El Bilbao Basket rindió ayer miércoles un sencillo homenaje a Rafa Muñoz, el entrañable Txipi, que lleva en el club desde el primer día. Su cargo oficial es el de delegado de campo, pero en realidad es mucho más. Es consejero, es cicerone de Bilbao para los que llegan por primera vez al club, es confesor y es la persona que está para lo que se necesite. Socio del Águilas en los albores del baloncesto en Bizkaia, ya en el Cajabilbao ejerció las mismas funciones que ahora en el Bilbao Basket, lo que le ha convertido en depositario de miles de anécdotas.
“Txus (Vidorreta) me decía que él se encargaba de lo técnico con los jugadores y que todo lo demás era cosa mía. Y con los periodistas, cuidado”, comenta bromeando un tipo que se hace querer por todos los que le han tratado y le tratan de cerca, ya sea jugadores, entrenadores, árbitros o dirigentes. Ha vivido los 25 años de historia del Bilbao Basket y vivirá algunos más porque, probablemente, no hay nadie mejor para ejercer sus funciones.
Antes del comienzo del duelo ante el Prievidza en La Casilla, donde empezó la relación de Txipi con el baloncesto, una hija de su sobrina bailó un aurresku e Isabel Iturbe, presidenta del club, le hizo entrega de una camiseta con el dorsal 25, la misma que descolgó desde el techo lateral del viejo pabellón, en el que ha pasado tantas horas porque, además, está muy cercano al lugar de residencia del homenajeado. Desde que el equipo se trasladó a Artxanda ese hombre al que algún jugador llamaba Santa Claus sigue estando al pie del cañón, siempre pendiente de cualquier asunto de mayor o menor importancia que haya que solventar. La afición, puesta en pie, dedicó una gran ovación a Txipi, que se sintió halagado y abrumado porque, por un día, abandonó el segundo plano para convertirse en el muy merecido centro de atención.
Después, Txipi volvió a ocuparse de sus tareas, de sentarse al lado de la mesa de anotadores, casi sin que se le vea, para estar pendiente de los árbitros y de que todo funcione correctamente. Él sabe que los protagonistas son otros, pero también es verdad que el Bilbao Basket, sin la omnipresencia y la disponibilidad de Txipi, podía haber sido otra cosa distinta.