– ¿Qué balance hace de la pretemporada?

—Pues no sé. Todas las pretemporadas, y ya llevo muchas, tienes la sensación de que hay muchas incógnitas, algo que es lógico, pero en esta el hecho de que no se jugara la Euskal Kopa nos ha dejado sin una información importante para calibrar lo que nos falta y lo que no. Por eso, podemos sentirnos con más dudas. Pero en general estoy contento por cómo ha trabajado el equipo, hemos tenido pequeños problemas que esperamos no sean graves… No somos aún todo lo sólidos que queremos ser, pero tenemos otros valores para competir bien.

¿Ha alterado mucho los planes el quedarse sin partido y medio, contando el cancelado también en Oporto?

—Ese era más asumible porque tampoco nos gustaba del todo hacer tres partidos seguidos. Pero el de la Euskal Kopa, sí, porque era muy importante, era el ensayo general y vamos a empezar la liga sin ese ensayo general.

Todos los jugadores que han ido hablando destacan la calidad del grupo y la ilusión que les genera. ¿Está de acuerdo?

—Sí, el grupo parece bueno a nivel humano, es trabajador y creo que vamos a poder vivir una buena temporada juntos y saber afrontar los malos momentos. Y en cuanto a baloncesto, también. Tenemos algunas virtudes que nos pueden llevar a alargar el equipo, a repartir la responsabilidad entre más jugadores y esto nos puede ayudar a tener mejor química.

¿A qué porcentaje cree que está el equipo sobre lo que esperaba a estas alturas?

—Espero que nos quede más del 50%. Y lo espero así porque valoro lo que tenemos, pero esto hay que ir encajándolo de forma colectiva y discernir lo que es útil para la liga porque estamos en una liga muy exigente, que actúa muy rápido, y cosas que te parece que pueden servir duran dos semanas antes de que sepan cómo contrarrestarlas. O que tengas una propuesta defensiva que piensas que sirven y enseguida te la saben atacar. Bueno, estamos en la mejor liga de Europa y sabemos que vamos a tener esta exigencia.

La pasada temporada el equipo arrancó con tres victorias consecutivas. ¿Qué importancia le da al calendario? Porque en noviembre llegan curvas peligrosas.

—Es importante no hacer cruces, no señalar los partidos que quieres o puedes ganar y los que no. En cada partido tenemos que dar lo máximo que tengamos en ese momento. Hay que ver cómo asimila la liga el hecho de que haya un récord de participación en competiciones europeas. Hay equipos que les puede venir bien, como esperamos que sea nuestro caso, y otros con potencial que no asuman jugar dos partidos o tres a la semana. Todo esto hay que interpretarlo de una manera clara y es tratando de ganar cada partido.

Dice que la plantilla tiene más recursos y también más tamaño. ¿Puede adaptarse a lo que requiere la liga, en estos tiempos en que ronda el ‘small-ball’?

—Bueno, en la Liga ACB no se ha asumido con regularidad porque para jugar a eso tus pequeños tienen que tener mucha calidad para jugar de cara. Ahora parece que se vuelve a los cuatros grandes, fuertes, y pensamos que hemos hecho una buena respuesta para esta propuesta. El mercado nos ha dado más versatilidad y tamaño y lo hemos querido aprovechar.

También ha reconocido en alguna ocasión que en la plantilla del Bilbao Basket hay varios melones por abrir. ¿Cuánto depende el éxito de la temporada de que estos melones salgan buenos?

—Depende de que los máximos del equipo sean más altos que lo que tenemos en la cabeza y eso nos permita aspirar a más cosas. Hemos hecho un equipo que, si no hay accidentes, nos puede permitir el objetivo trascendental que es ser uno de los dieciséis mejores de la liga. Pero también hay jugadores que nos pueden hacer una mejor temporada a nivel de resultados y también de estética del juego, tener un estilo diferente que haga que la gente esté más contenta y podamos sorprender a determinados equipos.

¿Las mayores incógnitas del equipo pueden estar en el puesto de cuatro?

