Bilbao. Han sido necesarios más de seis meses de obras, pero por fin los muelles de la ría están preparados para ser abiertos de nuevo a los transeúntes. Al menos, el tramo comprendido entre el puente del Ayuntamiento y la pasarela Zubi-Zuri, donde los operarios dan estos días los últimos retoques mangueando las nuevas losetas, acicalando las macetas y pintando de blanco impoluto las barandillas y farolas. El ministro de Medio Ambiente, Miguel Arias Cañete, en representación de la institución que ha financiado las obras, y el alcalde de Bilbao, Iñaki Azkuna, ya que ha sido el Ayuntamiento quien las ha ejecutado, visitarán hoy los trabajos de refuerzo que todavía continúan realizándose en el tramo más cercano al puente de La Salve y que no estará terminado al menos hasta septiembre.
Se trata de la primera vez que se renuevan las infraestructuras que rodean el cauce de la ría desde su construcción en 1929, a excepción de los trabajos puntuales que se han podido acometer por derrumbamientos. En total se van a invertir 9,8 millones de euros, que sufragará el Ministerio de Medio Ambiente, Agricultura y Alimentación, después de que el PNV alcanzara un acuerdo en el Congreso de los Diputados con el anterior Ejecutivo español.
En total se han acometido obras en dos de los 18 kilómetros de márgenes que rodean la ría a su paso por Bilbao, la zona comprendida entre Urazurrutia y el museo Guggenheim, en el que las actuaciones eran más urgentes.
El paso del tiempo y la fuerza de las mareas han dejado huella en los pilotes que sujetan los muelles. Ahora, se ha aprovechado para reforzar las estructuras, de tal forma que puedan soportar tres veces más carga que antes. Una medida en la que se ha tenido también en cuenta que cada vez son más personas las que acuden al entorno de la ría en su tiempo de ocio. La reparación del primer tramo, el correspondiente al muelle de Urazurrutia, terminó ya en abril, tras dos meses de obras. En esa zona se reforzó la escollera con piedras de entre 250 y 300 kilos.
En estado de revista La zona que va desde el puente del Ayuntamiento hasta Zubi-Zuri está ya lista para su apertura a los peatones que ya se preveía que se iba a producir antes de Aste Nagusia. Y es que, debido a la magnitud de las obras -se han tenido que derruir y reconstruir en su totalidad- todo el tramo del paseo de Uribitarte se ha cerrado al tránsito peatonal, a excepción del acceso a la pasarela de Santiago Calatrava, durante estos últimos meses. Estos días, sin embargo, lucen ya un aspecto bien distinto, a punto para que paseantes, deportistas y turistas vuelvan a disfrutar de un paseo en torno al cauce del Nervión.
En la zona situada junto a la plaza Pío Baroja ya está todo a punto para su apertura: los bancos e isletas para aparcar las bicicletas están ya anclados, las farolas y barandillas blancas han vuelto a ocupar su lugar e incluso la escultura Conmemoración del día del mar, obra del asturiano Vicente Vázquez Canónico, había regresado a su lugar al pie de las escalinatas que bajan desde el puente del Ayuntamiento. La brigada de limpieza, que mangueaban los restos de polvo sobre las nuevas losetas, compartían espacio con los operarios que todavía ultimaban la colocación del pantalán que utilizan los barcos turísticos de Bilboats para embarcar a sus clientes. Dentro de una jaula que colgaba de la pluma de un camión, uno de los trabajadores soldaba el última raíl vertical que permite a las planchas subir y bajar siguiendo las mareas.
Un poco más adelante, en dirección a la pasarela peatonal, un pequeño tramo incluso había sido ya abierto a los peatones y no eran pocos los que aprovechaban para estrenar el nuevo muelle. Un poco más allá, dos operarios enlucían con una capa de pintura blanca las farolas y barandillas más cercanas a la ría, con muchas manchas de óxido y la pátina desconchada. Otros llenaban las macetas con flores y plantas ornamentales, pulían la superficie de piedra del murete que separa las dos alturas del paseo o desenrollaban las tiras de césped de los jardines. En el entorno de la pasarela, sin embargo, todavía quedaban algunos técnicos trabajando entre las columnas bajo el paseo.
Más allá de Zubi-Zuri, el panorama cambia de forma radical: el suelo todavía está levantado, las casetas de obras se mezclan con montañas de baldosas, no hay ni rastro de las barandillas y farolas blancas del borde de la ría, y el ruido de los taladros sigue resonando. La estructura que en un futuro será la escalera de acceso a la ría -a día de hoy es solo una rampa- aún tiene colocados los puntales. Aquí, los trabajos todavía se prolongarán durante varias semanas, al menos hasta principios de septiembre, ya que después de retirar las sujecciones se detectó un problema de abombamiento en la superficie del muelle.