Itziar Etxebarria todavía recuerda el apenas medio centenar de puestos que a mediados de los ochenta completaban el mercado de Santo Tomás en la Plaza Nueva. “Veníamos muy poquitos y el ambiente era mucho más familiar”, recuerda esta productora de Gatika. Memoria viva de la historia de la feria, corría 1984 cuando llevaron sus manzanas por primera vez a Bilbao. “Oías el cántico de los pollos cuando llegabas a las 6 de la mañana”, echa la vista atrás con cariño.

Han pasado casi cuarenta años desde entonces pero Itziar sigue fiel a una cita que vive de forma especial. “Tiene magia; es ese un gusanillo, Navidad, alegría, ilusión... Es diferente a cualquier otro mercado”, apenas acierta a describir sobre un día que prepara con tiempo y mimo, mucho mimo. “Seleccionas con tiempo los productos que vas a llevar a Santo Tomás; traemos siempre lo mejor”, afirma mostrando manzanas, peras y kiwis que le hicieron hacerse con el premio en la categoría de frutas. 

“Cuando empezamos, en el 84, todos los puestos, 30 o 40, se instalaban en la Plaza Nueva. Éramos una familia”

Toda su familia se vuelca para atender un puesto que decoran cuidando hasta el más mínimo detalle y luce más bonito que nunca, con ramas de romero, primorosos manteles y hasta figuras de Olentzero y pequeños faroles. “Todos se cogen el día libre del trabajo para venir a Santo Tomás: mi hijo, mi hija, mi yerno, mi hermana...”, explica mientras saluda sin pausa a clientes de toda la vida, ya amigos, con los que se reúne cada año este día. “Hay una señora que lleva viniendo desde el 84; tiene 97 años y hoy ha venido con su nieto y el carro. ¡Me ha hecho una ilusión tremenda! Y me ha dicho que el año que viene me quiere ver aquí”, se emociona. 

Fue su aita, José Etxebarria, otro histórico de Santo Tomás, quien encendió la mecha de los manzanos. “¿Ya lleváis alguna planta de manzano para decorar?, me ha preguntado esta misma mañana. No hemos podido porque no cabían ya en la furgoneta”, sonríe. “Él empezó esto como hobby; ha sido ATS en Basurto toda la vida pero le gustaba recopilar variedades de manzana autóctonas. Ha sido su gran afición siempre”, explica. “Veía que se estaban plantando muchas manzanas nuevas y quedaban atrás otras variedades como las urte beta, las boskantoi... Buscaba manzanos antiguos, cogía yemas y hacía planta en casa. Luego, con el dinero que iban ahorrando, compraban un poco de terreno y lo plantaban. Era un romático”. Así, hasta llegar a más de un centenar de variedades diferentes.

“Y ahora, ¿qué vamos a hacer con todo eso?”, se planteó un día Itziar al ver las proporciones que había adquirido la afición de su aita. Como no veía viable la venta a mayoristas -de algunas variedades solo cosechaban caja y media-, vio en las ferias la única salida para todas aquellas delicias. “Y así empezamos”, resume con una sonrisa. De aquellas manzanas comenzaron luego a producir sidra, plantaron después uvas con las que también elaboran txakoli y han sumado a la cosecha kiwis, nueces y cítricos. 

“Santo Tomás es mágico; es Navidad, ilusión, alegría... Vendes y ves a clientes de toda la vida”

Itziar Etxebarria - Frutas (Gatika)

En 1984, Pablo García Borreguero les llamó para ver si podían acudir con sus frutas a Santo Tomás. “Entonces te invitaban a venir”, recuerda. Desde entonces, y sin faltar una sola edición -salvando las de la pandemia-, han acudido puntualmente a su puesto, siempre en la Plaza Nueva. “Todos estábamos allí; éramos una familia, muy pocos, apenas treinta o cuarenta. En El Arenal se ponía la gente que venía a vender conejos, pollos, muérdago...”, explica. 

Bilbao disfruta de Santo Tomás

Bilbao disfruta de Santo Tomás Pablo Viñas

Nada que ver con los casi 200 puestos que se instalan hoy en día y el gentío que arrastra el mercado, aldabonazo navideño por antonomasia en Bilbao. Y, pese a lo que se pueda pensar, venderse se vende. “Para nosotros, el sector primario, es nuestra paga extraordinaria. Es perfecto, mágico; se vende y te encuentras con gente que te hace ilusión ver”. Este ha sido, precisamente, el primer año en el que se han instalado en El Arenal. “Añoro la Plaza Nueva, porque era la tradición, pero hay que reconocer que está mejor organizado. Me gusta más este sitio porque tenemos más luz, más espacio y hemos ganado en orden y limpieza”, considera respecto al cambio de ubicación de los puestos de este año. “Mucha gente igual este año no nos encuentra pero para el próximo, si nos ponen en el mismo sitio, ya saben dónde estamos”. 

AL DETALLE

FIESTA

Cambio radical. Itziar no tiene duda; la celebración del mercado de Santo Tomás ha cambiado como de la noche al día en los últimos años. “Ahora es más ‘fiestuqui”, explica, “sobre todo por la tarde. Antes era prácticamente todo por la mañana, la gente venía sobre todo a comprar. Había 2 o 3 txosnas en la Plaza Nueva pero nada más”.

500 KILOS

Manzanas. Itziar Etxebarria calcula que, solo de manzanas, ayer llevaron a Santo Tomás unos 500 kilos, que prácticamente desaparecieron a lo largo de la mañana. “Por la tarde solo dejamos la parte de txakoli y sidra; aunque estamos hasta las 8 de la tarde, a partir de las 3 ya nadie compra fruta”, bromea.