CON el paso de las jornadas desde el cierre competitivo del curso 2022-23, aumentan los indicios que apuntan a que los cambios en la estructura principal de la plantilla del Surne Bilbao Basket van a ser más profundos de lo que la Dirección Deportiva y el cuerpo técnico de los hombres de negro habrían deseado. Con la continuidad de Xavi Rabaseda, Álex Reyes y Denzel Andersson asegurada y la de Tomeu Rigo avanzada, los esfuerzos económicos del club han ido encaminados a tratar de atar a Ludde Hakanson –el jugador tiene una asequible cláusula de salida–, Adam Smith y Emir Sulejmanovic. Sin embargo, su buen rendimiento en el pasado curso les ha convertido en piezas apetecibles en el mercado, sobre todo el base sueco, brillante hasta su acumulación de dolencias musculares que le obligaron a dejar de vestirse de corto, y el escolta estadounidense, que tras ser uno de los mejores anotadores de la última Liga Endesa publicó el lunes en Twitter un mensaje con sabor a despedida.

Aunque a la entidad de Miribilla no le consta que ninguno de ellos haya firmado ya por algún otro club, es factible que sobre todo Hakanson y Smith manejen ofertas superiores a las bilbainas, por lo que la labor de buceo en el mercado de Rafa Pueyo, director deportivo, va a tener que ser profunda. No solo va a haber que buscar piezas de complemento, sino que probablemente tocará recomponer el esqueleto principal del equipo con la dificultad añadida de desconocer aún si el equipo jugará o no en Europa.

Una vez analizados los defectos y virtudes del equipo, Jaume Ponsarnau y el propio director deportivo no esconden cuáles quieren que sean las líneas maestras del Surne Bilbao Basket del curso 2023-24. “Hemos visto equilibrios que debemos reforzar. Eso quizás nos haga enfocarnos en cambiar algunas ideas y conceptos en algunas posiciones. Tenemos el reto de intentar tener más físico y más calidad”, apuntó el técnico catalán al acabar el curso en una entrevista en este diario. Siendo el físico y la calidad individual virtudes que cotizan a precio elevado en el mercado, Ponsarnau concretaba sobre hacia dónde inclinaba la balanza de sus preferencias al ampliar que “a lo mejor la parcela física nos obliga a apostar por un poco más de juventud y confiar en el trabajo para que esa juventud, con un talento aún no consagrado, nos lleve a una mejora de calidad. Hay límites en cuanto al presupuesto, pero hemos tomado nota de cosas que han pasado este año y eso nos hará ir al mercado con determinados objetivos”.

Esa apuesta por intentar tener una plantilla más física y más joven para conseguir la deseada calidad se fundamenta en las carencias advertidas en el juego del equipo, y respaldadas por las estadísticas, y queda refrendada por los primeros movimientos en el mercado, algunos cerrados, otros avanzados y algunos más alejados: Melwin Pantzar, base sueco de 23 años que jugará la Final Four de ascenso a la ACB con el Valladolid y que tiene en su potente físico una de sus principales virtudes; Kristian Kullamae, escolta estonio de 24 años recién cumplidos del Lietkabelis que puede jugar también de uno con su 1,93 y Tryggvi Hlinason, pívot de 25 años y 2,15 del Casademont Zaragoza que acabó como segundo mejor taponador de la Liga Endesa.

El equipo menos anotador

Las lesiones de varios de sus principales jugadores tuvieron una importancia brutal en todos los guarismos registrados por el equipo vizcaino la pasada temporada, pero, así como las estadísticas confirman el buen trabajo defensivo realizado en líneas generales, confirman también las principales carencias. El Surne Bilbao Basket fue el conjunto menos anotador del pasado ejercicio en la Liga Endesa, con un promedio de 76,1 puntos por cita, inferior por centésimas al registro de un Carplus Fuenlabrada que solo ganó cuatro partidos en todo el ejercicio. El conjunto vizcaino terminó décimo tercero en el epígrafe de eficiencia ofensiva –puntos anotados por el equipo cada 100 posesiones–, con 102,5, siendo además uno de los conjuntos que jugó a menos posesiones –no llegó a 75 por encuentro– como consecuencia de los problemas que tuvo el equipo para ser eficaz cada vez que intentó aumentar su ritmo de juego. “Hemos corrido muy mal. Hemos sido un muy mal equipo de contraataque. Nos hemos encontrado con un grupo que no ha sido eficiente, yo pensaba que lo íbamos a hacer mejor”, reconoció Ponsarnau en DEIA al término del ejercicio. Su porcentaje de tiros que llegaron tras asistencias figuró también entre los cinco peores: 52%.

Si Smith y Hakanson abandonan el equipo, el Surne Bilbao Basket se vería en la tesitura de tener que sustituir a sus cuatro principales suministradores de puntos del pasado ejercicio y a sus dos grandes generadores dentro de un colectivo que no iba en absoluto sobrado de esta última virtud, la de jugadores capaces de fabricarse sus propias canastas. Como todo equipo de la zona media-baja de la tabla, una temporada por encima de las expectativas con brillo de diversas individualidades conlleva la paradoja de ser contraproducente para la estabilidad de la estructura principal de la plantilla. Pueyo cuenta con experiencia acreditada en reconstrucciones y en la actual se quiere apostar por el físico y la juventud como punto de partida para volver a componer un bloque competitivo.