Bilbao - Reconocido internacionalmente gracias a las tres estrellas Michelín logradas a base de trabajo y tesón en el restaurante Azurmendi, el Ilustre Eneko Atxa (Zornotza, 1977) nació en la capital vizcaina, pero nunca la ha habitado. Eso no ha sido un impedimento para que propague sus bondades a los cuatro vientos. “Por mi trabajo tengo que viajar bastante, siempre tratamos de acercar nuestro territorio, nuestro paisaje, nuestra cultura allá donde vamos y la palabra Bilbao es la más significativa para mí. Tratamos de ser pequeños embajadores. Pretendemos contar a la gente que no somos ni mejores ni peores que el resto del mundo, pero que tenemos algo especial: un entorno geográfico con paisajes maravillosos que nos aportan productos fantásticos”, expone el chef.

La innovación puntera de su restaurante es un foco de atracción turística para los extranjeros, algo a lo que saca el máximo partido. “Estamos trabajando no solo desde un punto de vista personal, sino pensando en un proyecto más amplio que cree riqueza en el entorno”, indica Atxa, ilusionado por el título recién adoptado, “fiel reflejo del cariño” y en el que percibe “una pizca de romanticismo”. “No puedo entender el mañana sin el ayer y creo que Bilbao y lo que nosotros pretendemos hacer van de la mano”, añade.