HE compartido muchos años de trabajo con Juan Mari Aburto, primero fue un buen “superior”: el Diputado Foral, el Consejero; luego se convirtió, además, en un buen jefe, el “alkate de Bilbao” y, finalmente, en lo que hoy es: un gran amigo.

Y siendo así, un gran amigo, creo que no exagero cuando pongo en valor su trabajo y trayectoria que siempre ha estado volcada en las personas.

Coincidimos, primero, en el Departamento de Políticas Sociales de la Diputación de Bizkaia. Fueron los años de la creación de recursos de todo tipo para personas vulnerables, menores en desprotección, mayores, personas con discapacidad; más que una responsabilidad, aquello fue una vocación. La misma que nos llevó a coincidir en el Gobierno vasco, ya como consejero de Trabajo, Empleo, Políticas Sociales y Vivienda. Como decía entonces, “una persona, para llevar adelante su proyecto de vida, necesita un empleo, una vivienda; y si eso falla, para eso está el departamento, ayudando en la búsqueda de un empleo, en la búsqueda de una vivienda”.

Siempre pensando en las personas. Pero Juan Mari fue elegido alkate de Bilbao, el puesto más cercano a la ciudadanía, allí nos volvimos a encontrar con el mismo fin: las personas y su bienestar como objetivo. Esta etapa fue muy intensa y muy, muy cercana que me hizo crecer mucho en mi faceta personal y política, porque Juan Mari es un jefe que no sólo te deja crecer, sino que aprendes tanto de él que te ayuda a crecer.

Juan Mari Aburto, lo ha demostrado a lo largo de su carrera, es un hombre que sabe crear y liderar equipos de trabajo a los que acaba contagiando su vocación de servicio público y la importancia de los valores y los principios cuando se trata de prestar servicio a la ciudadanía; escucha, diálogo, cooperación y búsqueda de la mejor solución. Creo que reúne todos los ingredientes de un gran liderazgo: capacidad, experiencia, dedicación y vocación. Su capacidad de trabajo le permite ocuparse de todo aquello que es importante para la ciudad (que es TODO); si algo es importante para los y las vecinas de Bilbao, lo es para el conjunto de la ciudad y, por lo tanto, lo es para él. Su experiencia le ayuda a establecer criterio para tomar las decisiones adecuadas en los momentos importantes; en una ciudad como Bilbao, cosmopolita y con proyección mundial, son muchas las ocasiones en las que hay que tomar decisiones importantes, que afectan al presente pero también al futuro de la sociedad, ahí su experiencia es un plus especial.

¿Qué decir de su dedicación? Cuerpo y alma, día y noche, todos los días del año. En este tiempo, incluso cuando su salud le ha exigido guardar reposo: descargo diario para saber “cómo va todo”. ¿Qué barrio no lo ha visto esta campaña?

Y el Juan Mari amigo, pendiente de nuestra salud, de nuestras familias, de mis hijos y mi hija que han crecido con él, …sólo espero que esta nueva etapa del Ayuntamiento le siga dejando tiempo para seguir compartiendo cenas y sobremesas para hablar de la vida, de Bilbao, de Euskadi.

Por eso y más, Juan Mari Aburto sigue contando con el mejor favor de la gran mayoría de su ciudadanía; por eso es el mejor alcalde posible.

La autora es Gotzone Sagardui, consejera de Sanidad.