Las obras de remodelación del Museo Vasco comenzarán en un par de semanas. Así lo ha afirmado Sorkunde Aiarza, su directora. Estos trabajos se prolongarán durante 17 o 18 meses -si todo va bien- y alumbrarán un nuevo complejo museístico en pleno corazón del botxo. Sin embargo, estas obras preocupan en los locales de hostelería de la calle María Muñoz. El Ayuntamiento, por su parte, asegura que “va a tenerlos en cuenta”. Y Aiarza también muestra voluntad de consenso: “Procuraremos ser lo más respetuosos posibles y ocupar el menor tiempo posible en esas afecciones”, ha enfatizado.

“Toda obra tiene una serie de afecciones. Intentaremos que sean las menores posibles, pero sin afecciones no se puede ejecutar la obra”, ha insistido la directora del Museo Vasco. Según lo que han podido saber los propietarios de los locales de María Muñoz, esta calzada será por donde transiten camiones y donde se montará el andamiaje y las grúas. Todo ello podría suponer tener que desmontar las terrazas. Y los hosteleros afirman que sin este recurso extra es posible que pierdan buena parte de sus ingresos mensuales. 

Desmantelamiento de las terrazas

“Dame otra pandemia y quítame esta obra. Con los ojos cerrados”, ha indicado Silvia Díaz, gerente del bar La Muga. Esta escueta declaración, sintetiza el sentir general de los hosteleros de María Muñoz ante el inminente inicio de las labores de reforma integral del Museo Vasco. Hasta el momento, no han tenido ninguna certeza sobre cuándo y cómo se iban a ejecutar. De hecho, la noticia de la puesta en marcha del proyecto les llegó de manera "bastante repentina". "Hace unos días se personó aquí el promotor de una de las empresas de la UTE encargadas de la remodelación para hacer una cata. Nos dijo, además, que todo comenzaría el día 17”, explica Díaz.

La tabernera añade que ese hombre les comunicó que tendrían que clausurar sus terrazas, que están pegadas a la fachada del museo. En el mismo orden de ideas, Díaz también ha asegurado que la cata se realizó sin el beneplácito del Ayuntamiento. “El área de Espacio Público nos comunicó que no habían pedido el permiso necesario para llevarla a cabo”. 

Las terrazas: cruciales en María Muñoz

La cata, además, obligó a los bares a desmontar sus terrazas durante dos días. Así lo asegura Ander Calvo, chef y socio del Restaurante Aitzi. Dice sentirse “nervioso” y “muy preocupado” ya que las terrazas aportan buena parte de los ingresos de estos locales.. 

“En mi caso, el 35% de la facturación proviene de ahí”, expone Calvo. Para Iñigo Navasco, del Bar Egurre, la terraza también es crucial para la solvencia de su negocio. “Supone hasta un 70% de mi facturación. Si nos quitan las terrazas nos quitan la vida”, sentencia. La terraza del Bar Anaiak, regentado por Carlos Hernández, también aporta buena parte del dinero que entra en la caja. “Esto va a ser peor que la pandemia”, lamenta. 

35 personas y 7 bares

El Anaiak es un bar familiar. Solo cuenta con un empleado, pero Hernández considera que si el desarrollo de las obras incide mucho en su negocio, podría tener que contemplar su despido. “A los locales que tienen más empleados, les va a afectar mucho”, vaticina Hernández. Díaz coincide con él. “35 personas podrían quedarse sin trabajo”, asegura. Así las cosas, la incertidumbre y la preocupación reinan en la Calle María Muñoz. Sin embargo, aún es pronto para determinar cuál va a ser el impacto real en la hostelería.