El Surne Bilbao Basket llegó este sábado tarde, muy tarde, al Pabellón Príncipe Felipe. Tardó demasiado, hasta después del descanso, en poner sobre la cancha lo necesario para mostrar una propuesta competitiva ante un conjunto de la seriedad y la pólvora del Casademont Zaragoza y pagó con derrota (82-71) esa activación tardía. En la Liga Endesa no basta con un cuarto positivo, por muy bueno que sea, para sacar los partidos adelante. Y menos fuera de casa. Y menos todavía ante un rival más y mejor armado. El conjunto vizcaino regaló demasiado terreno (26-15 en el primer cuarto, máxima desventaja de 16 puntos poco antes del descanso) por comparecer en cancha muy bajo de energía, acierto y tono defensivo y cuando por fin se puso las pilas en un magnífico tercer cuarto, saldado con un 17-27 a su favor, consiguió recuperar casi todo el terreno perdido (53-52), pero se desfondó en los diez minutos finales.

Dragic entra a canasta durante el partido ante el Casademont Efe

El conjunto de Jaume Ponsarnau ha perdido parte de la chispa que le caracterizó en las primeras jornadas. Le cuesta encontrar jugadores acertados. En esta ocasión tuvo a Tryggvi Hlinason (nueve rebotes, quince créditos de valoración) y a Zoran Dragic (14 puntos) como referentes y una buena noticia en el paso al frente de Tomasz Gielo, pero por contra no hubo noticias de la pareja de americanos -Muhammad-Ali Abdur-Rahkman no llegó ni a 14 minutos de juego- y de Melwin Pantzar solo se vieron chispazos en el amanecer del tercer acto. Por contra, en el bando rival Marco Spissu y Jilson Bango fueron tremendamente dañinos. El conjunto vizcaino volvió a sufrir tremendamente en el rebote (44-28, con los de Porfi Fisac facturando hasta 13 puntos de segundas oportunidades) y con su falta de acierto desde la larga distancia. Si en ese positivo tercer cuarto firmó un gran 5 de 8, el resto del partido arrastró un horrible 3 de 22. Demasiadas grietas si además el rival factura doce puntos más en la pintura: 44 a 32.

Energía y acierto

Los anfitriones arrancaron con mayores dosis de energía y acierto y suyo fue el control del luminoso desde el salto inicial por tres factores principales: la superioridad de Bango sobre Hlinason tanto jugando de cara al aro como de espaldas, el escasísimo acierto de los hombres de negro desde la línea de 6,75 (1 de 7 en el primer acto) y su pobre cuidado del rebote defensivo. Los de Ponsarnau viajaron a remolque en todo momento. Dragic trató de sujetar a los suyos a base de penetraciones, pero los de Fisac anotaban con demasiada facilidad, por lo que el 26-15 al término de los diez primeros minutos era ya sinónimo de problemas. 

Obligado a jugar demasiado alejado del aro y con dificultad para generar puntos, el Surne Bilbao Basket llegó a verse doblado en el marcador (30-15 ) antes de que un triple de Gielo le diera algo de aire. Pero faltaba muchísimo acierto en el tiro exterior. La defensa zaragozana permitía lanzamientos lejanos, pero el cuerpo de fusileros de la escuadra vizcaina tenía el punto de mira muy desviado, incluso desde la línea de tiros libres (4 de 8 en el segundo acto). En esas circunstancias, cualquier intento de acercamiento era imposible. No desplomarse en el luminoso era ya una misión hercúlea, a lo que contribuyó un triple de Kristian Kullamae para alcanzar el ecuador de la cita con un 39-27 que visto lo visto podía darse incluso por positivo. A los de Ponsarnau les pesaba su mal 3 de 18 desde la distancia triple, su inferioridad en el rebote (25-16) y la ausencia absoluta de noticias de varios de sus referentes, sin puntos de los bases y con Dragic como único jugador con más de una canasta en juego.

Recuperación

Tras la reanudación, las constantes vitales de los hombres de negro mejoraron radicalmente. Mucho más serios en defensa, con actividad, aplomo y Hlinason cerrando su el aro, los visitantes agradecieron un nuevo arma: el contraataque con Pantzar como punta de lanza. Los de Ponsarnau arrancaron el tercer cuarto con un 2-11 que les permitió retomar el rebufo de su rival (41-38). El Zaragoza, herido, encontró en esos momentos de zozobra los puntos de Trae Bell-Haynes para seguir mandando, mientras que en el bando contrario era Gielo, enchufadísimo, el que lideraba las andanadas. El conjunto vizcaino tuvo incluso algún ataque para completar la remontada, pero faltó ese golpe de gracia, llegándose a los diez minutos finales con un 56-54.

Sin embargo, los de Fisac se reactivaron aprovechando los errores de los visitantes, con un par de pérdidas y algunas situaciones demasiado aceleradas. Ponsarnau paró el encuentro a siete minutos del final con el 64-56 pero no pudo evitar que los anfitriones recuperaran distancia de dobles dígitos. Los hombres de negro volvían a caminar sobre el alambre y esta vez no hubo éxito en el ejercicio de funambulismo. Con más recursos entonados, Bango y Bojan Dubljevic activaron motores y dos triples de Miguel González y Spissu confirmaron la maniobra de despegue zaragozana hacia la victoria pese a la leve e inefectiva resistencia final de su rival.