LAS dudas que pudiera haber generado el Surne Bilbao Basket durante una pretemporada llena de mala fortuna se han disipado en apenas tres días. La victoria ante el Joventut podía entrar dentro del factor sorpresa, pero los hombres de negro la confirmaron ayer con otra convincente en su primer partido ante su afición. El Real Betis fue el último equipo que venció la pasada temporada en el Bilbao Arena y privó con ello de jugar el play-off al equipo bilbaino. Ayer domingo las tornas cambiaron y los de Jaume Ponsarnau dieron a sus seguidores la primera alegría, que no por ello es menos importante y fue celebrada y disfrutada como merecía.

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El Surne Bilbao Basket suma la primera victoria en Miribilla José Mari Martínez

Era el día de asistir a la puesta de largo de varios jugadores y en el arranque del partido se notó cierto agarrotamiento y nerviosismo en algunos de ellos. El primero que se soltó a jugar fue Adam Smith, que con acciones de enorme calidad y ocho puntos seguidos lanzó la primera escapada en el marcador y que fue definitiva porque los locales ya no volvieron a estar nunca por detrás en el marcador. Tampoco Ignacio Rosa acusó la presión en sus primeros minutos oficiales con la camiseta del Bilbao Basket y con un par de triples elevó la distancia a catorce puntos que terminaron de despertar a un público que, como siempre, demoró su entrada al pabellón porque el sol invitaba a prolongar las conversaciones previas, esas en las que con la campaña recién empezada se lanzan pronósticos, augurios y deseos.

Con esa expectación pasaron los minutos, pero siempre que su equipo necesitó su ayuda la afición tiró de él. Ocurrió cuando Shanon Evans se hizo presente para reducir la distancia a tres puntos y la gente aún recordaba el impacto que tuvo el base de pasaporte guineano en el duelo de la pasada temporada. Algunas decisiones arbitrales caldearon algo el ambiente, pero esas revisiones de vídeo que a veces parecen innecesarias, prescindibles y desde luego demasiado largas lo enfriaron, aunque los seguidores de la marea negra siempre tuvieron la sensación de que su equipo controlaba el partido, que en la suma de esfuerzos era superior a un rival que iba a tirones de la mano del talento ofensivo de su trío exterior estadounidense, que no de su juego colectivo.

El público hizo su labor y trató de apoyar a sus jugadores pese a algunos errores incomprensibles y coreó igualmente las buenas acciones ofensivas como las defensivas que acabaron por decantar el partido. Smith fue sustituido a medio minuto del final y fue despedido con una ovación, gritos de MVP y la sensación de que el club ha logrado que no se vaya a echar de menos a Andrew Goudelock, quien por cierto siguió el partido al final del banquillo como uno más de la plantilla. También Jeff Withey recibió el reconocimiento de los aficionados, generosos en su reconocimiento a unos jugadores que no escatimaron esfuerzos ni dejaron de rodar por los suelos en busca de balones sin dueño, un detalle a veces intrascendente que puede decantar partidos.

Como suele ser costumbre, un buen número de aficionados esperó tras el partido para que los nuevos jugadores del equipo aprendan que hay que pasar por el trámite de las fotos y los autógrafos. Todo sabe mejor con dos victorias en el zurrón, con un inicio de temporada que probablemente ni el más optimista de los seguidores del Bilbao Basket habría firmado hace apenas una semana y media. El pesimismo de entonces, provocado por la acumulación de desgracias, ha dado paso a la esperanza de pasar otra temporada sin sufrimiento en busca del objetivo.

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CORAZA ANTE LA ADVERSIDAD

Porque en esa pretemporada que ningún entrenador desea, la plantilla creó una capacidad de resistencia a los golpes, una coraza ante la adversidad y un afán de superación que han aparecido en estos dos partidos. En ambos casos, el Bilbao Basket ha sabido manejar los momentos malos sin descomponerse y jugar con mucho criterio y solvencia en los minutos decisivos, donde la labor defensiva de los de Ponsarnau ha subido muchos enteros. El impecable inicio de curso permite, además, afrontar desde mañana martes la Basketball Champions League con mucha más tranquilidad. Antes de que la temporada empiece a ponerse exigente por el doble esfuerzo, el Bilbao Basket ya ha dado un par de pasos importantes hacia el objetivo. Ponsarnau dijo que quieren que el curso sea largo y, de momento, no hay razones para asustarse ni para renunciar a nada.