¿Qué sensaciones tiene de cara a esta final?

—Espero dos partidos duros, muy peleados. Respeto mucho al PAOK porque jugué allí, aunque realmente siempre respeto al rival porque ellos también desean ganar esta final. Y espero sobre todo un gran ambiente en los dos pabellones.

¿Le preocupó la posibilidad de perdérsela por su reciente lesión?

—Un poco sí, aunque una vez conocimos los resultados de la resonancia confié mucho en mi cuerpo, en la gente que nos rodea… He puesto mucho trabajo y me alegra estar de vuelta a tiempo.

Estando lesionado, tuvo que ver la remontada ante el Dijon desde la banda. ¿Cómo vivió aquellos minutos locos?

—Intenté disfrutar del ambiente y tratar de animar todo lo posible a mis compañeros, estar muy pendiente en los tiempos muertos y, sobre todo, dar algún consejo a nuestros jóvenes. Jugamos con mucha fuerza y mucho orgullo y fue un gran partido.

Sin usted y Hlinason, los jóvenes han dado un gran paso adelante. ¿Le ha sorprendido?

—Para ser honesto, no estaba preocupado. Sé lo que han trabajado fuera de los focos. Amar (Sylla) es como un hermano pequeño para mí, nos enfrentamos cada día en los entrenamientos, hacemos trabajo extra, tiro extra, cada día, y siempre hablamos de que debía estar preparado para cuando llegara la oportunidad.

Esta final da sentido a todos aquellos largos viajes del inicio de la FIBA Europe Cup.

—Muchas veces pienso que desde fuera creen que siempre tenemos que ganar porque jugamos en la ACB. Pero tuvimos que pasar una previa, no estábamos clasificados. Ganamos y luego hicimos nuestro trabajo en las fases de grupo, siempre nos mantuvimos unidos. Esta es la segunda vez que el Bilbao Basket juega una final europea y es un gran momento para los jugadores, los entrenadores, los fisios, los preparadores físicos. Todos hemos puesto de nuestra parte para llegar a este momento y queremos hacerlo bien.

El equipo ha demostrado carácter en esta competición, sobre todo en las dos últimas rondas.

—En el deporte es importante crear ese carácter porque va a haber altos y bajos. No importa si has tenido un mal día o un buen día, hay que pensar en el siguiente y seguir empujando. Hemos trabajado mucho en el día a día, sin pensar en lo que había pasado, solo tratando de ser mejores y mirar adelante. Por eso creo que estamos preparados.

¿Haber jugado en el PAOK le da una motivación añadida?

—No diría eso, es una sensación agridulce porque cuando estuve allí sufrí una desgracia en mi familia y tuve que irme antes de tiempo. Volver a Salónica luchando por un campeonato me parece que es como cerrar un círculo. Es un sentimiento bonito y estoy emocionado. Jugamos la BCL, nos medimos a muy buenos equipos, estuve en una muy buena liga y, además, tuve buenas actuaciones. Disfruté de la pasión de la gente porque yo también soy apasionado. Siento mucho respeto por el propietario del PAOK y por la gente del staff. Son grandes personas.

¿Y qué puede decir del ambiente en la cancha del PAOK?

—Va a ser una locura. Ellos tienen historia, orgullo y el ambiente va a ser fuerte. Pero aman el baloncesto y aman a su equipo. No se lo toman de forma personal, no va a ser nada contra nosotros.

¿Cuánta importancia tiene el primer partido?

—Lo que cuenta es ganar. Realmente, yo quiero ganar todos los partidos, aunque sea por medio punto. No quiero salir de aquí hoy pensando que no lo hemos dado todo. Hay que jugar con intensidad y agresividad y ya veremos lo que pasa.

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¿Se imagina el Bilbao Arena lleno?

—Claro, el último partido que jugamos hubo un gran ambiente desde el inicio. Hubo mucha energía, todo el mundo estuvo conectado, nunca hubo silencio y fue una cosa muy bonita de ver y de sentir. Así que supongo que hoy será aún más.