EL Bilbao Basket confirmó ayer lunes la renovación de Georgios Tsalmpouris por una temporada, con lo que ya solo queda anunciar los fichajes de Alex Renfroe y Thijs De Ridder para dar por cerrado el mercado de verano en el que la dirección deportiva se ha movido con celeridad. La continuidad del jugador griego, que llegó en febrero para sustituir al lesionado Jeff Withey, estaba apalabrada y, como en el caso de otros jugadores, el club espera que Tsalmpouris, con sus 2,17 metros, mejore sus prestaciones en este segundo curso como hombre de negro en un rol versátil y complementario a las otras piezas del juego interior.

La plantilla del Bilbao Basket en el día a día la compondrán trece jugadores ya que Unai Barandalla tendrá el mismo rol de la pasada temporada y ocupará una de las plazas de jugador de formación en la FIBA Europe Cup, en la que el club espera ver confirmada su participación esta semana. El doble compromiso semanal, al menos durante las primeras semanas de la campaña, aconseja estirar el grupo todo lo que se pueda para mejorar la calidad del trabajo y que esa variedad de recursos pueda expresarse en la competición. En la configuración de la plantilla ha quedado libre una plaza de extracomunitario, que puede ser un comodín interesante en una fase más avanzada de la temporada.

El objetivo del club vizcaino en el periodo entre temporadas era conservar una parte importante del bloque del curso anterior y al final han sido seis los jugadores que repiten y seis las nuevas incorporaciones. El equipo ha perdido a tres de sus cuatro actores principales en cuanto a valoración, puntos y rebotes, aunque era algo con lo que ya se contaba por razones económicas. El éxito ha sido conservar a Adam Smith, el máximo anotador, en un mercado que ha llevado a cambiar completamente la pareja de bases y de pívots y a buscar una mezcla de jugadores consolidados en la Liga Endesa, otros que quieren alcanzar esa condición y apuestas por debutantes que el club realiza por necesidad, pero también con la convicción de que varias le han dado buenos resultados, al menos en estas últimas cuatro temporadas.

También ha conseguido el Bilbao Basket rejuvenecer la plantilla y darle un perfil más físico. La llegada de Renfroe, un base ya veterano y con mucho recorrido en equipos de distinto perfil, es una excepción, aunque el estadounidense ofrece garantías en el puesto de base y añade un elemento que ejerza de guía de sus compañeros más jóvenes y de mentor de un jugador como Pantzar, que asumirá una responsabilidad que hasta ahora no ha tenido en un salto a la ACB que debe ser definitivo. El sueco conoce el baloncesto español, igual que Kullame, pero ambos tienen mucho margen de mejora. El estonio, en concreto, está llamado a ocupar dos posiciones, siempre con una amenaza en el tiro que debe ser muy valiosa tanto de base como de escolta.

Renfroe debe ser un director que alimente cerca del aro a los hombres interiores, donde están las principales incógnitas y donde el club ha asumido más riesgos. Hlinason debe confirmar sus avances de la última temporada y seguir siendo un jugador resolutivo cerca del aro para conseguir estirar las defensas. Killeya-Jones tendrá un rol similar al de Kyser, ese pívot móvil, pero con más tamaño y kilos para la defensa interior y la lucha por el rebote. De la posición de cuatro, en la que puede desempeñarse Tsalmpouris en determinadas situaciones tácticas, se debe esperar, sobre todo, amenaza en el lanzamiento exterior y solidez defensiva. Para ello se ha renovado a Andersson y se ha confiado en De Ridder, un joven con un gran potencial, como está demostrando en el Europeo U20 donde está siendo uno de los jugadores más destacados.