Si la calle fuera el termómetro de las fiestas, el mercurio de este año se saldría de la media. Con unas previsiones que permiten augurar un récord de asistencia, el alcalde Juan Mari Aburto hace un balance “absolutamente espectacular” de la edición más esperada de Aste Nagusia tras dos años de parón por la pandemia. En el ámbito menos festivo, el número de delitos ha sido muy similar al de 2019 aunque se ha detenido a más personas a falta de la última noche, cerca de un centenar, en un verano marcado por el temor a los pinchazos que también se han producido en Bilbao. “No se han detectado sustancias químicas en ninguno de los casos. ¿Qué broma macabra es esta?”, critica con fuerza el alcalde.

Parecía que no iba a llegar nunca pero finalmente hemos podido disfrutar de Aste Nagusia.

Ha sido posible, ¡y cómo! De la mejor de las maneras, con una ciudad vibrante, con bilbainos y bilbainas recuperando las calles, la vida social, con ganas de disfrutar y divertirse. Y un ambiente extraordinario; ha sido una semana absolutamente espectacular. Está siendo una Aste Nagusia para recordar.

¿Qué recuerdo se lleva de esta edición tan esperada?

El de la gente en la calle; es lo más importante porque quiere decir que teníamos muchas ganas de disfrutar. Sus caras y sus sonrisas cuando ven a Marijaia en el balcón el día del txupin, las de los niños en el Desfile de la Ballena, el primero para algunos de ellos tras dos años de parón...

No sé si habrán hecho ya recuento pero la sensación es de que ha habido más gente que nunca en la calle.

Vamos a sobrepasar el millón de personas en la calle, seguro, disfrutando del mayor evento de Bilbao.

¿Habrá récord? En 2019 se rozó el millón y medio de asistentes.

Vamos andar rondándolo; los datos que vamos recopilando apuntan en esa dirección.

Ha salido un poco más cara pero, ¿ha merecido la pena?

Sí, debido a la crisis energética e inflacionista. Lo hemos hecho convencidos de que era necesario hacerlo y también con mucha responsabilidad, sin hacer ninguna barbaridad. Ha merecido la pena, sin ninguna duda. Esta Aste Nagusia tenía que ser así sí o sí.

¿A qué le pone una matrícula de honor?

Sin ninguna duda, a Itziar Urtasun y a su equipo. También a la gente y, si tuviera que ponérsela a un espacio sería al txikigune.

¿Y quién va a septiembre?

Quienes han venido con la intención de molestar a nuestras mujeres, de rebajar su dignidad, de agredirlas con ataques machistas y sexistas; a quienes han venido a robar móviles y carteras... A esos indeseables no solo les mando a septiembre, sino fuera de Bilbao.

¿En qué tiene que mejorar Aste Nagusia?

Todos hablamos de cómo amanece de limpia la ciudad después de una noche de fiesta pero quizá tendríamos que ensuciar menos y ser más corresponsables. Y, por supuesto, esa harina en el txupin creo que está de sobra y no es nada bilbaino.

¿Cómo ha ido la semana en cuanto a delincuencia?

Con las miles y miles de personas que hay en la calle podemos decir que el ambiente ha sido positivo. Pero es verdad que, a la noche sobre todo –entre las 3 y las 8 de la mañana es el peor momento–, pasan cosas: peleas, hurtos fundamentalmente de móviles y carteras, y robos con violencia, que son algo que nos tiene que poner alerta. Lo hemos paliado, en una parte importante, con una gran presencia policial, tanto de Ertzaintza como de Policía Municipal, a los cuales agradezco su implicación con Aste Nagusia, su presencia en el recinto festivo, que ha sido aplaudida por lo menos en dos ocasiones por la gente. No son delitos grave pero sí tenemos ese tipo de delincuencia, con cifras de 2019 o quizá un poco por encima.

¿Cuántas detenciones ha habido?

A día de hoy, cuando todavía falta una noche, [la entrevista se realizó ayer sábado] hay más detenidos que en todo 2019, rondando el centenar.

¿Y pinchazos? ¿Era la cuestión que más le preocupaba?

Sí. En ninguno de los casos en los que se ha activado el protocolo se han detectado sustancias químicas. Es una broma macabra que pretende asustar a las mujeres y generar psicosis para que no salgan. El mensaje es claro: las mujeres de Bilbao, como todas, tienen que salir a la calle a disfrutar como las que más, como quieran, haciendo lo que consideren y sobre todo sintiéndose libres y seguras.

¿Qué cuerpo se le queda cuando le dicen que una mujer ha sufrido un pinchazo?

Muy malo, la verdad. No lo entiendo; ¿a qué viene uno a una fiesta? ¿A intentar qué? ¿Pinchar a una mujer para generarle miedo? Debemos tener un gran compromiso personal, colectivo e institucional para terminar con esa situación.

¿Cree que la gente ha agradecido la presencia policial en fiestas?

Sí; la gente agradece ese “a por ellos”. Ve el uniforme de la Ertzaintza y la Policía Municipal y se siente tranquila. Es muy importante que estén en el recinto festivo, que no haya espacios de impunidad, y que quien venga con malas ideas sepa que vamos a ir a pillarle.

