Uno de los grandes atractivos del exitoso debut competitivo del Surne Bilbao Basket radicó en presenciar en vivo y en directo las evoluciones de los nuevos rostros que componen el colectivo de Jaume Ponsarnau, analizar sus virtudes y debilidades, establecer comparativas con los que ocuparon sus puestos el pasado ejercicio y calibrar lo que pueden aportar al grupo. En líneas generales, y a la espera de su evolución en los próximos compromisos, la puesta en escena de las seis incorporaciones de los hombres de negro dejó notables sensaciones pues parecen apuntalar aquellos aspectos del juego en los que la escuadra vizcaina flaqueó en la anterior campaña: capacidad física, solidez interior, posibilidades de sacar mayor provecho al contraataque y generación en el uno contra uno.

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En imágenes: el Bilbao Basket se estrena con victoria Oskar González

La complementaria pareja de bases que forman el veterano Alex Renfroe y el joven Melwin Pantzar dirigió el juego con acierto, interpretando a la perfección los momentos en los que el equipo necesitaba pausa y en los que convenía activar el modo esprint y entre los dos acabaron sumando 18 puntos, once asistencias, solo tres balones perdidos y 30 créditos de valoración, repartiéndose prácticamente a partes iguales los cuarenta minutos de partido. El exdirector de juego del Granada no estuvo especialmente acertado desde las distancias cortas e intermedias (1 de 5), pero en los aspectos del juego que Ponsarnau necesita de él –ordenar el juego, interpretar lo que le conviene al colectivo y activar a los interiores– demostró que es un jugador solvente. Por su parte, el sueco fue un torbellino cada vez que pisó la cancha, demostrando que su físico no solo está preparado para la ACB, sino que debe permitirle destacar. Penetró hasta el aro andorrano con gran facilidad, corrió a la mínima oportunidad, sirvió puntos sencillos a sus compañeros y en defensa mostró un nivel de actividad excelente.

En lo que a la tercera novedad del juego exterior se refiere, unos problemas de espalda limitaron a Kristian Kullamae a poco más de diez minutos de juego, en los que anotó nueve puntos demostrando hechuras de jugador perfectamente adaptable al ecosistema de la Liga Endesa y con capacidad para agitar partidos saliendo desde el banquillo. Además, su aptitud a la hora de intercambiar con absoluta naturalidad y eficacia los puestos de base y escolta, demostrado en varias acciones del juego como en el velocísimo contraataque lanzado por él mismo y finalizado en mate por Georgios Tsalmpouris en al acto final, le convierte en pieza valiosa.

En lo que al juego interior se refiere, la imponente presencia en la zona de Tryggvi Hlinason se hizo notar sobre todo en labores de retaguardia, obligando a los jugadores del Morabanc Andorra a tener que corregir muchos lanzamientos y acabando la jornada inaugural como el quinto jugador con mejor eficiencia defensiva (puntos recibidos por el equipo cada 100 posesiones cuando el jugador está en pista) de toda la Liga Endesa con solo 76,1, epígrafe estadístico en el que, por cierto, el mejor fue otro hombre de negro: Denzel Andersson, con 66,7. Eso sí, en ataque estuvo sorprendentemente fallón (3 de 8 en tiros de dos puntos) teniendo en cuenta que el pasado ejercicio lideró la competición con un extraordinario 78,2% de acierto, aunque mostró una buena capacidad de pase desde el poste. Del rendimiento de Sacha Killeya-Jones se puede decir prácticamente lo contrario. Debe mejorar su concentración en la faceta defensiva además de controlar su temperamento a la hora de dedicar mates y tapones a sus rivales, pero las soluciones que ofrece en ataque son muy destacables por su capacidad para jugar de cara al aro aprovechando su rapidez de piernas, generación desde el poste y aptitud para salir al galope en las contras.

Thijs De Ridder fue el debutante que más desapercibido pasó y, como podía esperarse dada su juventud y su escasísima experiencia al más alto nivel competitivo, quien apunta a necesitar un mayor proceso de adaptación a los rigores de la Liga Endesa, aunque dejó destellos de calidad en ataque y sobre todo demostró que no se corta a la hora de pelear por cualquier balón cercano a su área de acción.