EL suflé que levantó el Surne Bilbao Basket con sus cuatro victorias iniciales cayó ayer de repente y el equipo se desparramó por el parqué del Palacio de Deportes de Granada. Los hombres de negro solo tuvieron una ventaja, el 56-58, y les duró exactamente nueve segundos. Cuando parecía que el equipo cogía vuelo y que controlaba al hambriento Granada, vino la caída definitiva.

Ayer fue el primer partido en toda la temporada en que el equipo de Jaume Ponsarnau perdió los papeles en el sentido de que no controló nada de lo que ocurrió, salvo en ese tramo del tercer cuarto que provocó un parcial favorable de 0-10, y se le vio falto de energía ante un rival que impuso un ritmo muy alto. La lesión de Nikola Radicevic, casi coincidente en el tiempo con ese buen momento tan fugaz, fue la puntilla. Y es que la mala suerte no se aleja de Miribilla y la capacidad de resistencia tiene un límite.

Más allá de eso, los problemas del Bilbao Basket tuvieron que ver con dos aspectos que le habían rescatado hasta ahora: la defensa, en lo táctico y en lo individual, y en el escaso acierto en los triples. Siete metieron los bilbainos y dos fueron a Withey y Kyser, dos anotaciones fuera de cualquier guion lógico. Y en este baloncesto del siglo XXI sin defensa y sin triples es imposible ganar, sobre todo fuera de casa porque eso supondrá ir a remolque, que es exactamente lo que le ocurrió al Bilbao Basket a la vera de la Alhambra.

Desde el inicio, la defensa vizcaina cedió demasiado espacio a Renfroe y el zurdo estadounidense se lo hizo pagar con aciertos que dieron alas a su equipo. No solo él, otros compañeros encontraron tiros liberados que llegaban porque el Bilbao Basket quiso cubrirse en la zona ante la superioridad física de Felicio en el uno contra uno, que se extendió a otros jugadores del Granada, lo cual sí resultó preocupante. El acierto de los andaluces en muchas fases del partido no pudo ser contrarrestado por los de Ponsarnau, que además recibieron muchas canastas en los primeros segundos de posesión que denotaron cierta falta de tensión y, seguro, desorden y fueron por donde realmente se desangró el Bilbao Basket.

Sin decisión

El mejor partido de Jeff Withey de poco sirvió porque la velocidad del partido no le favorecía. Fue curioso que el Bilbao Basket lanzara más veces a canasta porque cometió solo diez pérdidas. El Granada llegó a 18, pero las dio por bien empleadas para mantener ese ritmo valiente. En todo caso, tampoco los visitantes las aprovecharon para generar dudas en su rival y el partido así quedó decantado con un cuarto por delante.

Habrá quien se sorprenda por la imagen del Granada, pero quizás convendría revisar la manera de juzgar a los equipos recién ascendidos. En la ciudad andaluza, como en su día el Bilbao Basket o el Breogán, se ha decidido apostar por gran parte del bloque del ascenso y la fórmula está dando éxito. Ayer, desde luego, el Bilbao Basket se vio atropellado de un equipo al que el verano no ha apagado el entusiasmo.

JAUME PONSARNAU

“HOY NOS HAN FALTADO JUGADORES”

Sin iniciativa. Jaume Ponsarnau no puso reparos a la derrota de ayer porque “el Granada ha hecho un partido muy completo, con orgullo, energía y acierto”. El técnico del Bilbao Basket admitió que su equipo solo tuvo “la iniciativa y las buenas sensaciones en el inicio del tercer cuarto, pero con la lesión de Radicevic hemos perdido el ritmo del partido. Nos ha faltado la cohesión de días anteriores y se ha jugado a lo que ha querido el Granada”. También apuntó Ponsarnau que la rotación nazarí fue “mejor. Hoy nos han faltado jugadores”. La conclusión es que “esto es la prueba de que hay que aprender, mejorar y saber cómo hay que afrontar los partidos fuera de casa ante equipos que ponen tanto corazón”.