El Bilbao Basket necesita cualquier estímulo para buscar la reacción y romper la crisis de juego y resultados que le ha llevado a sumar siete derrotas en los últimos ocho partidos y le ha colocado en la parte baja de la clasificación. Para mejorar el juego y volver a afilarlo, el club está buscando un jugador de perímetro que pueda aportar puntos. Para recuperar el ánimo de una plantilla alicaída y con el ánimo bajo, el recurso más inmediato está en Miribilla donde el domingo los hombres de negro reciben al Manresa. Esa mala racha ha incluido tres derrotas consecutivas en casa en los últimos tres compromisos, algo que resulta tanto o más preocupante que el balance global después de que se haya consumido un tercio de competición.
Corregir esta tendencia como local resulta perentorio para cumplir el primer objetivo de la temporada que es la permanencia, algo que ya no admite discusión a estas alturas. En las últimas tres campañas, con el regreso de los aficionados a los pabellones tras la pandemia, el Bilbao Basket ha ganado doce, once y diez partidos, respectivamente, en el Bilbao Arena. El equipo de Jaume Ponsarnau debe igualar esas cifras para no pasar apuros, sobre todo en un curso tan igualado como se presume el actual en el que no hay equipos marías que se puedan quedar descolgados pronto.
En sus diecinueve campañas anteriores en la Liga Endesa, solo en cuatro el Bilbao Basket ha tenido balance negativo como local, sea en La Casilla, en el BEC o en Miribilla. Pero la evolución del público que acude a ver los partidos ha hecho que los partidos se vivan en un ámbito familiar, lejos de aquellos inicios en que se afrontaban a cara de perro, en la grada y en la cancha. Sin embargo, cuando el equipo lo ha necesitado esa comunión siempre se ha producido y el choque de este domingo, el primero de los doce que quedan en casa en la competición liguera, puede marcar un punto de inflexión en la trayectoria de los hombres de negro, que a falta de brillantez pueden mostrar en casa otros argumentos que les lleven a la necesaria victoria.
Los partidos en casa ante rivales directos, como en teoría tenía que ser el Manresa, son de obligado cumplimiento y el Bilbao Basket ha sido siempre bastante fiable en ese aspecto en las temporadas posteriores a los dos ascensos. El equipo del Bagès, que está metido en puestos de Copa, ha logrado cinco de sus seis victorias en el Nou Congost. El Zaragoza, que aspira incluso a ser cabeza de serie, está invicto tras seis partidos como local. Esos equipos de perfil similar al Bilbao Basket suelen ser casi siempre los mismos, pero en los últimos años se ha sumado plazas como Granada, Andorra, Palencia, Lleida o Coruña en las que se crean ambientes muy difíciles de superar y algunos de ellos ya los han sufrido los hombres de negro, sin ir más lejos la semana pasada.
La exigencia es máxima en la Liga Endesa y cualquier detalle puede servir para marcar la diferencia y, aunque para el domingo se anuncie una lluvia de peluches en el descanso y el partido se enmarque dentro de una jornada solidaria de la ACB, el objetivo prioritario debe ser tratar de llevar al equipo hacia la victoria. El Manresa llega tras anotar 100 o más puntos en sus dos últimos encuentros, es un equipo que juega a un ritmo muy alto y en sus partidos no hay margen para las distracciones. Pueden pasar cosas muy rápido para bien o para mal y el tratamiento que deben recibir los de Diego Ocampo es el mismo que cualquiera de los rivales más poderosos. Aunque los manresanos solo hayan ganado un partido fuera de casa hasta ahora, no van a ser un rival sencillo.