Unos buenos resultados electorales no han impedido que tenga una sensación agridulce por la perdida de votos pero confiesa que no le ha afectado en lo personal consciente de que la situación de Bilbao ha sido de las mejores. Eso no evita que le afecte en lo político. “Toca una reflexión” asegura desde la posición de un alcalde que no tenía entre sus objetivos la mayoría absoluta, pero al que le preocupa y mucho que haya un desencanto de la cosa pública, porque Juan Mari Aburto reivindica el valor del servicio público siempre que puede. Con humildad, analiza los resultados y sus motivos, en esta entrevista, dos días después de una noche electoral que vivió con nervios.

¿Cómo se siente después de unos resultados que son peores de lo previsto?

—Bien, porque nuevamente la ciudadanía ha depositado su confianza en el partido Nacionalista Vasco y en mí como alcalde. Tenemos una mayoría notable y doblamos al siguiente partido tanto en porcentaje de votos como en número de concejales y eso es muy positivo. Pero, es verdad que hemos perdido miles de votos y eso, en mí, provoca una reflexión importante hecha desde la humildad. También en mi partido me consta que haremos juntos esa reflexión, porque creo que es muy importante escuchar a la ciudadanía, que nos ha trasladado un mensaje en el que nos ha dicho que hay algo que no le gusta, que no le motiva participar y creo que es importante que escuchemos ese mensaje.

¿Le ha afectado a nivel personal?

—No estoy afectado en lo personal porque analizando el conjunto de resultados, esto no es algo con Bilbao. Es más, probablemente en Bilbao es donde hemos tenido unos resultados mejores. Por eso digo que no me afecta en los personal. Pero sí en lo político. Requiere que hagamos en análisis serio de porqué ha ocurrido esto. La baja participación nos daña y también ese mensaje de las encuestas: ya está hecho. No, porque para que esté hecho había que ir el día 28 a votar.

No se han cansado de apelar al voto en cada mitin. ¿Intuían que podía pasar esto?

—Teníamos hecho el análisis de que una baja participación nos podía castigar. Porque no es que los otros hayan ganado muchos votos. Las encuestas estaban dando una abstención en torno al 40%. Había que intentar revertir esa situación.

Además de esa baja participación y a falta de un análisis en profundidad ¿creen que la desafección de la gente más joven les haya podido influir?

—Hay que ver cuáles son los colectivos en los que más ha podido incidir esta baja participación. Puede ser una parte de gente joven, entre 35 y 45 años, ahí tiene que haber una parte de desencanto, de desapego con la cosa pública, que yo no me canso de decir. Hay que recuperar la legitimidad de las políticas públicas y, en ese sentido, creo que también esa injerencia de la política española que se ha metido en la campaña vasca con constantes exabruptos, con constantes insultos, tampoco nos ha venido bien. Ni tampoco esa sensación de conflictos sindicales que alguien ha intentado traer a Bilbao aunque no fueran de Bilbao. También en eso tiene que haber una reflexión importante. Eso de que la mayor parte de los días de campaña hayamos tenido una ciudad colapsada por conflictos de carácter laboral, algunos de ellos perfectamente orquestados, ha influido.

EH Bildu y PP han crecido en votos, si no se interpreta como un trasvase ¿puede analizarse que han captado a los jóvenes?

—Mayoritariamente el análisis que hacemos es que los votos que pierde Elkarrekin Podemos los gana EH Bildu y los que gana el Partido Popular, quizá una parte pequeña, que pudiéramos tener prestado, vuelve a su lugar de origen. Pero hay que analizar. No me atrevo a decir que sea gente joven. Lo importante no es dónde se han ido esos votos, sino analizar por qué se han quedado en casa. Ese es el análisis importante porque es lo que ha tenido incidencia.

¿Qué siente Juan Mari Aburto cuando solo al 30% del escrutinio ya se advierte que baja en concejales y la posibilidad de una mayoría absoluta vaticinada por las encuestas se diluye?

—Para mí, lo de la mayoría absoluta nunca ha entrado en mis objetivos, así que en ese sentido, tranquilidad. Pero la verdad es que viví la noche con un componente de nerviosismo y con una sensación agridulce, como dijo el presidente del partido, Andoni Ortuzar, porque volvíamos a tener la confianza muy mayoritaria de la ciudadanía. Hemos ganado en los 8 distritos de Bilbao, y tenemos un voto muy repartido en la ciudad, pero hemos perdido votos en todos los distritos, con lo cual la sensación es agridulce. Eso, insisto, nos debe llevar a una reflexión y además muy rápida, porque no lo esperábamos, pero tenemos en ciernes una nueva convocatoria de elecciones.

Y una fecha para la constitución de los ayuntamientos. ¿Ha empezado ya la ronda de contactos con los partidos?

—Tengo que ser muy sincero en eso, no he empezado. Es verdad que hablé con varias de las candidatas, no con todas, porque me felicitaron por los resultados. Pero hay que esperar a que el partido haga un planteamiento global de país, porque al final se trata de dar estabilidad a las instituciones vascas, en este caso, ayuntamientos y diputaciones. Bilbao tiene que entrar en ese acuerdo marco y espero que en pocos días podamos tener ese acuerdo cerrado y trabajar ese pacto. Y tal y como lo hemos hecho en otras ocasiones, mi idea sería que ese 17 de mayo cuando tome posesión como alcalde, que estén cerradas ya las áreas, la responsabilidad de gobierno y que el mismo día 19 empecemos a gobernar. Hay muchos proyectos y muchas cosas que están en liza. Hay que trabajar cada día.

