Harald Frey es una de las puntas de lanza del baloncesto en Noruega “donde no hay mucho tradición”. Se siente casi como un pionero ya que es solo el segundo jugador de su país que milita en un club de la ACB. Torgeir Bryn, un pívot tosco, jugó en el Breogán y el Estudiantes a principios de los 90. Hubo otro noruego después, Lars Sonsteby, que estuvo en el Murcia a finales de esa década, pero no llegó a debutar. “Me gusta hacer algo que no ha hecho mucha gente antes. En la selección hay varios jugadores que están jugando en buenos equipos y espero que podamos ser un modelo para los chicos de nuestro país quieran jugar al baloncesto y vean que es posible triunfar. Torgeir es una gran inspiración para todos nosotros”, comentó el base nórdico en su presentación en el Hotel Gran Bilbao.

Su relación con la capital vizcaína viene antes ya que en la Universidad de Montana State fue compañero de Borja Fernández, ala-pívot que se formó en Askartza antes de dar el salto a las categorías formativas del Barça y luego a la NCAA. “Era como su hermano mayor en la universidad. Solo coincidimos mi último año, pero hemos estado en contacto. Me ha dado muy buenos consejos sobre el baloncesto aquí y sobre la vida en Bilbao. Bromeábamos sobre la posibilidad de jugar aquí algún día y mira, ahora ha pasado y él me lo recuerda”, explicó Frey.

El base noruego se siente capacitado para asumir el reto de debutar en la Liga Endesa ya que “llegar aquí ha sido una progresión natural. Estar en Oviedo me abrió las puertas del baloncesto europeo y los dos años y medio en Alemania han sido una gran experiencia, he podido competir en Europa y adquirir conocimiento. Me ha demostrado que puedo jugar a este nivel. La ACB es un sueño para muchos jugadores y también para mí, claro. Estoy encantado por haber tenido este oportunidad”.

Rafa Pueyo le definió como un director de juego “con mucha energía e intensidad en los dos lados de la cancha y con muchos registros en ataque”. Harald Frey matiza que su prioridad es “poner a mis compañeros en el sitio adecuado”. “Tenemos que ser un equipo, no una suma de individualidades. Creo que todos lo tenemos claro, somos ambiciosos, pero nadie piensa en sus objetivos individuales y todos queremos conseguir una temporada exitosa con el Bilbao Basket”, apuntó un jugador que puede aportar al equipo “de muchas maneras, algo que es bueno porque no se lo pones fácil a la defensa” y se definió como “muy competitivo. Siempre quiero mejorar, trabajar en aquellos detalles que ayuden al equipo. Porque no se trata de mí, sino de lo que podemos lograr todos juntos”.

Por eso, Frey señaló que es algo atrevido “fijarme objetivos en mi primer año en esta liga. Solo quiero estar sano para no perderme ningún entrenamiento porque no me gusta la sensación de perder el tiempo y aprovechar todos los minutos para que el entrenador confíe en mí y dar al equipo lo que necesite, no solo ser un nombre en la plantilla”. En eso le puede ayudar compartir puesto con otro escandinavo como Melwin Pantzar, “un jugador con unas increíbles condiciones y con el que puede complementarme muy bien”.