La rebeldía del Surne Bilbao Basket no encontró recompensa en Valencia (95-88). El conjunto vizcaino mejoró sustancialmente sus niveles de intensidad, concentración y acierto respecto a la pírrica imagen ofrecida siete días atrás en Fuenlabrada, pero fue insuficiente para dar la campanada en la pista de los de Álex Mumbrú, que necesitaban la victoria para consolidar su octava plaza y la conquistaron a base de imponer la mayor riqueza de recursos y variantes de su plantilla. Eso sí, no pudieron relajarse hasta el final porque los hombres de negro, de nuevo sin Ludde Hakanson, ofrecieron una imagen más que notable, con la fortaleza mental de caminar constantemente sobre el alambre sin resignarse a la derrota ni desplomarse antes de tiempo. Su intento de abordaje estuvo muy vivo hasta los compases iniciales del último cuarto (71-69) y tuvo un intento de más difícil todavía a un minuto del final (93-86), pero Bojan Dubljevic lo sofocó con autoridad.

Los de Jaume Ponsarnau fueron prácticamente en todo momento por detrás en el luminoso pero se las ingeniaron para encontrar constantes recursos que les permitieran mantener viva la llama de la esperanza. Es una lástima no poder saber el nivel que podría haber alcanzado este grupo si las lesiones no le hubiesen provocado un auténtico destrozo (de nuevo sin Jeff Withey, ni Francis Alonso, ni Hakanson, además de las bajas de larga duración de Andrew Goudelock y Tomeu Rigo).

La notable mejora en el triple respecto a anteriores choques lejos de Miribilla (12 de 23, 52%) le permitió sumar un importante arma de resistencia, sobre la que Georgios Tsalmpouris y Adam Smith, ambos con 19 puntos, Emir Sulejmanovic, Álex Reyes y compañía intentaron cimentar el más difícil todavía, pero el Valencia Basket, con siete jugadores anotando en dobles figuras, acabó imponiendo su mayor fondo de armario. Hasta el descanso fue un martillo pilón por su brutal acierto desde más allá de la línea de 6,75 y en el segundo tiempo construyó su éxito desde las distancias cortas, aprovechando la superioridad de Dubljevic, Jasiel Rivero, Kyle Alexander y James Webb sobre sus pares.

EQUILIBRIO

El conjunto de Mumbrú arrancó con la clara intención de activar a Rivero y Dubljevic para aprovechar su capacidad finalizadora o sacar bolas fuera en el momento en el que llegaran las ayudas bilbainas. No le nada mal el plan, pero los hombres de negro aguantaron su mirada gracias al gran inicio de Tsalmpouris, con ocho puntos en menos de cinco minutos, y al extraordinario nivel de acierto colectivo desde más allá de la línea de 6,75 (5 de 5 en el acto inaugural). El empate a 16 puntos a 3:38 del final del acto inaugural sirvió para enfriar los arreones iniciales de un Valencia Basket que, sin embargo, mantuvo su mordiente ofensiva y mejoró en retaguardia cuando los técnicos comenzaron a mover los banquillos. 

El 25-22 tras triple de Smith a la conclusión de los diez primeros minutos suponía una invitación al optimismo para los visitantes, dañinos pese a su flojo 3 de 10 en tiros de dos, pero la magnífica puntería exterior de Shannon Evans y Chris Jones aumentó la exigencia. El Bilbao Basket amagó con desconectarse (39-30), pero resistió merced al buen trabajo interior de Michale Kyser y los tiros libres de Smith. El Valencia Basket sacó cinco puntos de una antideportiva señalada a Agustín Ubal y consiguió su primera ventaja de dobles dígitos (44-34 a 4:50 del descanso), pero los de Ponsarnau no se acobardaron a pesar de que Josep Puerto o Jonah Radebaugh siguieran acertando con los triples. La verticalidad del uruguayo, el carácter de Sulejmanovic y los puntos de Tsalmpouris fueron los pilares para que los hombres de negro alcanzaran el ecuador de la contienda sin desplomarse: 53-47. El sideral 11 de 18 en triples de los anfitriones desde más allá de la línea de 6,75 había recibido una más que notable respuesta coral por parte de la escuadra vizcaina.

En la reanudación, a los anfitriones les abandonó el acierto exterior, pero por contra sacaron petróleo del físico y la capacidad para jugar de espaldas al aro de sus interiores. Volvieron a coquetear con romper el partido, pero ahí surgieron las figuras de Nikola Radicevic y sobre todo Smith para evitar el demarraje. Los porcentajes de ambos conjuntos cayeron y el juego se desordenó, pero los de Ponsarnau encontraban recursos para no perderle la cara al partido. Así, dos triples de Reyes les pusieron en situación incluso de igualar el luminoso, pero pese a un par de errores el 71-67 a diez minutos del final seguía dibujando un panorama que invitaba a soñar. 

DIFICULTADES

Con el duelo en su momento de ebullición (73-69), aconteció una jugada que alteró los acontecimientos en pista. Los árbitros señalaron técnica a Ponsarnau por un tapón ilegal sobre Reyes que las imágenes televisivas confirmaron como tal y del 73-71 se pasó a un duro 79-69 a 7:13 del final. En ese momento, el Valencia Basket hizo valer su riqueza de recursos. Entre Tsalmpouris y Smith, con dos triples, intentaron el más difícil todavía para colocar el 93-86 a 1:01 del final, pero en esos compases de la verdad Mumbrú puso el balón en manos de Dubljevic y el montenegrino enlazó tres canastas para sentenciar un duelo en el que el Surne Bilbao Basket ofreció una imagen resistente y desplegó un juego rebosante de mérito, pero insuficiente para asaltar la Fonteta. La novena derrota seguida lejos de Miribilla es una realidad.