Bilbao - A nadie le amarga un dulce. Esto es lo que pensaron ayer Paola Martín, Ane Ropero y Marta Pipaón antes de acercarse hasta la Plaza Nueva de la villa para degustar el roscón solidario organizado, un año más, por Cáritas Bizkaia. A las 10.45 horas ya se encontraban en el centro neurálgico de las Siete Calles del Casco Viejo bilbaino y consiguieron ser las primeras de la fila. “Después de tantos años viniendo, ya sabíamos que teníamos que estar pronto. Además, es un día muy especial porque despedimos ya estas fiestas y encima colaboramos con una bonita causa”, comentó Ana mientras Marta, que se encontraba a su lado, se animó a confesar que “este roscón está más rico que el que venden en las pastelerías”.

Fueron muchos bilbainos los que formaron parte de esta iniciativa solidaria que este año celebra su decimoquinta edición. Los más madrugadores, a las siete de la mañana ya trabajaban en el interior de la carpa de la Plaza Nueva para tenerlo todo listo y poner sobre la mesa el gran roscón de casi 500 kilos. El trabajo mereció la pena ya que por el simbólico precio de un euro, los asistentes cataron este típico dulce de estos días elaborado por la asociación de Panaderías de Bizkaia en coordinación con Lapiko Catering. Y todo lo recaudado se dedicará a 20 proyectos de apoyo socieducativo a niños de entre 10 y 14 años así como a un programa de emancipación para jóvenes entre 18 y 23 años. De esta manera, Cáritas ayudará a más de 670 niños y cuarenta jóvenes en situación de riesgo social para intentar frenar el proceso de transmisión de la pobreza y facilitar alternativas que mejoren su vida.

Los ingredientes de este gigantesco roscón no son nada del otro mundo, pero para elaborarlo se requiere mucho tiempo. “Hemos necesitado 250 kilos de harina, 50 kilos de azúcar, 100 docenas de huevos, 75 kilos de mantequilla, 25 litros de agua de azahar, dos kilos de levadura, 35 de fruta escarchada en cuatro variedades y cinco kilos de sal. Además, reservamos trozos también para los comedores sociales”, desveló la gerente de Lapiko Catering, Nekane Narbaiza.

Al mediodía se efectuó el primer corte de este dulce navideño y el alcalde de Bilbao, Juan Mari Aburto y el obispo Iceta, acompañados de otros concejales de la villa, se pusieron el delantal y los guantes de látex para comenzar con el ansiado reparto. “A través de una tradición como el roscón de Reyes, conseguimos que todo el mundo se acerque hasta la Plaza Nueva y lo degusten”, destacó Aburto tras realizar una breve parada. Por su parte, Iceta quiso agradecer la solidaridad de los bilbainos en estas fechas tan señaladas. “Se ve que la gente es generosa y sensible con los que lo pasan mal”, comentó.

Mañana helada Además del dulce, el frío fue otro de los protagonistas del día de ayer, pero este hecho no impidió que los ciudadanos solidiarios se acercasen hasta la Plaza Nueva para entrar en calor con un chocolate bien caliente ofrecido por Café Iruña Catering con ingredientes donados por Kaiku y Baqué. “Es la primera vez que venimos y ayudar está muy bien así que vamos a probarlo”, dijo Marina Vegas que acudió con su hijo Adrián y esperaban ansiosos para degustar su porción.

Los voluntarios de Cáritas -un total de 50- no pararon de trabajar y repartieron miles de tiques. Fueron alrededor de 3.500 raciones las que se degustaron tras esperar una inmensa fila. “No esperábamos que hubiese tanta gente, pero esperar ha merecido la pena porque nunca está de más ayudar a los que lo necesitan”, dijo Nerea Gómez tras aguantar la cola más de media hora. “Estaba muy rico. Ahora tendremos que esperar hasta el año que viene”, concluyó esta joven bilbaina.