Siete meses del Báltico al Egeo
El Bibao Basket comenzó su andadura europea en tierras lituanas en septiembre
El recorrido del Bilbao Basket hasta la segunda final europea de su historia comenzó el 24 de septiembre del año pasado en Klaipeda, ciudad de Lituania a orillas del mar Báltico. El Neptunas era el rival, probablemente el más complicado, que designó el sorteo para una eliminatoria previa de ida y vuelta que encerraba mucho peligro. Primero, por la entidad del rival, luego porque superarla era un objetivo prioritario para Jaume Ponsarnau y sus jugadores y al final porque no había precedentes de afrontar tan pronto una cita de tanta exigencia, a la que, además, el Bilbao Basket llegó con una plantilla con muchas novedades y en periodo de ensamblaje. El equipo dio la talla, se impuso por ocho puntos (66-74) y tres días después finiquitó el asunto en Miribilla con un triunfo contundente (95-59).
El primer objetivo de la temporada estaba cumplido y el sorteo deparó que a los hombres de negro les tocaba visitar en la primera fase el este de Europa, con viajes largos e incómodos hacia lo que se llamó en su día el Telón de Acero. Las salidas a Georgia, Eslovaquia y Bulgaria se alternaron con otro guiño al pasado como fue disputar esos tres encuentros en La Casilla para empezar a celebrar los 25 años de existencia del Bilbao Basket. El entrañable pabellón registró un buen ambiente, con viejos y nuevos aficionados, que llevaron al equipo hasta un esperado pleno de victorias ante rivales de un nivel inferior.
El sueño continúa
En la segunda fase, creció la exigencia deportiva, pero los desplazamientos fueron mucho más cercanos. El Cholet, líder por entonces de la liga francesa, se hizo con el primer puesto por el average general y el Sassari y el Le Portel quedaron fuera. Una última jornada emocionante provocó que el rival en cuartos de final fuera el Tofas Bursa, también clasificado entre los primeros de la potente liga turca. Un triple sobre la bocina de Abdur-Rahkman selló el pase a semifinales tras recuperar siete puntos de desventaja global en siete minutos y fue el preludio de la locura que se vivió con la remontada imposible en Miribilla ante el Dijon.
Salónica, a orillas del mar Egeo, espera al Bilbao Basket tras un periplo de siete meses de Este a Oeste, de Norte a Sur de Europa, de unos mares a otros y de distintos husos horarios. Al final, todo puede merecer la pena.