—Sí, porque vamos con un cuatro muy grande como es Tsalmpouris, que también nos puede ayudar en el cinco. Tenemos a Andersson que pensamos que lo puede hacer mejor, aunque sabemos que no va a ser un jugador regular en la anotación. Y tenemos a De Ridder, en el que hay puesta mucha ilusión y que nos va a hacer crecer a medio plazo y esperamos que lo pueda hacer también a corto plazo. Nosotros sabemos que en nuestras circunstancias hay que hacer apuestas y, tal y como está el juego, hemos decidido hacerlo en esa posición.

Siempre habla de estar entre los dieciséis mejores, pero a la vez trata de mandar un mensaje ambicioso de aspirar a más. ¿Cuál de las dos visiones es más realista?

—Tenemos que ir paso a paso, poliki poliki, como decís aquí. Hay que entender que para conseguir algo primero hay que conseguir otras cosas que están dentro de este proceso. Y hay unas que son trascendentales, como seguir en este liga. Esto hay que entenderlo porque si no lo entiendes, puede pasar lo que ocurrió hace dos temporadas que bajaron dos equipos que estaban al máximo nivel de Europa y con un presupuesto muy alto, pero que no supieron manejar una realidad que no esperaban. No hay que perder de vista el objetivo principal para que si llega el momento de competir por él lo puedas hacer con confianza. Empezamos dieciocho equipos y a ver quiénes son los que luchan por ser uno de esos dieciséis, o quienes pueden aspirar a algo más, que ojalá seamos nosotros.

Jaume Ponsarnau Borja Guerrero

Se trata de disfrutar del lugar que ocupas en una liga que está partida en dos. Porque la pasada temporada se generó cierta frustración, cierta sensación de amargura, por no llegar a esas plazas después de haber estado muchas jornadas cerca.

—Las lesiones, que no sustituimos después de hacer un análisis interno, nos hicieron bajar potencial, pese a que competimos hasta el final. En la competición no hay que ponerse límites, tienes que luchar para todo. No lo vamos a hacer tampoco esta temporada, pero a la vez no hay que olvidar que nuestro presupuesto nos da para luchar por eso que nos planteamos. Si se puede, ya nos plantearemos luchar por otras cosas.

Hablaba de disfrutar pensando, sobre todo, en la afición porque, de nuevo, las aspiraciones pasan por Miribilla, por repetir al menos el balance del año pasado.

—Por eso, insistimos en que la gente debe estar orgullosa de lo que hacemos en la cancha, pero no por ganar, sino por cómo lo hacemos, por cómo el equipo está comprometido con lo que hacemos, por cómo luchamos cada balón. Queremos jugar juntos con nuestra afición y eso pasa por competir cada partido.

Hablando de tendencias de la liga, correr más es algo que se va extendiendo y que usted quiere ver más en su equipo.

—Es cierto que hay equipos que han acentuado este estilo y que basan su filosofía en correr mucho y muchas veces. Creemos que nuestro público se lo va a pasar mejor si corremos más. El año pasado lo intentamos, pensamos que teníamos los mimbres, pero a la hora de la verdad no salió. Este año creo que hemos fichado para ser sólidos en esta faceta. No queremos ser un Manresa, que lo lleva al extremo, pero sí ser un equipo que tenga ganas de correr.

La pasada temporada acabó con una racha de derrotas fuera de casa que se hizo casi como un mantra. Pero romperla no es sencillo y no conviene comerse la cabeza con ello.

—Lo más importante es encontrar vías para ser competitivos, contra todos, pero es muy difícil. El año pasado encontramos una identidad de juego que nos dio mucho rendimiento en casa, pero nos lamentamos por no hacerlo fuera de casa. Ahora tenemos que buscar las teclas a tocar para hacerlo un poco mejor fuera de casa, pero sin perder nuestra capacidad en casa.

La FIBA Europe Cup, ¿puede perjudicar o ayudar? Aún hay gente que sigue sin entender por qué el Bilbao Basket la juega.