A nivel personal, ¿le gustaría reeditar el pacto con el Partido Socialista?

—Es un pacto que ha funcionado, un pacto entre diferentes. Ese carácter plural, diverso, que tiene la sociedad, creo que se ha reflejado en ese pacto de gobierno y ha funcionado desde la lealtad entre dos grupos políticos. En mi opinión ha dado buenos frutos. Y además da mucha estabilidad. No hay altisonancias, no hay distorsiones y gobernamos para toda la ciudadanía. Así que si a mí se me pregunta, el pacto ha funcionado bien.

Cuando el lunes dijo que quería formar un gobierno de amplia mayoría ¿se refería a abrir ese pacto a otros partidos?

—Insisto, haré lo que diga mi partido en este caso, pero creo que el gobierno tiene que ser estable y la estabilidad se logra con un único grupo político. Y luego se trata de llegar a acuerdos. La gobernabilidad de múltiples partidos es más complicada, vemos lo que ocurre en el Gobierno de España que necesita apoyos constantes y también en otros gobiernos. Aquí es importante que el gobierno sea sólido y creo que con los dos grupos políticos (PNV-PSE) sería sólido. A partir de ahí, claro que nos abrimos a colaborar, a ensanchar los acuerdos. Eso siempre es bueno.

La pasada legislatura cedió más áreas de las que por aritmética hubiera sido indispensable, ¿cree que los socialistas van a aprovechar su pérdida de votos para forzar una mayor presencia en el gobierno municipal?

—Habrá que ver cuál es la situación. Creo que tenemos una posición equilibrada en estos momentos. Es verdad que nosotros hemos perdido votos, pero también lo ha hecho el partido socialista. De hecho, pasa a ser la tercera fuerza del ayuntamiento.

¿Tiene en la cabeza el nuevo organigrama?

—Tenía ya varios organigramas en la cabeza y ahora lo que tengo que hacer es ajustarlo. Tengo que estructurar un organigrama diferente por el hecho de que en nuestro caso pasamos a tener doce concejales.

¿Alguna sorpresa?

—Quien me conoce sabe que no soy de grandes revoluciones.

¿Le va a pesar esta nueva etapa?

—Evidentemente soy más mayor, pero me encuentro muy bien, con la experiencia necesaria para gobernar esta ciudad y desde luego, sí quiero enviar un mensaje, y es que me encuentro con una fuerza extraordinaria para trabajar por esta villa y su gente. Me siento con más ilusión que en 2015, porque ahora vemos que los proyectos se van concretando. Bilbao sigue avanzando. Soy consciente de que como alcalde puedo seguir trabajando por el futuro de esta ciudad.

¿Le gustaría corregir algo del funcionamiento que ha tenido el gobierno en estas legislaturas pasadas?

—En principio creo que el pacto ha funcionado bien. Hemos tenido un par de diferencias, pero también las tengo, a veces, con los concejales de mi partido, con lo que creo que hay que darle la importancia que tiene, no más. Por otro lado, es muy relevante que, aún siendo dos partidos, seamos un único gobierno. Eso sí creo que es algo que hay que destacar y trabajar también para transmitir esa sensación.

Y de la relación con la oposición, ¿hay algo que le gustaría cambiar en la dinámica de trabajo?

—Creo que sería bueno que realmente pusiéramos por encima la colaboración. Es verdad que ha habido algunas altisonancias en los plenos. Algunas discusiones desagradables que yo creo que no son buenas para nadie. Dicho sea con humildad, ahí sí me gustaría apelar a la responsabilidad de los partidos para que hagamos del pleno del Ayuntamiento de Bilbao un lugar de discusión, de debate, de planteamientos políticos diferentes donde prime siempre el respeto, donde nunca se recurra al desprecio. Un lugar donde todos pensemos en la ciudadanía. Me gustaría que ese fuera el desarrollo y se puede conseguir. Y, es verdad que algunos comportamientos no han sido siempre así. Eso aporta muy poco a la ciudadanía.

En unas elecciones se generan expectativas y en el caso de la lista del PNV en Bilbao hay dos concejales que se han quedado fuera, algo con lo que a priori no se contaba. ¿Ha hablado con ellos?

—La verdad es que no he hablado aún con los dos. Quien no era concejal su expectativa puede ser, pero es diferente. Pero quien era concejal, en este caso Iñigo Zubizarreta, fue la primera persona a la que el lunes a las ocho de la mañana llamé por teléfono para charlar con él porque, aparte de que es un hombre con el que trabajo muy a gusto, es un hombre de esos que hacen equipo, tiene buen carácter y quería darle un abrazo personal como hice cuando nos encontramos. Pero en política sabemos que un día venimos y otro nos marchamos, aunque es cierto que ha sido una situación inesperada y por eso quería y quiero estar cerca de Iñigo. También de los demás, pero quizás es un poco diferencial porque ya estaba de concejal y la situación es diferente a la de Lierni o Ane Miren. Además, las dos tenían otras responsabilidades que nadie dice que no vayan a mantener.

¿Le han felicitado el resto de candidatas?

—He recibido llamadas, no de todas. Y también de otras personas de la política y de la sociedad.