El tono de voz de Jaume Ponsarnau reflejaba la gran decepción sufrida por la derrota de ayer en Zaragoza, dolorosa por la forma en que se produjo. El técnico del Bilbao Basket lamentó la poca entereza mental de su equipo para aguantar los malos momentos. “Hemos empezado sin jugar bien en ataque, queriendo imponer un ritmo alto, pero sin mucha calidad. En defensa, estábamos bien contra los puntos fuertes del Zaragoza. Hemos tenido un buen nivel en la primera parte y en el inicio de la segunda ha sido cuando hemos jugado mejor. Pero nos hemos confundido al pensar que el partido estaba en ataque y no en defensa y hemos dejado entrar en el partido a jugadores que luego han sido determinantes como Santi Yusta o Mark Smith”, analizó.

El desastre del Bilbao Basket se empezó a fraguar cuando “nosotros, en acciones claves a nivel mental, hemos fallado y nos hemos derrumbado. Han sido triples solos, mates, tiros libres, un conjunto de cosas que nos han hecho perder nuestra identidad”. El resumen de Ponsarnau fue que, al final, se vio que “esta liga es muy exigente, que es difícil ganar fuera de casa porque todos los rivales son de mucho nivel y eso te exige tener una consistencia mental que no hemos tenido”.

Fisac, aliviado

Por su parte, Porfirio Fisac admitió que vio el partido “muy perdido”, pero alabó la reacción de su equipo a partir “de la calma en ataque y de encontrar el acierto con un baloncesto más dinámico y abierto. Tenía miedo de no poder enganchar el baloncesto que al final hemos hecho”. “Si perdíamos íbamos a estar siempre mirando hacia abajo y con una situación de cierto riesgo, pero la victoria nos da mucha tranquilidad para afrontar un mes que para nosotros es crucial”, comentó el entrenador del Casademont Zaragoza.