El Surne Bilbao Basket suma y sigue. El conjunto vizcaino mantiene su inercia claramente positiva y este sábado ha sumado en el Fontes do Sar su primera victoria de la temporada lejos de Miribilla (91-96), su cuarto éxito consecutivo con el que se asienta en la zona media de la tabla clasificatoria y abre un más que interesante colchón de tres triunfos sobre los puestos de descenso. La alegría ha vuelto a llegar desde el sufrimiento en un encuentro en el que los visitantes han mandado casi siempre en el luminoso pero sin llegar a romperlo. Los locales, a base de triples y de cargar el rebote ofensivo, se han agarrado al duelo con uñas y dientes, llegando incluso a ponerse por delante a cuatro minutos del final (84-83), pero los hombres de negro han tenido la entereza necesaria para mantener la verticalidad.

Con Ludde Hakanson y Rafa Luz anotando triples vitales, la contienda ha llegado a ese peligroso terreno de resolución que son los tiros libres. Ángel Delgado y el propio Luz han fallado uno cada uno dentro del minuto final, pero el 89-92 a 19 segundos del final ha sido suficiente para que fuera la escuadra vizcaina la que llevara la voz cantante en esos momentos de la verdad. Mumbrú ha ordenado defender la línea de tres y no hacer falta. Henry Ellenson ha aprovechado para firmar un mate (91-92), Hakanson no ha temblado desde la línea de castigo cuando le han hecho falta (91-94) y el que sí ha dudado para desgracia de los gallegos en la siguiente acción ha sido Braydon Hobbs -con anterioridad, Laurynas Birutis también erró en acciones vitales-. Con trece segundos por jugarse, el estadounidense ha recibido demasiado solo incluso para él mismo a cinco metros del aro y se ha atascado. Ni ha dado un paso atrás para buscar el triple que podía enviar el duelo a la prórroga ni ha buscado una penetración para alargar el argumento de la película. Se ha quedado en tierra de nadie, Damien Inglis se ha apropiado de su balón y Luz, al galope, ha anotado la bandeja que aseguraba la victoria.

Con siete jugadores anotando en dobles figuras, una barbaridad, los de Mumbrú han vuelto a basar su éxito en un notable trabajo coral que ha acabado con la resistencia del revoltoso Kassius Robertson y el fino Ellenson. Hakanson y Luz, 19 y 14 puntos respectivamente, han dado un paso al frente en los momentos calientes pero nada habría sido posible sin el trabajo anterior de un sublime Jeff Withey (15 puntos y 8 rebotes en su mejor partido como hombre de negro), Damien Inglis, una vez más desequilibrante cuando estuvo en cancha, o las rachas de acierto protagonizadas por Andrew Goudelock o Ángel Delgado.

MUCHO RITMO

El encuentro arrancó con un ritmo muy elevado, con ambos equipos galopando a la mínima oportunidad y anotando sin demasiada oposición. Lo que los anfitriones facturaban desde la línea de 6,75 lo contrarrestaban los de Mumbrú con creces a base de punzantes penetraciones y en ese intercambio de golpes con el que amaneció la contienda fueron los visitantes los que consiguieron llevar la voz cantante, aunque sin despegarse demasiado en el luminoso en primera instancia. El rebote ofensivo (cinco capturados en los diez minutos iniciales) ayudó a los de Moncho Fernández a no ceder demasiado terreno, pero el ritmo anotador de los hombres de negro fue tan abrumador que el técnico local tuvo que detener la contienda con un 18-25 con casi dos minutos por disputarse para acabar el primer cuarto.

Consiguió que el intento de demarraje bilbaino no fuera más allá (23-27 al final del acto inaugural). Con Inglis y Beliauskas manteniendo el suministro de puntos para los dos equipos, el choque parecía encaminado hacia un ecosistema de igualdad, pero dos triples seguidos de Masiulis y Bigote y otra canasta de Delgado impulsaron al Surne Bilbao Basket hasta un más que interesante 30-42 a cinco minutos del descanso.

Volvió a llamar a capítulo Moncho Fernández a los suyos y estos respondieron a la perfección. Los visitantes se relajaron en exceso, encajaron ocho puntos seguidos en apenas un minuto con el rebote ofensivo de nuevo haciendo mucho daño y bajo esas circunstancias fue Mumbrú el que se vio obligado a pedir tiempo muerto. El parcial de los anfitriones se estiró hasta el 10-0 (40-42), antes de que lo interrumpiera un magnífico Withey con cinco puntos seguidos, triple incluido. Los hombres de negro alcanzaron el ecuador de la contienda desperdiciando una gran oportunidad de romper el vuelo, pero con un buen colchón en su haber (47-53).

ÍMPETU GALLEGO

En la reanudación, Robertson dio un paso al frente con el objetivo de voltear el luminoso a triplazo limpio, pero en el bando bilbaino se encontró con la horma de su zapato, un Goudelock con ganas de fiesta que sumó ocho puntos en un abrir y cerrar de ojos (57-65). El choque no acababa de decantarse para ninguno de los dos lados. Lo mismo los visitantes amagaban con poner pies en polvorosa que los locales recuperaban el rebufo del rival. Finalmente, acabó imponiéndose esta segunda realidad. Y fue por deméritos de los hombres de negro, que entre pérdidas de balón evitables, mal cierre del rebote y 'dos más unos' concedidos pusieron alfombra roja para que el Monbus Obradoiro equilibrara el marcador a 72 puntos a 1:32 del final del tercer cuarto.

Pese a los momentos de zozobra, cinco puntos seguidos de Hakanson permitieron a los de Mumbrú llegar en ventaja a los diez minutos finales (74-79). Con ambos equipos intercambiando aciertos y errores, el final ajustado era inevitable porque el Surne Bilbao Basket no fue capaz de minimizar errores y llevar el duelo a su terreno. Tres tiros libres de Ellenson devolvieron la ventaja en el marcador a los locales (84-83) a cuatro minutos del final, pero Hakanson y Luz, bravos, respondieron desde la línea de 6,75 (86-90). Ellenson encabezó la resistencia local con un Birutis muy fallón a su lado y, con los visitantes desperdiciando dos triples liberados, la resolución se encaminó al peligroso terreno de los tiros libres con el inquietante 89-90. Delgado y Luz colocaron la renta a una distancia de tres puntos, Mumbrú apostó por defender y salió victorioso, con Hakanson tirando de frialdad y Hobbs atascándose en el peor momento para los suyos.