EL Surne Bilbao Basket no pudo romper su racha de derrotas y ya acumula cuatro en la Liga Endesa. El exigente calendario ha pasado una factura que se podía prever y ha dejado a los hombres de negro atascados en la superpoblada zona media de la clasificación. El esfuerzo y el coraje desplegado en los dos últimos compromisos en Miribilla no sirvieron ante dos de los equipos más poderosos de la competición y los aficionados tuvieron que quedarse con el orgullo sin recompensa de un equipo al que hasta ahora solo hay que achacarle el último cuarto y medio del encuentro en Zaragoza.
Ayer domingo volvió a pelearle al Real Madrid hasta el límite, pero como ocurrió la pasada temporada los blancos tuvieron más acierto en el tramo final y se llevaron una victoria ajustada, pero suficiente para ellos, tras dominar la mayor parte de los minutos. La calidad del invicto líder salió a relucir cuando el balón más quemaba y Chus Mateo tuvo que recurrir a Facu Campazzo para que el partido no se le fuera de las manos. El base argentino, el mejor de Europa en su puesto, regresó a la cancha en el momento en que su equipo más sufría y el Bilbao Basket veía de cerca la sorpresa. Pero el cordobés protagonizó acciones decisivas en los dos lados del cancha, como un robo y un complicado triple sobre la bocina que fueron dos mazazos para el conjunto de Jaume Ponsarnau. Antes había tenido su protagonismo Causeur, el último en salir a la cancha por parte madridista, pero que metió doce puntos en trece minutos.
Quizás el desenlace fue demasiado castigo para el Bilbao Basket, que se resistió a la derrota hasta que no quedó más remedio. Los bilbainos, impulsados por sus suplentes, se rehicieron dos veces a sendas desventajas de diez puntos acumuladas en los cuartos impares y lo hicieron durante muchos minutos con quintetos muy jóvenes, con jugadores inexpertos que mostraron más valentía y dureza que otros compañeros con más batallas a los que tampoco el arbitraje dejó hacer. El caso de Hlinason fue llamativo, sancionado con excesiva severidad en comparación de Tavares, que solo sumó un punto, pero impuso toda su capacidad defensiva para sacar del partido al islandés, que se quedó a cero.
Sin embargo, Pantzar, Kullamae, De Ridder y Killeya-Jones se fajaron, con sus aciertos y errores, ante jugadores a los que han visto en fotos de la NBA y de las mejores competiciones del mundo hasta colocar el partido muy cerca de la sorpresa. 66 puntos anotó el banquillo vizcaino, una cantidad exagerada que sirvió, en todo caso, para mantener el partido vivo hasta el final. La calidad y talento del Real Madrid salieron a relucir en el momento de la verdad cuando Mateo puso en pista a sus jugadores más desequilibrantes (Campazzo, Deck y Tavares) y a Musa y Hezonja en las alas para poner un muro alrededor de su aro y provocar errores del Bilbao Basket por buscar soluciones complicadas.
Los triples de Campazzo y Hezonja tras buenas e irreprochables defensas de los hombres de negro marcaron la diferencias en los dos últimos minutos, salvaron al Real Madrid de su primera derrota del curso y dejaron a Miribilla de nuevo con el agridulce sabor del casi, con la satisfacción de una respuesta muy adecuada por parte de sus jugadores y la tristeza por una derrota que empieza a cargar la mochila y a ralentizar el paso.