El Surne Bilbao Basket ha inaugurado este domingo su casillero de éxitos en el curso baloncestístico 2025-26 haciendo valer ante el San Pablo Burgos (95-85) el factor que una vez más debe marcar diferencias a su favor y convertirse en el gran valedor de su bienestar y tranquilidad: Miribilla. El conjunto de Jaume Ponsarnau aprovechó un prodigioso segundo cuarto, en el que gracias a un parcial de 23-2 conquistó un colchón que superó los veinte puntos (54-33), y a partir de ahí sacó provecho de sus rentas para alcanzar la victoria pese a que sus niveles de acierto dejaron bastante que desear desde la línea de tiros libres y la distancia triple.
95 puntos anotados con un flojísimo 6 de 29 (21%) desde la distancia triple y dejándose por el camino 13 lanzamientos desde la línea de castigo. Es lo que tiene este baloncesto de hoy en día, el del ritmo endiablado y la activación de la muñeca a las primeras de cambio sin importar ni lejanía ni tiempo en el reloj. La escuadra vizcaina tuvo la gran virtud de extraer petróleo de esos minutos anteriores al descanso en los que encontró inspiración y también la de saber explotar posteriormente los recursos necesarios para evitar los intentos de abordaje de los de Bruno Savignani, que en ningún momento se acercaron más allá del 65-58 en el tramo final del tercer cuarto, antes de que los ‘hombres de negro’ fabricaran otro 10-0 a su favor para insuflar oxígeno a sus pulmones.
Con cinco jugadores anotando en dobles dígitos (Darrun Hilliard, Justin Jaworski, Martin Krampelj, Luke Petrasek y Melwin Pantzar), fueron tan importantes los primeros para abrir brecha en el luminoso como los últimos para evitar los intentos de voltereta, con el base sueco especialmente atinado en el acto final, con tres canastas seguidas cuando el San Pablo Burgos, con Gonzalo Corbalán y Jhivvan Jackson como figuras notablemente inspiradas, se acercaron hasta un inquietante 86-67 a seis minutos la última bocina.
De menos a más
Al conjunto vizcaino le costó algo entrar en partido. Concedió un par de sencillas canastas al rival y tardó en encontrar ritmo y acierto en ataque, por lo que las primeras rentas fueron visitantes (2-7). Sin embargo, con Ponsarnau cambiando de nuevo todo su quinteto de golpe muy pronto, los anfitriones mejoraron sus prestaciones. Encontraron en las penetraciones a canasta y en los tiros libres, aunque Pantzar se dejara tres por el camino, buenas vías de suministro de puntos para colocar el luminoso a su favor, 17-12, pero sin acabar de conquistar una apetecible distancia de seguridad. Lo impidió, entre otros factores, la entrada en escena del clarividente y dañino Corbalán, aunque al menos Tryggvi Hlinason, sobre la bocina, consiguió que fueran los ‘hombres de negro’ quienes cerraran en ventaja (27-25) el primer cuarto.
Con un muy buen trabajo defensivo, el Surne Bilbao Basket amagó con el demarraje con un parcial de 7-0 cortado por Savignani con un tiempo muerto que no tuvo el efecto deseado para los suyos. Y es que los anfitriones siguieron a lo suyo, tremendamente intensos atrás y saliendo a toque de corneta a por el aro rival, y cuando el acierto exterior se sumó a la lista de aspectos positivos de su juego consiguieron volar. Seis puntos seguidos de Jaworski, que falta le hacían, un triple de Pantzar y otro de Petrasek pusieron la guinda al abrumador 23-2 que les impulsó hasta un superlativo 50-30. Jackson, tirando del carro burgalés, taponó tímidamente la sangría, pero los de Ponsarnau no dieron su brazo a torcer y alcanzaron el ecuador de la cita con un excelente 54-35.
Los guarismos eran llamativos porque el conjunto vizcaino había fallado a esas alturas seis tiros libres (16 de 22) y no pasaba del 26,7% de acierto en el triple (4 de 15), pero su 62% en las distancias cortas e intermedias era imperial, así como su magnífico trabajo defensivo y su dominio del rebote (24-14).
Más problemas
Sin embargo, el Surne Bilbao Basket no fue capaz de darle continuidad a su momento de inspiración. Mientras el criterio arbitral cambió radicalmente en el caso de la escuadra burgalesa, dejando de castigar muchos contactos, el conjunto vizcaino fue sancionado con cinco faltas cuando no se habían disputados ni dos minutos y medio del tercer cuarto, con Hilliard y Hlinason sumando la tercera en sus respectivos casilleros. Además, se dejó otros cinco tiros libres por el camino (dos del pívot islandés, otros dos de Krampelj…) y su renta entró en fase decreciente (59-47, minuto 25).
Sumar puntos se convirtió en un auténtico tormento, con errores desde todas las distancias, y el conjunto de Savignani encontró alfombra roja para seguir recuperando terreno, bajando de la distancia de dobles dígitos (61-52) a 3:17 del final del tercer cuarto. Ni siquiera cuatro puntos del poste esloveno desde la línea de castigo (65-53) aportaron compostura, pues Jackson estaba por la labor de meter aún más el dedo en la llaga bilbaina (65-58), y fue Petrasek, con una bandeja y un triple seguidos, quien acabó aportando el necesario aire para alcanzar el acto final con un interesante 73-60.
Gran Pantzar
Parecía que dos canastas seguidas de Hilliard podían aportar la calma necesaria (77-60), pero los colegiados siguieron aplicando una toma de decisiones desquiciante que mantuvo en todo momento al San Pablo Burgos a flote, a lo que también contribuyó el mal cuidado del balón por parte de la tropa anfitriona. Ni siquiera el 86-70 después de que Pantzar cogiera el toro por los cuernos con tres canastas seguidas pudo poner el candado definitivo al partido, pues dos pérdidas seguidas de Hilliard y Jaworski acercaron a los visitantes hasta el 88-77 a 3:23 de la última bocina. Sin embargo, el intento de motín no fue a más y el choque solo se alargó (más de dos horas y cuarto, demasiado, con 57 faltas y 77 tiros libres lanzados entre los dos equipos) por el tira y afloja por el ‘average’, que al final se quedó en diez puntos a favor de los inquilinos de un Bilbao Arena, que ya suma su primer éxito en su hoja de servicios.