Otra fiesta sin final feliz para el Bilbao Basket ante el UCAM Murcia
El Bilbao Basket acusó durante treinta minutos el desgaste físico y mental de las ultimas semanas y su reacción de orgullo y carácter no le alcanza para superar a un UCAM Murcia que supo jugar el partido que necesitaba
Durante treinta minutos, el Bilbao Basket no supo si estaba a Rolex o a setas. Si a seguir disfrutando de la gloria conquistada hace unos días en Salónica o a afrontar las tareas más mundanas y rutinarias que impone la Liga Endesa. El equipo y la afición estuvieron mucho rato en los balcones del Ayuntamiento y la Diputación mientras el UCAM Murcia se metió el partido en el bolsillo de manera inteligente. Sito Alonso tardó cinco minutos en poner una zona muy bien ejecutada y obligar a los hombres de negro a pensar más de los que sus cabezas podían procesar ayer y a acertar lo que no le permitía su energía. En el otro lado, los visitantes decidieron ralentizar sus ataques para desgastar al Bilbao Basket y aprovechar algunas lagunas de concentración de los jugadores de Jaume Ponsarnau.
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Total, que el escenario, como no podía ser de otra manera, colocó al Bilbao Basket en situación de desventaja, en un querer y no poder que en esta ocasión estaba plenamente justificado. El choque se volvió plomizo porque los locales no podían correr y fallaban muchos tiros liberados, lo que les llevó a buscar otras soluciones más complicadas que no estaban debidamente trabajadas y mecanizadas. Por su parte, el UCAM Murcia tampoco necesitó sumar brillantez a sus acciones, muchas de las cuales terminaban en situaciones de uno contra uno, salvo los mates de Stephens y Antetokounmpo. Con acertar un poco más de lo habitual desde la larga distancia y aplicarse con una contundencia escasamente castigada cuando tenían desventaja defensiva, los de Sito Alonso lograron construir una ventaja que llegó a ser de veinte puntos.
Parecía que no era el día, que de nuevo el visitante iba a aguar la fiesta sin que el anfitrión pudiera siquiera pedirse el último baile. Pero el baloncesto esconde momentos que cada vez son más frecuentes y ya no deberían sorprenden y, de repente, el partido dio un giro total. Abdur-Rahkman tiró por la calle de en medio, que ayer era la más sencilla porque la elaboración hacía todo muy farragoso, y con trece puntos seguidos puso a su equipo a diez puntos a cuatro minutos y medio del final. El Bilbao Basket, de perdidos al río, y su afición se vinieron arriba porque de nuevo se avistaba lo imposible.
Una defensa presionante que se recogía en zona ofuscó a los pimentoneros, que empezaron a fallar y dieron alas a su rival, que empezó a jugar con la claridad que le había faltado hasta entonces. El celebradísimo triple de Frey, sexto del equipo en este cuarto, mandó el partido a una prórroga en la que el Bilbao Basket tiró de los jugadores que le habían llevado hasta ella y que, al final, acabaron acusando el cansancio con una toma de decisiones no atinada.
Era una segunda oportunidad, pero como en Murcia tampoco la aprovecharon los hombres de negro. Entonces ellos fueron los remontados y ayer ocurrió lo contrario, pero la moneda tampoco cayó de cara. Ahora toca rearmarse, recuperarse de los esfuerzos y los fastos de las dos últimas semanas y afrontar un reto físico y mental en el mes que queda de competición. Nada está conseguido y hay que sumar alguna victoria más por lo que puede pasar en unas jornadas que pueden deparar cosas inesperadas.