El Surne Bilbao Basket completó este martes su parte de trabajo para apurar hasta el final sus opciones de acabar en primera posición su Grupo L de la FIBA Europe Cup y tener el factor cancha a su favor en los cuartos de final. Sin volverse loco ni exprimirse a lo bestia, como anunció la víspera Jaume Ponsarnau, pero sí jugando con la intensidad suficiente aunque con muchos dientes de sierra en su rendimiento, entendibles tras volver a activarse solo 48 horas después de su victoria ante el Hiopos Lleida, el conjunto vizcaino superó al Le Portel (74-78) gracias a unos magníficos dos minutos finales de Muhammad-Ali Abdur-Rahkman, con nueve puntos consecutivos que catapultaron a los suyos en un final apretado, y deberá esperar este miércoles al resultado del Banco di Sardegna Sassari-Cholet para la resolución definitiva de esta segunda fase continental. Solo una victoria de los italianos les permitiría acabar encabezando su grupo, con el Casademont Zaragoza, el Tofas Bursa y el Oporto como posibles rivales en la próxima lucha por alcanzar las semifinales. Un triunfo francés les relegaría a la segunda plaza final, con los de Porfi Fisac o los turcos como contrincantes.
Fue precisamente esa racha anotadora final de Abdur-Rahkman, con dos bandejas, un triple y dos tiros libres cuando los franceses encaraban los últimos 2:10 de la cita con ventaja de 71-68 lo más destacable de una contienda en la que el conjunto vizcaino fue bastante fiel a lo que está siendo su modus operandi habitual lejos de Miribilla, con demasiados claroscuros en su juego, mezclando momentos de buen baloncesto con fases de errores difíciles de explicar, llegando casi siempre los primeros con marcadores contrarios o ajustados y los segundos en aquellos momentos en los que parece que el viento sopla a favor y las oportunidades de romper el partido eran reales. Pese a ello, fue capaz de colocar sobre la cancha argumentos suficientes para acabar triunfante.
Además de Mars, con 16 puntos, otros tres hombres de negro (Rubén Domínguez, Thijs De Ridder y Kristian Kullamae, de nuevo en acción tras no salir del banquillo el domingo) y con un 47,8% desde la distancia triple (11 de 23) y un buen trabajo en el rebote acabaron con la resistencia de DeAndre Gholston y Kristers Zoriks en el bando contrario.
DIENTES DE SIERRA
El conjunto vizcaino abrió la contienda muy bajo de revoluciones. Las dos primeras canastas que encajó fueron mates -el tercero lo evitó una falta-, acumuló pérdidas, falló tiros abiertos y el 9-1 tras poco más de un minuto de juego le obligó a espabilar. Lo hizo con rapidez, empatando el marcador a nueve puntos, pero nuevos errores, incluido un mate fallado por Marvin Jones, permitieron al Le Portel, con Digue Diawara filoso, sentirse dominador. Pero con Kullamae ya en cancha como director de juego por la ausencia de Harald Frey, descartado al igual que un Zoran Dragic que ni siquiera viajó, y De Ridder haciendo de las suyas, el colectivo ganó en solidez, llegando al final del acto inaugural con un 19-18.
Parecía que los triples de Domínguez y Omar Silverio podían dar un argumento de peso a los visitantes para imponer su mando al partido, pero nada más lejos de la realidad. Con un juego desordenado en ataque y una defensa que tampoco acababa de ser granítica, Jaume Ponsarnau optó por parar el partido a cinco minutos del descanso con el 28-24 en el luminoso. Los suyos respondieron a las mil maravillas, fabricando un parcial de 1-12 que tuvo su punto de partida en otras dos dianas de Domínguez desde más allá de la línea de 6,75. Mezclando aciertos con jugadas en las que incluso cruzar la línea del centro de la cancha era problemático por la efusiva defensa de los de Girard, los visitantes se las arreglaron para llegar en ventaja al ecuador de la contienda con un 33-38. El 7-27 en puntos desde el banquillo a esas alturas, su 46,1% desde la distancia triple y su dominio en el rebote (13 a 21) favorecía a los de Ponsarnau, mientras que los anfitriones habían encontrado 11 puntos de suministro a partir de las pérdidas bilbainas.
En la reanudación, el conjunto vizcaino tuvo una oportunidad inmejorable para lanzar el ataque definitivo. Su retaguardia compareció sólida, pero los errores ofensivos evitaron el demarraje más allá del 33-42. Gholston, con dos triples seguidos, aprovechó la circunstancia para acercar a los suyos en el retrovisor. Y con los locales acumulando ataques improductivos y fallos desde la distancia triple, el escolta estadounidense siguió sacando su muñeca a pasear y la voltereta se hizo realidad a dos minutos del final del tercer cuarto: 48-46. Fiel a su forma de proceder habitual del presente curso, el Surne Bilbao Basket recuperó el orden y el criterio cuando creció la tensión en el marcador y habilitó nuevos recursos para llegar a los diez minutos finales mandando en el partido, aunque su colchón no pasara del 50-53.
TIRA Y AFLOJA
Pero la falta de cualquier atisbo de sostenibilidad seguía siendo muy penalizada. Si el voluntarioso y efectivo De Ridder y Silverio, con un triple, abrían una mínima ventaja (54-58), los errores en forma de pérdidas subiendo la bola o bandejas falladas daban vida a su rival (63-58). Y cuando la cosa se ponía más fea, volvía la mejor versión visitante para empatar el partido a 66 puntos con dos triples de Tomasz Gielo. En esas circunstancias, el final igualado era inevitable. Con 71-70 la situación no era cómoda, pero surgió el mejor Abdur-Rahkman para dibujar el demarraje definitivo y sentenciar con dos tiros libres después de que el triple de John Nunge creara incertidumbre (74-75) en los segundos finales.