El Surne Bilbao Basket regresó de A Coruña con las maletas llenas de récords de todo tipo después de una actuación en ataque absolutamente espectacular e impactante por lo que supuso y por las consecuencias que debería tener para el futuro de los hombres de negro. El equipo de Jaume Ponsarnau llegó al Coliseum con el peor porcentaje de acierto en triples de la Liga Endesa y salió de él enarbolando su mejor registro anotador de siempre desde la línea de 6,75 metros, con veinte aciertos en 41 lanzamientos, ambos topes del club en un solo partido. El anterior registro de triples anotados (17) databa de hace tres años en un choque ante el Joventut, aunque lo había alcanzado también en dos ocasiones antes, en 2006-07 y 2015-16.
Rubén Domínguez se coronó de gloria y logró en su primera temporada en el Bilbao Basket y con solo 21 años alcanzar la máxima anotación de un jugador del equipo en veinte temporadas en la ACB. Los 35 puntos del gaditano superan en uno a los que logró Axel Bouteille en Burgos en el curso 2019-20, el del regreso a la máxima categoría. Además, Domínguez, en su decimocuarto partido en la Liga Endesa, igualó el tope de triples en un encuentro del Bilbao Basket, que tenían Luke Recker y Álex Reyes, y se convirtió en el tercer jugador en toda la historia de la competición en anotar ocho triples en un partido con 21 años o menos, junto a Alberto Herreros y Álex Abrines. También logró la sexta mejor marca anotadora de la historia para un jugador de esa edad.
Los históricos registros del partido de ayer, que tenía suma importancia en la clasificación, no acabaron ahí, ya que Melwin Pantzar repartió once asistencias a sus inspirados compañeros y también igualó el tope del club en la ACB, que tenían Javi Salgado, en dos ocasiones; Quino Colom, en tres; Jonathan Tabú y Ludde Hakanson, el último que las logró hace casi dos años.
Realmente, el baloncesto resulta complicado de entender y de explicar porque la actuación del conjunto bilbaino fue inesperada, más por la forma que por el fondo. Después de una primera parte de escaso acierto y sostenida por los rebotes de ataque, Rubén Domínguez anotó la canasta más difícil de todo el partido, un triple con rectificado sobre la bocina, que pareció cargar de confianza a todo el equipo. Si aquella había ido dentro, tenían que entrar otras más sencillas. Y así ocurrió en una segunda mitad en la que el Bilbao Basket temeroso y superado por el ambiente de otras ocasiones fuera de casa se transformó en un grupo implacable y certero que hizo saltar por los aires la propuesta defensiva de los coruñeses, que confiaban en que los vizcainos mantuvieran su escaso 29% de acierto hasta ayer.
Abdur-Rahkman recuperó el filo y metió cuatro triples seguidos en el tercer cuarto que empezaron a generar desconfianza en los locales. Pero fueron otros cuatro, con un 3+1 incluido, de Domínguez, los que dinamitaron el partido definitivamente porque esta vez el Bilbao Basket no iba a dejar escapar tan preciado botín. Gielo e, incluso, Jones se sumaron a la fiesta para otros cinco triples en los últimos cinco minutos y medio. El sexto de Abdur-Rahkman redondeó la cifra de 100 puntos y la máxima diferencia del choque que será difícil repetir.