EN esta ocasión mucha culpa la tiene el calendario. La celebración en viernes del 21 de diciembre, feria de Santo Tomás, ha terminado por apretar aún más la agenda de cenas, comidas y varios de estas navidades y los restaurantes de Bilbao hace prácticamente un mes y medio que han colgado el cartel de completo.
“Los buenos propósitos de llegar a la Nochebuena sin excesos acaban por incumplirse cada año. Pero, qué le vamos a hacer, son fiestas para reunirse”. Como Rafa Leticiano piensa el común de los bilbainos y vizcainos que estos días deciden recuperar el ambiente de cuadrilla. También las empresas se suman a esta celebración de fin de año con cenas amigables “así que la capital está al mismo nivel que en Aste Nagusia pero durante 20 días”. David Martín, uno de los responsables del restaurante Basquery, uno de los sitios de moda para comer en Bilbao, reconoce que tiene todo completo desde casi primeros de noviembre. “No he podido ni dar una mesa para cuatro personas este fin de semana”, se lamenta en su afán de atender a la clientela.
“Este fin de semana pasado ha sido seguramente el más fuerte. Después, Santo Tomás va a ser otro día importante y la semana del 17 al 23 estamos a tope”, señala. Entre las reservas señala que hay todo tipo de perfiles. Amigos, empresas y, sobre todo, grupos numerosos de entre 8, 12 y 15 comensales y la edad es también igual de variada.
El precio del menú es único como ocurre en las épocas festivas porque de lo contrario sería imposible atender tanta demanda. “Nuestros menús cerrados para estos días son de 35 euros y, en algunos casos, hemos decidido mantener el menú de 30 euros que tenemos habitualmente porque eran reservas que se habían hecho antes de que tuviéramos puesto el menú navideño, así que si lo quieren se lo hemos respetado”.
No es el único restaurante que está a tope. Cuenta Ane que para poder organizar la cena de su empresa ha tenido que hacer un rastreo y subir desde el Casco Viejo hasta Indautxu donde, por fin, ha encontrado un local para diez personas y eso que siempre lo celebraban en las Siete Calles.
Iñaki celebró la cena de fin de año de su empresa el pasado sábado en un restaurante en La Casilla, “reservado con más de un mes antelación para 20 personas”.
Roberto tendrá la comida de su empresa en un restaurante clásico de Abando. “Hemos ido a tiro fijo. Todos los años vamos al mismo porque, además, nos coincide con Santo Tomás y de lo contrario hubiera sido imposible hacer una reserva”. Lo que comparten muchos de los restaurantes consultados es el precio del menú. “Prácticamente todos los que consulté oscilan entre los 35 y los 40 euros”, señala Ane.
Pero, no solo es en Bilbao, hay quien se desplaza hasta Artxanda donde también es un clásico despedir el año con unas magnificas vistas o camino del Pagasarri.
Para los que han andado más tardíos y ya no tienen reserva que rascar siempre queda el recurrido bocata. “Queríamos habernos juntado en un restaurante, pero ha sido imposible así que nos comeremos un bocata o un talo el día de Santo Tomas y lo daremos por bueno”. La cuadrilla de Izaro ha decido conformarse con el plan B, aunque señala que intentarán agotar hasta el último momento la agenda de restaurantes. “Por si alguien se borra y todavía tenemos suerte”, suspira.