L Surne Bilbao Basket conquistó ayer la victoria que le faltaba. Después de seis triunfos consecutivos en Miribilla, que le permitieron salir de los puestos de descenso, el conjunto vizcaino pudo al octavo intento romper su mala racha como visitante. Alguna vez tenía que ser porque al cabo de una temporada nadie se queda a cero cuando sale de casa. Los hombres de negro habían dado un buen tono lejos del Bilbao Arena, pero les faltaba poner la guinda a ese trabajo. Y ayer era el día más indicado: ante un rival directo que ahora queda a dos partidos de distancia más el average. El botín es muy valioso, por tanto.

"Es una victoria muy importante y nos da confianza para seguir trabajando. Hay que ser realistas, sabemos de donde venimos. Ahora llevamos cuatro victorias seguidas, pero nuestro próximo partido también será ante un rival complicado", comentó Mumbrú tras una actuación muy coral de sus jugadores. No es común anotar 96 puntos fuera de casa, ni que siete jugadores alcancen al menos los diez puntos. El técnico ha logrado que todos los jugadores tengan su momento para aportar, ayer 41 puntos llegaron desde el banquillo, y nadie se sale del guion. De esa manera, el juego resulta mucho más fluido y ayer en Fontes do Sar acabó cayendo el premio. El Bilbao Basket brilló en ataque, pero su primer despegue en el partido llegó con un quinteto en el que el reaparecido Tomeu Rigo y Álex Reyes ocuparon las alas con claras obligaciones defensivas ante un rival que estuvo mucho más acertado que en Miribilla en el tiro exterior.

En este sentido, el Obradoiro castigó con triples su dominio en el rebote de ataque. Cuatro llegaron tras coger balones en el aro bilbaino, lo que impidió al equipo de Mumbrú consolidar su dominio en el juego. En el tercer cuarto, las pérdidas de balón supusieron un problema, como suele ocurrir siempre que los rivales suben las líneas defensivas, pero el Bilbao Basket logró recuperar el hilo del juego cuando los gallegos más apretaban, no se asustaron ante la remontada de los santiagueses, y a fuerza de aprender de experiencias pasadas, supieron salir triunfadores en un final lleno de errores en el que los dos equipos pudieron resolver antes de la última jugada, en la que los de Moncho Fernández se hicieron un lío.

En este batiburrillo de partidos aplazados y encajados donde se pueda que es la Liga Endesa -ayer se suspendió el Valencia-Barça por casos de covid en el equipo taronja- y pese a la prudencia que mostró su técnico en sus manifestaciones, el Bilbao Basket se puede permitir mirar un poco más arriba. Tras el 0-5 inicial que generó algunas alarmas exageradas, acumula un balance de siete victorias y cuatro derrotas, casi un 64% que en el global de la temporada solo mejoran los tres primeros clasificados. Los hombres de negro están ahora mismo empatados con el Unicaja y el Gran Canaria, dos conjuntos pensados para objetivos más importantes que estar en la parte media de la tabla, y a solo un triunfo de las posiciones de play-off. Pero lo mejor es que los puestos de descenso quedan a tres triunfos de distancia justo antes de medirse al colista Real Betis en otro duelo que puede confirmar esta buena racha.

una baza para mejorar

Justo después del partido, adelantado por el periodista especializado Chema de Lucas, se conoció el fichaje de David Walker. Se suele decir que no hay que tocar lo que funciona, pero el Bilbao Basket tenía ese comodín después de que Jeff Withey lograra un pasaporte comunitario y ha decidido utilizarlo ahora que las cosas marchan bien, sin esperar a qué pueda ocurrir más adelante. Probablemente, se trata de una buena oportunidad de mercado y de una maniobra que manda un mensaje de ambición en un momento en que todos los equipos están moviendo sus plantillas con entradas y salidas para afrontar la segunda mitad de esta temporada que se ha vuelto incierta.

Álex Mumbrú tendrá que aplicar su buena mano en la gestión de grupos para que esta incorporación produzca beneficios a un equipo que ya empieza a mostrar un aspecto saludable en las dos mitades de la cancha. Hasta ahora, los jugadores que han ido llegando con la temporada en marcha han permitido crecer al Bilbao Basket. Incluso, Khyri Thomas, de breve aportación, provocó una buena reacción de Andrew Goudelock, que en su regreso ya no fuerza acciones y sigue siendo desequilibrante, aunque ayer no acertara en sus tiros en el tramo final. Su presencia en el equipo ya no es discutida. Como siempre, será el tiempo el que dé o quite razones. Mumbrú quiere ir "día a día, sin pensar más allá", algo que en estos días convulsos resulta un mentalidad muy práctica. Porque no se sabe lo que puede deparar el futuro.