El Bilbao Basket pasó la pelota al tejado del Cholet, que hoy debe ganar en su visita al Sassari para hacerse con el primer puesto del grupo y asegurar el factor cancha en la eliminatoria de cuartos de final de la FIBA Europe Cup. Fue la única nota positiva del partido en Le Portel al que era difícil encontrarle una utilidad a estas alturas de la temporada y de la competición porque todo queda pendiente de lo que ocurra hoy en el grupo de los hombres de negro y en el K, del que saldrá el rival en ese cruce. Puede ser el Zaragoza, el Tofas o el Oporto por lo que el Bilbao Basket jugó ayer sin un objetivo claro.
Jaume Ponsarnau ya había advertido de que su equipo no iba volverse loco en busca del primer puesto y como en Le Portal tampoco se jugaba nada más allá del prurito de jugar en casa y no quiere perder jugadores en su lucha por la permanencia en su liga resultó un choque más propio de pretemporada, con muy escaso ritmo y errores impropios en los dos lados como consecuencia de la falta de tensión. Desde luego, la imagen que dejó el Bilbao Basket nada tuvo que ver con la ofrecida dos días antes ante el Lleida, pero tampoco se podía esperar un rendimiento brillante, dadas las circunstancias.
Durante todo el partido, los jugadores de Ponsarnau acumularon fallos debajo del aro, hasta anotar por debajo del 50% en tiros de dos, con un Tryggvi Hlinason extrañamente blando y poco contundente. También acumuló el equipo bilbaino pérdidas en primera línea de pase y muchos problemas para superar la defensa francesa en el momento que apretaba a los manejadores. Y hubo numerosos fallos en tiros abiertos, algo que viene siendo un defecto habitual. Al menos, arreglaron el porcentaje en el tramo final, aunque Rubén Domínguez, que anotó tres triples sin fallo, tuvo menos lanzamientos de los que habría merecido.
El caso es que fue otro día para hacer pruebas, como la de Kristian Kullamae de base para suplir la baja de Harald Frey. También tuvo una buena cuota de minutos Omar Silverio, aunque el dominicano sigue sin demostrar que pueda ser un jugador que suponga un claro salto de calidad respecto a lo que ya hay en la plantilla. Sus errores y sus aciertos se parecen mucho a los de otros compañeros y el hecho de jugar contra el reloj por su tardía incorporación, con ganas de brillar, pero sin equivocarse demasiado para no perjudicar al equipo, quizás esté lastrando su juego. Al final de esta semana, su contrato, que tampoco supone una carga excesiva, puede ser cortado y habrá que ver qué decisión toma el club antes de este largo parón de tres semanas.
Hubo demasiada confusión en la cancha, fallos no forzados, y una irregularidad que no abandona a piezas importantes. El caso más evidente es el Abdur-Rahkman, que con nueve puntos del tirón resolvió el asunto después de un partido en el que muchos de sus tiros se quedaron cortos. Pero el quinto triple, el que ponía cuatro puntos de ventaja a medio minuto del final, lo metió limpio. El estadounidense hizo lo que se espera de él y la gran pregunta que se hacen los aficionados es por qué no lo está haciendo más a menudo.
El Ludwigsburg, peligroso
Con partidos de absoluto control y otros de cierto desorden, el Bilbao Basket ha cerrado las dos primeras fases de grupo de forma casi impoluta, aunque eso no supone nada a partir de ahora. El próximo rival será complicado probablemente en una parte del cuadro que parece de más nivel que la otra, en la que el Ludwigsburg y el PAOK están ya clasificados y esperan compañía en los encuentros de hoy. Los alemanes, invictos en esta fase, son un rival peligroso, no en vano ocupan el cuarto puesto en la Bundesliga. El tercero, por cierto, es el Braunschweig, que ya fue eliminado de este torneo. El Dijon galo y el Oradea rumano, en el grupo M, se disputan un puesto en cuartos de final y el Friburgo, el Spirou Charleroi y el Amwil Wloclawek aún tienen opciones de avanzar en el grupo N para las eliminatorias que comenzarán el 5 de marzo.
Jaume Ponsarnau: “Al final, hemos sabido ganar”
Decisivo Rahkman. “Ha sido un partido que hemos afrontado sin prepararlo ante un equipo muy físico. Sabíamos que aquí Le Portel iba a sacar su defensa agresiva y que nos iba a costar. No hemos jugado bien, pero hemos encontrado aciertos en momentos puntuales y en el final apretado hemos sabido ganar. Era una de nuestras asignaturas pendientes y espero que nos sirva para ser mejores. Siempre hemos apostado por Abdur-Rahkman para esta responsabilidad y ha acertado al final, pero también han sido muy importantes los triples de Gielo para igualar el partido y llegar con opciones. Hemos podido ganar, pese a todos los condicionantes, y espero que esto nos sirva para aprender y seguir creciendo”.