El Bilbao Basket, al fin, sumó su primera victoria de la temporada fuera de casa en la Liga Endesa. Desde finales de marzo, cuando se impusieron en Lugo, no ganaban los hombres de negro lejos de Miribilla, salvando la competición europea. Pero era algo que se estaban mereciendo porque han dominado el marcador durante la mayor parte del tiempo en sus duelos como visitante. En Murcia dominaron durante veinte minutos y perdieron en una prórroga a la que no se debió llegar. En Gran Canaria, fueron por delante durante veinticinco minutos. En ambos choques, los jugadores de Jaume Ponsarnau no supieron jugar los minutos decisivos.
Ayer fueron por delante en el marcador todo el partido desde que Abdur-Rahkman anotó la primera canasta cuando apenas habían transcurrido cuarenta segundos. Durante muchos minutos el control del Bilbao Basket fue absoluto, pero hubo que pasar por una fase crítica en el último cuarto por razones similares a estos duelos anteriores y que tienen que ver con permitir que el equipo local se venga arriba. El Granada subió ayer líneas, casi a la desesperada, cuando se vio veinte puntos abajo y los vizcainos perdieron el foco, con malas decisiones en ataque por falta de agresividad.
Ese tramo en el que Kullamae desperdició los dos tiros libres de una doble técnica señalada a los nazaríes, Sergi García metió un triple afortunado sobre la bocina y sumó dos tiros libres de una antideportiva de De Ridder, aparecieron de nuevo los fantasmas porque el Granada se colocó a siete puntos con cinco minutos aún por jugar. Pero entonces surgió Abdur-Rahkman, que entendió muy bien esos minutos y jugó con decisión hacia el aro sin buscar un pase extra que a veces es un pase que sobra. Su aliado fue Hlinason, que en los minutos de mayor presión de los de Pablo Pin estuvo demasiado lejos del aro poniendo bloqueos o jugando mano a mano. El islandés logró llegar cerca del aro para anotar o coger rebotes decisivos y sumar siete puntos y cinco rebotes en el último cuarto.
Abdur-Rahkman y Hlinason aparecieron en los peores momentos para frenar la remontada de un Granada que se había venido arriba
El triunfo del Bilbao Basket tenía que llegar visto el desarrollo del partido. Su defensa logró que el Granada no mejorara sus porcentajes de tiro y solo Bamforth encontró alguna racha al final que era lógica. La ventaja de once puntos con la que llegaron al descanso los hombres de negro se antojaba hasta escasa porque la diferencia de acierto era enorme: 33% los locales, 52% los visitantes. Así, lo normal es mandar con holgura, pero las nueve pérdidas de balón, algunas evitables, eran un problema. El Bilbao Basket cuidó mejor el balón en el tercer cuarto y, como consecuencia, su ventaja siguió creciendo de forma casi definitiva. El susto llegó por fallar los seis triples que intentó y cinco de trece tiros libres y perder de nuevo seis balones en el último cuarto.
Con la victoria en el zurrón, estos detalles quedan como cuestiones a mejorar para pasar de ser un equipo que juega bien, o muy bien, a no perdonar ni permitir licencias a quien tiene delante. En esta competición, no hay que mostrar ni una debilidad y en una jornada con resultados muy extraños por lo abultado, el Bilbao Basket dio el paso adelante que necesitaba ante un rival que podría ser directo cuando el curso avance. El duro calendario de los dos primeros meses está siendo superado con nota, incluso por encima de lo esperado. l