Aún les quedan algunos años para ponerse a buscar un empleo, pero los adolescentes están cada vez más familiarizados con la idea de que en un futuro próximo puedan ser stalkeados por las empresas. Basta con poner el nombre del correspondiente candidato en Google y automáticamente aparecen decenas de páginas que delatan parte de los movimientos realizados por el aspirante durante toda su vida digital. Los expertos advierten de la importancia de gestionar la imagen personal que cada uno exhibe de sí mismo en Internet, ya que el rastro on line es una huella difícil de eliminar. Por ello, uno de los consejos más valiosos que se brindó a los jóvenes que ayer participaron en la V edición de las jornadas Explótalos sin que te exploten. Internet + Redes Sociales fue que revisaran las condiciones de privacidad en todas las redes sociales en las que poseen un perfil.

“Mientras menos común sea tu nombre y tu apellido más fácil será que te rastreen”, avisó Estefanía Jiménez, profesora de la UPV/EHU y miembro de EU Kids Online Spain, a los cerca de 300 estudiantes de ESO, Bachiller y FP de los centros Colegio Bizkaia (Zamudio), Nuestra Sra. de las Mercedes Ikastetxea (Leioa), Nuestra Sra. de Begoña (Barakaldo) y Centro de Estudios Mikeldi (Bilbao) que concurrieron a las conferencias organizadas por Sabino Arana Fundazioa y Euskaltel. De hecho, con el fin de evitar que sean hallados en la Red, cada vez son más las personas que deciden modificar su nombre o utilizar un pseudónimo en las redes sociales.

“¿Borraríais algo que habéis publicado en Internet?”, preguntó durante las intervenciones de los estudiantes David. “Con el tiempo eliminé muchas de las cosas publicadas a los 20, porque decidí que esa persona ya no era yo”, contestó Antonio Ortiz, administrador del blog Error 500 y experto analista en el desarrollo Software. Con más de 18.000 seguidores en Twitter, Ortiz comentó que su cuenta está abierta porque es profesional: “A veces me autocensuro si pienso que lo que escribo le puede afectar a alguien, el hecho de que esté abierto hace que el perfil termine siendo más tibio”, respondió a Iñigo, un estudiante que interpeló sobre la conveniencia de utilizar un alter ego.

Andrea y Asier, dos alumnos que subieron al escenario para personificar las experiencias de los adolescentes en las redes sociales, evidenciaron que la discreción y la sensatez son cualidades que van ganando adeptos. “Tengo cuentas en las redes sociales, pero las utilizo para ponerme al día”, señaló Asier; “Nunca he recibido una amenaza, pero si me ocurriera lo primero que haría sería decírselo a mi madre”, puntualizó Andrea. Entre los más jóvenes, Twitter e Instagram son las redes más conocidas, donde miden su popularidad. “He dejado de seguir a alguien porque no me seguía”, confesó Andrea como señal inequívoca de su juventud mientras en las gradas resonaron aplausos sintomáticos de identificación.

Lo que sí es extensible tanto a adultos como a adolescentes es que una de las primeras cosas que realizan nada más levantarse por las mañanas es conectarse a la Red, fuente inagotable de información. En cualquier caso, Ortiz advirtió sobre la importancia de contrastar y comprobar los datos que se pueden encontrar en Internet al mismo tiempo que defendió la pluralidad de opinión: “Si en las redes solo sigo a los que piensan como yo me habré creado un nicho de realidad adaptado a mí”. Asimismo, de la misma forma que se puede encontrar a mucha gente dispuesta a ayudar, el experto quiso reflejar que en el mundo web “el altruismo convive con el odio”, ya que “cuando no estamos delante de otras personas, el mecanismo de empatía desaparece y es más fácil sumarse a un ritual de odio”.

Uso actual

Las preocupaciones que hostigan a los jóvenes han variado en base a las redes sociales que utilizan, señaló Jiménez tras la conferencia. Después del último estudio de campo llevado a cabo, la profesora de la UPV/EHU refleja que los adolescentes usan cada vez menos herramientas como Facebook y Tuenti (cuyo uso prácticamente ha desaparecido) a favor de “la conexión permanente en WhatsApp”. Por ello, les inquieta “la dificultad para controlar los contenidos que circulan”, así como “que sus imágenes sean manipuladas o que sus vídeos lleguen a desconocidos”.

Sobre el uso excesivo que hacen de sus teléfonos (y, en consecuencia, de las redes sociales), Jiménez aseguró que “alguien utiliza demasiado Internet cuando le impide desarrollar actividades que antes le gustaban”. En cualquier caso, los padres, que también comienzan a ser usuarios, están cada vez más concienciados y formados para prestar a sus hijos el asesoramiento que necesitan.