El Surne Bilbao Basket se encuentra inmerso en un bache muy gordo. La acumulación de derrotas en la competición doméstica, con episodios tan dolorosos como los acontecidos en Zaragoza y Badalona por el camino, han hecho mella en el equipo de Jaume Ponsarnau, que este sábado acumuló su sexto resultado adverso consecutivo en Liga Endesa firmando la peor anotación de su historia en la máxima categoría del baloncesto estatal, unos pírricos 43 puntos (43-67) que solo superaron por cuatro la plusmarca negativa de la competición: los 39 firmados por el Gipuzkoa Basket en 2010.

Unicaja pudo permitirse el lujo de anotar solo 21 puntos en toda la segunda parte, cinco en el tercer cuarto, y ganar así y todo por 24 a un conjunto anfitrión sin ningún filo, orden ni recursos, empequeñecido por la abrumadora superioridad física y de energía de los de Ibon Navarro. El 26-46 al descanso había dejado totalmente sentenciado un partido en el que, como a perro flaco todo son pulgas, Tryggvi Hlinason acabó sufriendo en el minuto final una fuerte torcedura en el tobillo izquierdo que le obligó a retirarse al banquillo.

La ineficacia del conjunto vizcaino fue absoluta. Mal 42% en lanzamientos de dos puntos, horroroso 10% en triples (2 de 20, ambos de Kristian Kullamae en los cinco primeros minutos de la cita) y tétrico 45% en tiros libres, con un total de once que se quedaron por el camino. Con esos guarismos, además de las 16 pérdidas, competir por la victoria fue misión imposible. Al Unicaja ni le molestó su 21% desde más allá de la línea de 6,75 porque en las distancias cortas hizo lo que quiso, como quiso y cuando quiso hasta el ecuador de la cita.

En el aspecto individual, en las filas locales salvar las penetraciones del voluntarioso Alex Renfroe, el único que llegó a los 10 puntos de anotación junto a Kullamae, y nada más. Entre los cinco componentes de la batería interior se quedaron en doce puntos y Adam Smith solo metió una canasta de las ocho que lanzó para terminar con un -8 de valoración.

POCA RESISTENCIA

Y eso que arrancó bien el encuentro el conjunto vizcaino, con un 5-0 tras mate de Hlinason y triple de Kullamae, pero el Unicaja no tardó en demostrar todo su potencial. Dominando las distancias cortas y llegando con demasiada facilidad hasta el aro bilbaino, no solo equilibró el marcador sino que pronto llevó la contienda a su terreno. Con Kullamae como principal artillero con dos triples, los anfitriones se mantuvieron enteros hasta el 11-9, pero no tardaron en perder la compostura, sobre todo en la parcela ofensiva. Dos faltas en ataque de Smith, que salió desde el banquillo, pérdidas de balón... El nivel físico de los de Ibon Navarro pesaba mucho, ya que además Yankuba Sima y Will Thomas se imponían en ataque a Sacha Killeya-Jones y Denzel Andersson. Así, el parcial de 0-10 encendió las alarmas antes de que un mate en rebote ofensivo del pívot de New Jersey cerrara el primer acto con un 13-16.

La primera renta de dobles dígitos no tardó en llegar (15-26 a ocho minutos del descanso) y, a pesar de una fugaz resistencia a base de penetraciones de Melwin Pantzar y Renfroe, Unicaja era un torbellino en cancha, anotando con suma facilidad en ataques centelleantes, en ocasiones con un solo pase largo. Los ataques bilbainos eran espesísimos e intentar poner el balón dentro, un tormento, a veces por pases flojos y otras por manos blandas. Tampoco ayudaban los cuatro tiros libres fallados entre Killeya-Jones y Xavi Rabaseda. Ponsarnau tuvo que detener la contienda con un peligrosísimo 21-35, pero no había manera. Con Dylan Osetkowski como principal verdugo con siete puntos seguidos, la ventaja de los visitantes se catapultó hasta los 21 puntos (23-44) antes de que al ecuador de la contienda se llegara con un contundente 26-46.

2-9 en puntos tras pérdida, 16-32 en la pintura, 6-24 en producción de los banquillos, superados en el rebote, horrible 2 de 11 (18%) desde la línea de tres, 4 de 10 en tiros libres, nueve balones perdidos... Las vías de agua del Surne Bilbao Basket eran múltiples y muy preocupantes.

SIN ARGUMENTOS

En la reanudación, hubo ligero acercamiento pero ni mucho menos atisbo de remontada. Los dos equipos regresaron a cancha sumamente fallones desde todas las distancias, pero el Unicaja tenía ya el trabajo hecho, hasta el punto de que Navarro pudo dar desde muy pronto minutos de juego al joven Mario Saint-Supery. El 6-5 en los siete primeros minutos del tercer cuarto era de digestión durísima. No hubo forma de aprovechar la tremenda pájara ofensiva de la escuadra andaluza porque los viajes a la línea de tiros libres de los hombres de negro, su única manera para sumar en ataque, no garantizaban más de un 50% de eficacia.

El 37-51 a diez minutos del final tras un 11-5 en el tercer cuarto podía dejar un resquicio para la esperanza, más aún cuando los anfitriones arrancaron el acto final con un 4-0, pero era imposible. El conjunto vizcaino tuvo dos ataques para bajar de la distancia sicológica de los diez puntos, pero encadenó dos pérdidas. En el otro aro Osetkowski metió dos triples y se acabó. El Bilbao Basket sigue sin levantar cabeza en la ACB y la semana que viene visita Valencia antes de que el calendario le vuelva a emparejar con rivales de su guerra particular, la de la zona baja de la tabla.