¿Y ha sido suficiente?

Tener al 90% de la plantilla de la Policía Municipal activa estos días es un compromiso extraordinario del Ayuntamiento de Bilbao y los propios agentes con la protección de su ciudad.

¿Ha ido a los toros?

Sí, una vez. En Aste Nagusia cualquiera puede encontrar dónde pasarlo bien, sea de la edad que sea, sea del gusto que sea. Tiene que ser un ejercicio de libertad; que las personas a las que les gusten los toros puedan ir y los que no les gusten tengan otros sitios. No soy una persona especialmente taurina pero tampoco soy antitaurino.

¿Estaba tan vacía como se dice?

Ese día rozaba el lleno pero parece que los días anteriores la asistencia no había sido muy positiva para la plaza.

¿Se lo replantearán?

Como Ayuntamiento tenemos un contrato público y una empresa privada que gestiona la plaza. Y es ella la que tiene que analizar la situación para rentabilizar su gestión.

También ha estado con la txupinera y la pregonera. ¿Cómo las ha visto en su papel?

Muy bien, creo que han cumplido de manera extraordinaria. Han sabido estar con las comparsas allí donde eran requeridas y también han cumplido en el plano institucional.

Aste Nagusia, ¿se disfruta o se trabaja?

Fundamentalmente, se trabaja. Para nosotros es una semana complicada porque hay muchos servicios públicos funcionando a todo gas: limpieza, seguridad, espacio público... Y hay que estar muy al tanto de lo que pasa. Pero buscamos también esos momentos para disfrutar; es muy importante vivir un poco la fiesta para ser capaz de percibirla desde la otra parte.

¿Qué ha hecho en fiestas?

He paseado por las calles, he visto los fuegos, he estado una noche viendo La jaula de las Locas, en las bilbainadas, el Gastronómico, el txikigune, la visita del Circo al hospital... Hemos estado prácticamente en todos los rincones de la fiesta, yendo de un lado para otro y viviendo toda la diversidad que hay en Aste Nagusia.

No ha fallado a los conciertos.

Estuve en el de Mikel Urdangarin, el de Víctor Manuel y quise haber ido al de La Oreja de Van Gogh pero no me fue posible. Disfruto de un buen concierto.

¿Alguno le ha hecho bailar?

No soy bailón, la verdad.

Casi lo hizo en ‘La Jaula de las Locas’.

Pasé un mal rato... Soy un poco tímido, aunque no lo parezca, y verme ahí, sin saber qué iba a pasar, me hizo pasar un poco de apuro  al principio... Aunque al final fue un momento amable y gracioso.

¿Cuántas horas tiene su día?

Como media me he estado yendo a casa entorno a la 1-1.30 y levantándome unos días a las 6.30 y otros a las 7. Empezábamos la jornada analizando los datos de la noche, preparando la primera reunión de la mañana. Hemos estado al pie del cañón.

¿El Ayuntamiento sigue funcionando? ¿O Aste Nagusia lo coloniza todo?

No; fundamentalmente es Aste Nagusia pero yo he pasado varias veces por la oficina a firmar documentos y hemos hecho hasta una Junta de Gobierno el pasado miércoles. La ciudadanía sigue necesitando servicios y desde el Ayuntamiento tenemos que dar respuesta.

Al margen de la agenda oficial, ¿queda tiempo para otra más personal?

He tenido la tradicional cena con mi mujer y con la cuadrilla, que es un clásico en Aste Nagusia, viendo después los fuegos; he compartido comidas con mis compañeros de trabajo más cercanos, alguna incluso sentados; algunos bocadillos en Sabin Etxea que son ya tradicionales en nuestra Aste Nagusia; he disfrutado de paseos...

¿Cuántas fotos se ha hecho?

Buf, ni lo sé... Oficiales muchas pero también con mucha gente que me para por la calle, incluso turistas; me las saco encantado y no me molestan en absoluto. Son especialmente entrañables los niños y niñas que quieren sacarse una foto con el alcalde.

Y usted, ¿ha pedido alguna?

Una con mi grupo político en el Ayuntamiento en la recepción del jueves, otra con mi gente de comunicación... No tengo rubor en pedir una foto con alguien a quien admiro; es mucha la gente a la que admiro.

Solo faltan una horas. ¿Le emociona la quema de Marijaia?

Es un momento de una doble sensación: por un lado, la satisfacción de que todo ha ido bien y, a la vez, un poco de pena porque es una semana maravillosa. Peo tiene que dejar buen sabor de boca para que tengamos muchas ganas en 2023.

¿Qué es lo que más le gusta de las fiestas?

Estar en la calle, dar una vuelta, estar con la gente... Y en Aste Nagusia hay muy buen ambiente.

¿Ha medido cuántos pasos da al cabo del día?

No pero te lo va diciendo el cuerpo a la noche... Termina cansado pero el espíritu lo hace muy satisfecho porque todo ha ido bien. l