El año 2022 ha aterrizado este sábado en el Bilbao Arena exactamente igual que 2021 cerró la persiana para los intereses del Surne Bilbao Basket. Con triunfo. El sexto seguido de los ‘hombres de negro’ delante de los suyos, una tendencia positiva que es un tesoro para cualquier equipo de la zona baja. Los de Álex Mumbrú, que finalmente sí ha podido estar en el banquillo tras su confinamiento por el covid, han derrotado al Morabanc Andorra en un choque poco brillante por parte de ambos contendientes pese a complicarse la vida hasta el límite en los compases finales.

Con poco lucimiento pero sí mucho trabajo, el cuadro vizcaino ha cosechado un éxito de gran valor. Las circunstancias fruto del covid-19 eran complicadas para ambas escuadras, pero los anfitriones, con Andrew Goudelock y Valentin Bigote ofreciendo soluciones ofensivas en momentos importantes y con un trabajo defensivo meritorio pese a que las fuerzas y el oxígeno no sobraban, han sabido sacar adelante una situación comprometida, un final apretado que los visitantes han alcanzado gracias a la calidad y el acierto en el tiro exterior de Clevin Hannah y el trabajo debajo del aro local de Víctor Arteaga.

Los locales han llegado a mandar por quince puntos en el tercer cuarto y por seis, con posesión de balón, ya en el minuto final, pero las pérdidas de balón y los rebotes ofensivos concedidos al rival han estado cerca de costarles un disgusto. Tan cerca que Codi Miller-McIntyre ha tenido sobre la bocina un triple para mandar la contienda a la prórroga, pero su tiro se ha quedado corto.

DOMINIO

El Surne Bilbao Basket arrancó dominando el marcador (5-0) pero el partido tardó en tener un patrón de juego reconocible. Ambos equipos comparecieron con algunas dudas, probablemente fruto de la larga inactividad y de las dudas sobre sus fuerzas, pero los ‘hombres de negro’ entendieron pronto lo que el partido necesitaba. Ante la ausencia de Noua y Morgan, los ‘cuatros’ abiertos de la escuadra andorrana, y del fusilero Jelinek, los locales pudieron colapsar su zona en defensa, cerrar los caminos hacia su aro y salir en estampida ante la más mínima oportunidad. Así, después de que los visitantes llegaran a equilibrar el luminoso (6-6), los anfitriones se impulsaron hasta un más que interesante 20-11. Guille Colom evitó el demarraje con cinco puntos seguidos, pero un triple de Ludde Hakanson puso fin al acto inaugural con un esperanzador 23-16.

Otro misil lejano del sueco en la apertura del segundo cuarto dio a los de Mumbrú su primera ventaja de dobles dígitos (26-16). Faltó algo más de acierto y temple para abrir un hueco mayor de manera inmediata. Los de Ibon Navarro trataron de aferrarse al partido de la mano de Miller-McIntyre (28-23), pero la retaguardia bilbaina se hizo notar en los momentos de duda en ataque. Su magnífico trabajo atrás permitió a los Rafa Luz, Stefan Peno y sobre todo Gytis Masiulis lucir en ataque y los visitantes tuvieron que parar el encuentro tras un parcial de 10-0 que colocaba un magnífico 38-23 a 2:22 del descanso.

Navarro recurrió a una zona para salir del atolladero y el juego de los ‘hombres de negro’ se atascó, al tiempo que Víctor Arteaga hizo daño en la otra canasta , pero el 40-29 en el ecuador de la cita seguía siendo claro indicador del dominio local, aunque el 3 de 11 en triples era un epígrafe claramente a mejorar a pesar de que el punto de mira rival desde la larga distancia también se mostraba muy errático (2 de 10).

LA RESISTENCIA DE HANNAH

En la reanudación, ambos contendientes intercalaron aciertos y errores. En esas circunstancias de falta de fluidez, el duelo pasó a desarrollarse a base de chispazos. Dos triples de Valentin Bigote dieron a los anfitriones una renta de quince puntos (47-32) frenada por Clevin Hannah. Otro misil lejano de Andrew Goudelock devolvió al Surne Bilbao Basket la misma renta (52-37), pero el Andorra, con Hannah en estado de gracia con cuatro aciertos seguidos desde la distancia de 6,75, solo necesitó dos minutos para dejar su desventaja en menos de la mitad (54-47) y poner tensión a un choque que parecía controlado por los anfitriones.

Un nuevo triple de Bigote permitió a los de Mumbrú aterrizar en el acto final con un 59-49 favorable a sus intereses, pero el Andorra ya se había crecido y había recuperado su fe en la victoria. Por contra, el Surne Bilbao Basket se llenó de dudas y temores y entre pérdidas de balón muy evitables y problemas en el control del rebote defensivo facilitaron que los de Navarro se acercaran hasta un inquietante 61-59 que dibujaba una nueva realidad mucho más áspera. Goudelock salió al rescate de los suyos con cinco puntos seguidos, una ‘bombita’ y un triple tras robar Hakanson el saque de fondo, que fueron puro oxígeno. Navarro paró el partido con el 66-59 y Miller-McIntyre, con un triple al límite de la posesión, no permitió que la tranquilidad se instalara en la grada del Bilbao Arena.

Goudelock e Inglis dieron un paso al frente en ataque cuando más falta hacía para acabar con la rebeldía del enchufado Arteaga y con un 72-66 y posesión dentro del último minuto el duelo parecía sentenciado. Pero una pérdida del ala-pívot galo la castigó Hannah con otro triple. Y en la siguiente acción, Inglis volvió a dejarse arrebatar otra bola para que Miller-McIntyre anotara a la contra. 72-71 a 18 segundos del final. Taquicardia.

En su siguiente ataque, trabadísima, los locales estuvieron cerca de perder la bola hasta en dos ocasiones, pero esta llegó finalmente a las manos de Luz, que fue enviado a la línea de tiros libres. No le tembló el pulso al brasileño: 73-71 y diez segundos por disputarse. El Bilbao Basket supo gastar las dos personales que le quedaban antes de entrar en bonus, pero en la acción final permitió un tiro de tres puntos, aunque fuera forzadísimo, de Miller-McIntyre. El lanzamiento se quedó muy corto y la sexta victoria seguida en casa se convirtió en realidad.