Bilbao - El Museo Guggenheim fue el primer museo con certificado de accesibilidad universal y el Bellas Artes fue pionero en adaptar sus visitas a las personas con discapacidad intelectual. Sin embargo, en Bilbao no existía un espacio hotelero para acoger a grupos de personas con movilidad reducida que llegaran de visita. Lantegi Batuak supo ver esa oportunidad y, a través del BBK Good Hostel Bilbao, paliar esa carencia. Hoy, tres años después de su apertura, el albergue se ha convertido ya en un referente en el turismo adaptado y de grupos, y es el mejor valorado por los turistas en Bilbao. “Se ha consolidado como un alojamiento de gran calidad a un bajo precio”, destacó su responsable, Maiteder Estévez.
Muchos de los grupos de deportistas que el 3 de mayo competirán en el mitin de Basauri de deporte adaptado pernoctarán en este albergue; hay un grupo de veinte personas de Francia con discapacidad intelectual que han repetido estancia y los usuarios de la Fundación Síndrome de Down de Madrid lo eligen a menudo en sus viajes a Bilbao. Un tercio de los 19.000 visitantes que ha tenido el centro en estos tres años de vida han sido grupos y, de ellos, el 6% estaban formados por personas con discapacidad. También se han alojado a título particular, aunque estas cifras no están recogidas.
En las instalaciones de BBK Good Hostel, este colectivo encuentra espacios totalmente adaptados, desde ascensores y rampas, hasta barandillas con las indicaciones grabadas en braille o camas en las que se pueden adaptar grúas para facilitar su movilidad. Pero hay algo más que hace de este hostel un espacio en el que se sienten como en casa y son sus propios trabajadores, todos ellos también personas con discapacidad física e intelectual. Una empatía que hacen de este un albergue único y especial. “Muchas veces pensamos que la accesibilidad es tener una rampa o un ascensor, pero este hostel aporta mucho más que eso”, advirtió su responsable. “Pero también necesitamos entender su discapacidad: quizá necesitan un servicio de recogida de basuras extra, un cambio de sábanas más porque sus necesidades son diferentes...”, explicó Estévez. Esa es, afirma, lo que marca la diferencia entre el hostel bilbaino y otro tipo de establecimientos adaptados. “Siempre hemos trabajado con la discapacidad y conocemos de primera mano lo que significa, por lo que podemos entender y dar un servicio más allá de las instalaciones, que vaya al trato personal y a una verdadera empatía con las necesidades y las expectativas de ese colectivo”.
Viajes de estudio El albergue, ubicado en el barrio de Bolueta, también se ha consolidado como un referente para los grupos organizados, sobre todo estudiantes que visitan Bilbao en viajes de estudio o culturales, pero también asociaciones y entidades deportivas. La empresa catalana Cum Laude, especializada en viajes de fin de estudios, cuenta a menudo con BBK Good Hostel para sus destinos en Bilbao, y Sendero y Luna, una asociación de ocio y tiempo libre de Madrid siempre se aloja aquí, desde hace tres años, cuando acude a hacer senderismo por los montes de Euskadi. “Hemos conseguido fidelizar a varios grupos y familias que repiten todos los años su visita”, destacó Estévez. El trato del personal, la limpieza, la calidad de las instalaciones y los servicios ofertados son los aspectos que mejor valoran sus visitantes.
En su tercer aniversario, desde BBK se alabó el trabajo conseguido en el albergue, en los que se ha labrado “credenciales muy respetables”, destacó el presidente de la entidad que impulsó su puesta en marcha, Xabier Sagredo. El director de la Obra Social, Gorka Martínez, auguró un futuro “prometedor” a un proyecto “fruto de la colaboración de dos entidades que llevan en su ADN el compromiso activo por la integración social de un segmento de la población sensible”. Para el director de Lantegi Batuak, Txema Franco, este albergue tiene una importancia “especial, ya que forma parte de la transformación que ha experimentado Bizkaia en los últimos años”. Y es que, sobre el mismo inmueble en el que hoy se ubica el albergue se abrió a finales de los 60, el primer taller para discapacitados intelectuales de Bizkaia. “Hoy hemos reinventado lo que hace más de treinta años era el germen del derecho al trabajo de ese colectivo”, valoró.