EL regreso a la Basketball Champions League después de más de un mes tardó en ser asimilado por el Surne Bilbao Basket, al que le costó entender que en Europa se juega a otra cosa. Durante la primera parte, los hombres de negro se mostraron faltos de tensión e incurrieron como consecuencia de ello en numerosos errores que dieron vida al Darussafaka. Los criterios arbitrales son diferentes a los de la Liga Endesa y eso ya había quedado claro en el duelo entre el Lenovo Tenerife y el UCAM Murcia. Quien se adapte mejor a ellos tendrá mucho avanzado en lo que Jaume Ponsarnau definió como “un contexto diferente”. En media docena de encuentros de este Last 16 los actores serán los mismos que cada fin de semana en la ACB, pero el guion que tendrán que interpretar será otro.

El Bilbao Basket arrancó bien el partido, sabiendo aprovechar sus ventajas, pero esa escasa intensidad se manifestó poco a poco y abrió la puerta al conjunto turco con una colección de pérdidas de balón. Los bilbainos llegaron al descanso con solo cinco faltas en contra, lo que dejaba en evidencia su disposición, excesivamente contemplativa en ciertas situaciones defensivas y demasiado desordenada en ataque, más pendientes de las decisiones de los árbitros que de mover el balón con agilidad y ritmo ante la pegajosa actividad del Darussafaka. En esos minutos, el turco-albanés Ercan Osmani dejó muy buenos detalles, tanto de cara como de espaldas, y el choque tomó mala pinta y empezó a recordar a otros anteriores de la BCL.

Con todo, el resultado era soportable porque el marcador se movía con lentitud y el factor cancha tenía que imponerse en algún momento. Tras el descanso, era obligatorio cambiar la actitud y elevar el listón físico. Xavi Rabaseda, el jugador con más galones en esta competición, marcó el camino, Jeff Withey y Michale Kysen recuperaron su cara más activa y el Bilbao Basket pudo cortar las alas a los turcos, primero con una racha de acierto de Adam Smith para recuperar el mando en el tercer cuarto y luego con otra de Francis Alonso para consolidar la ventaja en el último en el que el Darussafaka sufrió de la misma medicina que habían aplicado. Su técnico Selçuk Ernak se quejó de ello en la sala de prensa, pero el problema para ellos fue que en la primera parte les sancionaron solo con ocho faltas, pese a usar muchos manos sobre el manejador, y en la segunda mitad el criterio varió y eso les llevó a conceder muchos tiros libres.

El conjunto de Estambul, que parece que en breve va a incorporar al ex del Unicaja Matt Mooney, se aferró a algunos triples de Starks y Yeboah para hacer la goma en unos minutos en los que la defensa del Bilbao Basket volvió a ser tan sólida como lo viene siendo esta temporada y el equipo extremó el cuidado del balón ante los intentos a la desesperada de los visitantes. Las victorias en casa y la diferencia de puntos van a ser claves en este grupo y los hombres de negro cumplieron ambas premisas después de que en la fase anterior los duelos en Miribilla dejaran un regusto amargo. La diferencia de diez puntos también es jugosa, sobre todo porque la primera parte no invitaba al optimismo.

Las reacciones

“Hemos entendido cómo jugar”

Jaume Ponsarnau. El entrenador Bilbao Basketdijo que una de las claves de la victoria fue que tras el descanso sus jugadores entendieron “la dureza con la que había que jugar” frente al Darussafaka. “Entramos fríos al partido y nos sorprendió su agresividad. En la segunda parte, supimos cómo había que jugar y que teníamos que ser agresivos también en ataque”, explicó. A nivel individual, Ponsarnau destacó la “solidez de Radicevic ante los problemas que estaba teniendo Ludde (Hakanson)” y también el trabajo en la zona de los dos cincos y de Sulejmanovic, “que por la mañana tenia fiebre”. El resultado es un paso adelante en “un grupo duro y cerrado con equipos de calidad. Es importante jugar cada posesión de la mejor manera porque puede ser determinante. El Darussafaka ha demostrado su nivel de agresividad y puede crear problemas a cualquiera, sobte todo en su cancha”.