—En la ACB los clubes, los jugadores, quieren exponerse y hace ilusión exponerse. Así está el panorama. Para nosotros aumentan las posibilidades de fichar un poco mejor si jugamos dos competiciones. Porque gran parte del mercado al que aspiramos, que ofrece buenos jugadores, es el de equipos que juegan dos competiciones. Si queremos llegar a ese jugador que lo hace muy bien en Polonia, en Bélgica, en Lituania, donde sea, o a ese jugador que llega por primera vez de Estados Unidos, hay que jugar dos partidos a la semana porque ellos quieren exponerse en más de una competición.

Usted no tuvo una buena experiencia en esa competición con el Zaragoza. ¿Un equipo de ACB tiene mucho más que perder que ganar?

—Tengo esa experiencia y espero aprovecharla. Hicimos cosas mal y otras las hicimos bien, lo que tocaba, pero no salieron. Espero que me sirva para ayudar al equipo a ser competitivo y al club para hacer lo que se necesita. Una de las claves es entender que cualquier equipo te puede ganar. Aquella temporada nos tocaron en el grupo dos equipos potentes, uno ruso, el Saratov, que iba a llegar a la final, pero le expulsaron, y otro italiano, el Reggio Emilia, que llegó a la final. Nosotros éramos un equipo muy nuevo, se nos lesionaron piezas claves y tuvimos que hacer frente a las desgracias y a la presión. Cualquiera que quiera hacer un paso en su carrera sabe que tiene que asumir esta presión y nosotros vamos a asumir la que nos toque en esta competición, pero siendo pragmáticos para que no nos desvíe de lo principal que es la ACB.

Es importante conocer la competición, y eso lo tienen varios jugadores del equipo.

—Sí, es una competición sin balón oficial, con sus hándicaps, pero es una competición y todos quieren ganarla. Y además vamos a enfrentarnos contra jugadores a los que les gustaría estar en la Liga Endesa y todo eso eleva la exigencia. Es bueno tener jugadores que la conozcan. Por ejemplo, yo jugué contra Killeya-Jones. Su equipo no lo hizo bien, pero él sí y ahora está con nosotros.

Precisamente, sobre Sacha quería preguntarle porque en la pretemporada ha dejado detalles brillantes y otros, no tanto.

—Es un jugador de esos que llamamos melón por abrir. Su potencial y su talento están claros, pero tenemos que ir paso a paso para ver si podemos sacarlos. No debemos ponernos límites con él, pero también poliki poliki para descubrir lo que realmente es.

Adam Smith parece más decidido a tomar un papel de liderazgo, sin la etiqueta de sustituto que tenía el año pasado.

—Sí, eso que habéis visto es la misma sensación que tenemos nosotros. Es un jugador que se ha ganado el respeto de la liga, se va a encontrar la mejor defensa posible, pero es un jugador muy asentado y que entiende cómo se tiene que competir en esta liga y cuál es nuestra filosofía. Estamos en la misma página. Está liderando con el ejemplo y de forma vocal.

¿Confía en que este sea la temporada de explosión de Hlinason?

—Ojalá, su potencial es grande, pero hay que entender que aún es joven y no ha tenido un proceso de formación normal porque empezó muy tarde y todo lo que ha experimentado ha sido de máxima exigencia y se ha podido perder cosas básicas. Además, es muy grande y eso hace que sus torpezas parezcan más evidentes. Es un jugador inteligente, muy entrenable y ha venido con mucha ilusión y eso es muy importante. Su reto es dar ese paso adelante y lo está afrontando con máxima motivación.

¿Cuál es el mensaje a la afición antes del duelo ante el Andorra?

—Tenemos muchas dudas, pero de lo que no dudamos es de que jugamos en Miribilla y de que nos van a ayudar todo lo que puedan. Porque lo necesitamos y porque con su aliento los nuevos van a afrontar este reto con más confianza. Nosotros vamos a trabajar duro para darles lo que esperan de nosotros.