o zona norte, y la orilla izquierda, la parte sur de la ciudad.

Los datos avalan que desde 2003, con el estreno de los túneles de Artxanda, el tráfico que llegaba por el norte a través del corredor de Txorierri era cada vez más. Se pasó de casi 142.000 vehículos diarios de media en 2002 a casi 160.000 en 2006. Es decir, aumentó de un 41,4% a un 46,4% de participación en todos los accesos a la villa. Sin embargo, en los años más duros de la crisis económica las tornas cambiaron bajando su participación hasta un 45,4% en 2010 al sumar más vehículos el sur de la ciudad.

Recrecimiento

Son varias las razones para esta mutación. La primera fue el fuerte crecimiento detectado en el enlace de Miribilla como consecuencia de la expansión del mencionado barrio bilbaino. Después, la decisión foral de liberar de peaje la AP-8 entre el cruce de El Gallo y Basauri atrajo más automovilistas que entraban a la ciudad por las conexiones de la Solución Sur en lugar de por la zona de Bolueta hacia la Solución Centro. Fue a partir de 2011 cuando la participación del tráfico por la margen derecha volvió a ascender año a año hasta alcanzar el pasado 2022 un 48,6% de cuota, la máxima alcanzada en las últimas dos décadas.

A la potenciación de las entradas por el norte de la ciudad por el alto de Enekuri, los túneles de Artxanda y alto de Santo Domingo también ayudaron la nueva conexión de Ibarrekolanda o el aumento de capacidad llevado a cabo en varios tramos del Corredor del Txorierri.

Finalmente, la sustitución de la entrada de Sabino Arana por la de San Mamés, estrenada hace diez años el pasado mes de mayo, también redistribuyó tráficos del sur al norte debido a la menor capacidad de vehículos con que fue diseñada precisamente para buscar ese trasvase de tráfico por los accesos.